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Pasado con memoria (XXIX)

Pasado con memoria (XXIX)
Castillo de Montemolín. Foto: Junta de Extremadura
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Se te engreñan los sueños en tu mente porque no sabes cardarlos.

El Plato de la reina
Según escribe Vicente Cano Campanario, en los años de la dominación árabe de Montemolín, el señor del castillo y príncipe sarraceno Mirania Molín mandó traer del oriente a una joven princesa para casarse con ella; contrajeron matrimonio y la consorte, ahora convertida en reina, era muy feliz, exceptuando una cosa, su añoranza; se le hacía muy cuesta arriba su estancia porque recordaba su país, su ciudad, sus gentes, sus paisajes.

Un día descubrió que desde un punto del castillo tenía una vista preciosa que le recordaba aquel horizonte que tanto añoraba. A partir de aquella fecha, cada vez que le podía la melancolía se acercaba a aquel enclave y, gracias a esas vistas que tanto le recordaban su tierra, la señora del castillo, ahora sí, se sentía feliz sin excepciones.

Desde entonces ese lugar pasó a llamarse el Plato de la reina, y aún hoy en día, en Montemolín, por ese nombre se le conoce.

Abrir la Caja de Pandora
En la mitología griega, Pandora fue la primera mujer sobre la Tierra, creada por Hefesto siguiendo las órdenes de Zeus, que estaba molesto porque Prometeo había robado el fuego de los dioses para entregárselo a los humanos. Luego se la presentó a Epimeteo, hermano de Prometeo, y ambos se casaron.

Como regalo de bodas, Pandora recibió de los dioses un misterioso ‘pithos’ (vasija o tinaja ovalada) con la advertencia de que no debía abrirla bajo ningún concepto; con el tiempo pasó a conocerse como caja. Pandora significa “que tiene todos los dones” (‘panta dora’) o “que tiene dones de todos los dioses” (‘pantôn dora), y en la caja los dioses habían escondido todos los males del mundo, entre ellos una gran curiosidad.

Cuando Pandora, llevada por la curiosidad, abrió la caja, todos los males acumulados en ella se extendieron por la Tierra. De ese modo es como surgieron las enfermedades y otras calamidades que desde entonces aquejan al género humano. Cuando, asustada por todo aquello, volvió a cerrar la vasija o caja, solo quedaba en su fondo Elpis, el espíritu de la esperanza, el único bien que los dioses habían metido en ella para que, con voluntad y esfuerzo, los humanos pudieran superar esos males; así, como se suele decir, “la esperanza es lo último que se pierde”.

El mito de Pandora nos recuerda a la Eva bíblica, quien al comer el fruto prohibido, inducida por la serpiente, se convirtió en responsable de todos nuestros males. Aunque de momento nos queda la expresión que encabeza este comentario como advertencia y referencia a todas aquellas situaciones en las que alguien toma alguna decisión que pueda desencadenar o abrir la posibilidad de múltiples conflictos o calamidades.

A carnero castrado no le tientes el rabo
Entre tratantes de ganado era habitual tentar o tocar la cola de los carneros castrados para ver si estaban gordos. Y como por el hecho de estarlo ya se presuponía que su carne era tierna y suave, se tenía como innecesario tal examen. En sentido figurado, el refrán aconseja no indagar aquello que, de suyo, es patente y notorio.

Meter la pata
Es muy común utilizar esta expresión para referirnos a un fallo, una torpeza o equivocación inoportuna cometida por alguien; es pues, sinónimo de equivocarse, errar, fallar, confundirse, marrar, patinar…

Sobre su origen, la explicación más probable y aceptada es la que se relaciona con el mundo de la caza, pues en castellano con ‘pata’ hacemos referencia a las extremidades de los animales. Por eso, cuando un animal cae en la trampa que le ha tendido el cazador, decimos que ha cometido un fallo, que ‘ha metido la pata’.

Aunque hay quienes le dan a la expresión un origen y significado totalmente diferentes, pues hacen referencia al diablo. Arguyen el hecho de que en muchas localidades españolas se mencionaba al demonio con el nombre de ‘Pateta’ en el antiguo dicho “mentar a Pateta”, expresión que, con el transcurrir de los años, habría sufrido una lógica transformación al pasar de boca en boca en el hablar cotidiano, pasando de ‘mentar’ a ‘meter’ y de ‘Pateta’ a la actual ‘pata’, que parecía más acertado que hacer referencia al diablo.

Según escribe Sergio García en ‘Gramática_con_sergio’, en Instagram, esta explicación le parece más interesante, “pues explica la misma en función de una supuesta interpretación de un filósofo griego, que contó que, en el Antiguo Testamento, Yaveh le pidió a Noé que no metiera la pata (hembra del pato) en el Arca por ser esta un animal impuro, pero Noé no le hizo caso, ‘metió la pata’ y se equivocó. Cuando Yahveh descubrió el engaño, le dijo “has metido la pata” y ahí se acuñó la expresión.

El sustantivo ‘pata’ también forma parte de otras expresiones cotidianas, como “metió la pata hasta el fondo”, “metió la pata hasta el cuello”, “metió la pata hasta el corvejón”… Incluso puede sustituirse ‘pata’ por ‘gamba’ con igual significado de equivocación, pues en italiano gamba es pierna.

Aceituna, una
Existen numerosos refranes que alaban la bondad de consumir una sola aceituna. Así, el lexicógrafo Covarrubias (‘Tesoro de la lengua castellana o española’, Art. Aceituna) recoge “Aceituna, oro es una; dos, plata y la tercera mata”; y Correas (‘Vocabulario de refranes’) los siguientes: “La aceituna, una, dos mejor y tres, peor”; “Aceituna, una es plata, dos son oro y tres son lodo”; “Aceituna, una es oro, dos, plata y la tercera mata” y comenta que es lo más cierto. Y finalmente, al hacer referencia a ‘Aceituna, una’ dice “que el refrán es así porque muchas no hacen provecho y son melancólicas”.

Otros refranes relacionados con lo malas que pueden ser las aceitunas para la salud dicen: “Aceitunas, una o dos, y si tomas muchas válgate Dios”; “Aceituna, una, y si no son buenas, ninguna”; “Bromas y aceitunas, pocas o ninguna”; “La aceituna, una; dos, mejor, tres peor”; “No bebas en laguna, ni comas más de una aceituna”. Y aún los hay que son más tajantes: “Aceitunas y pan caliente, matan a la gente”; o “Con aceitunas y pan caliente se muere la gente”.

Sin embargo, hay quienes recomiendan su consumo, aunque puedan resultar indigestas: “Aceitunas, pan y queso saben a beso”; “Aceituna, una, y si es buena, una docena”; “Aceituna, una… carga”, esta con otra versión: “Aceituna, una… carga… de vino”; o esta otra: “De aceituna, una, y de vino una laguna”; “Quien bebe vino en ayunas, mejor beber con aceitunas”; o “Para mucho beber, mucha oliva y poco comer”. O con otro alimento: “Más vale pan y aceitunas que pasarte en ayunas”; “A aceitunas, agrias o amigas, pan con ellas”; aunque otras veces tienen un sentido figurado, como estas que aluden al hecho de hacer frente a los malos momentos: “Aceitunas amargas con vino se pasan”; “Aceituna comida, hueso fuera o a la calle”.

En Extremadura se dice (Emilio Díaz, ‘Refranero popular extremeño’) “Aceitunas mangasunas (zapateras o zapatunas, las oleosas que han perdido su color y buen sabor y que por falta de jugo empiezan a encogerse y a pudrirse) ciento y una” (Calamonte, Badajoz). Por cierto, en algunos lugares así se referían a la mujer hermosa a quien los años o los achaques la hacían desmejorar físicamente; “Aceituna, una; si son buenas media docena, si son malas, ni probarlas” (Villamiel, Cáceres); “Aceituna, una; vino, una arroba”. Y “Las aceitunas y las uvas, una a una” (Oliva de la Frontera, Badajoz).

Ricardo Palma (‘Tradiciones peruanas’, 3ª selección, páginas 95-96) explica el origen del refrán “Aceituna, una” diciendo que en Perú antiguamente en los grandes banquetes y “por mucho regalo y magnificencia”, el dueño del convite obsequiaba a cada comensal con una aceituna y que “para disculpar una mezquindad que en el fondo era positivo lujo, pues la producción era escasa y carísima, solía decir a sus convidados: ‘Caballeros, aceituna, una’. Y así nació la frase”.

Palma añade que siempre se ha dicho del hombre que cae en gracia o que es simpático que tiene la suerte de las aceitunas “porque las aceitunas tienen la virtud de no gustar ni disgustar a medias sino por entero”.

“Llegar a las aceitunas” era otra locución, con la que nuestros abuelos hacían referencia a quienes llegaban siempre a los postres en un convite o para presenciar solo el final de una fiesta.

Y “Cambiar el agua a las aceitunas” se decía aludiendo al acto fisiológico de orinar.

Con el título ‘Las aceitunas’ escribió Lope de Rueda uno de los pasos o entremeses más conocidos y famosos del Siglo de Oro español, inspirado en el tema de las ilusiones infundadas donde Torivio (el padre), Águeda (la madre) y Mencigüela (la hija) discuten sobre el precio que pondrán a las aceitunas que ha de darles un olivar recién plantado y que al menos tardará unos 30 años en dar fruto, discusión que concluye cuando un vecino les hace notar la ridiculez de la disputa ya que los olivos aún no habían dado ni una sola aceituna.

Mandamientos del borracho
Son numerosas las versiones que de dichos mandamientos se encuentran en carteles diseminados por las tabernas de nuestra geografía. Por ejemplo, esta:

Es bueno dejar el trago, lo malo es no acordarse dónde:

  1. Amar el trago por sobre todas las cosas
  2. Jurar no dejar nunca el trago
  3. Santificar las fiestas tomando
  4. Honrar la botella y el vaso
  5. No hacer escándalos
  6. No caerse ni dormirse
  7. No beber a costilla ajenas
  8. No codiciar el trago del próximo
  9. Ahorrar para el trago
  10. No beber con falsos amigos para no caer en la cama

Pero entre tales versiones, sin duda la más literaria e interesante sea esta otra:

Los mandamientos de Dios
todo borracho venera,
y los mandamientos del vino
el que tiene en la bodega.

El primero amar al vino,
que eso siempre es necesario,
para dar un beso al vaso
primero hay que vaciarlo.

El segundo no jurar,
si no es con un trago en la boca,
un racimo en una mano
y en la otra mano la bota.

Al tercero santifico
como Dios manda, las fiestas:
primero es ir a misa
y después a la taberna.

El cuarto honrar las parras
y yo de ello me encargo,
y más honro a la vendimia
y mucho más honro al trago.

El quinto no matar
y me acuso del delito
de matar siempre la sed
usando el blanco o el tinto.

Contra las cosas impuras
hace condena el sexto,
por eso el vino más puro
es el que llevo al galguero.

El séptimo no quitar,
porque es ley de borrachera
el no quitar el tapón
por no haberlo en la botella.

El octavo no mentir,
y esto no es desatino,
porque es la única verdad
que lo mejor es el vino.

El noveno no desear
y yo de eso me muero
de meterme en la bodega
hasta que me aguante el cuerpo.

El décimo no codiciar
las borracheras amenas,
si puedo tener
la propia
sin salir de la taberna.

Los diez mandamientos
se dividen en dos:
Querer mucho a la botella
y también querer a Dios.

Y también el vino tiene sus Mandamientos:

Pasado con memoria (XXIX)Porque somos hombres
Lo pusieron en Internet:

Si pones a una mujer en un pedestal y la proteges de todos los males, eres un cerdo machista; si te quedas en casa y haces el trabajo del hogar, eres una nenaza.

Si trabajas demasiado, no tienes tiempo para ella; y si trabajas poco, eres un vago y un inútil.

Si ella tiene un trabajo aburrido y repetitivo con un sueldo bajo, es explotación; si él tiene un trabajo aburrido y repetitivo con un sueldo bajo, debería mover el culo y buscar algo mejor.

Si un hombre asciende en la empresa antes que una mujer, es favoritismo; si es ella la que asciende, es igualdad de oportunidades.

Si le dices lo guapa que está, es acoso sexual; si no se lo dices, es la típica indiferencia machista.

Si lloras, eres un ‘rajao’; y si no lloras, un imbécil insensible.

Si un hombre pega a una mujer, es violencia doméstica; si una mujer pega a un hombre, es defensa propia.

Si él toma una decisión sin consultarle a ella, es machismo; si ella toma una decisión sin consultarle a él, es que una mujer liberada.

Si él le pide a ella que haga algo que ella no quiere hacer, es dominación; si ella se lo pide a él, es un favor.

Si sabes apreciar sus curvas y el encanto de su ropa interior, eres un pervertido; si no te das cuenta de ello, eres un maricón.

Si te gustan las mujeres que se cuidan y se arreglan, eres sexista; si no te importan esos detalles, eres poco romántico.

Si intentas cuidarte, eres un vanidoso; si no, un Adán.

Si regalas flores a una mujer es que buscas algo; si no se las regalas, se te olvidó su cumpleaños.

Si estás orgulloso de tus éxitos, eres un creído; si no lo estás, eres un conformista.

Si le pides echar un polvo, no piensas más que en el sexo; pero si estás destrozado después de un mal día en el trabajo, es que no te preocupan nada sus necesidades.

Si a ella le duele la cabeza, es porque está cansada; si te duele a ti, es porque ya no la quieres.

Si te apetece hacer el amor demasiado a menudo, estás salido; y si no das la talla, seguro que hay otra.

Como conclusión
Algunos disparates escolares:

– ¿En qué batalla murió Napoleón Bonaparte?
– En su última batalla.

– ¿En dónde fue firmada el acta de la independencia?
– Al final del acta.

– ¿Cuál es la principal causa del divorcio?
– El matrimonio.

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