Parece que ahora en febrero, que acaba de salir Badajoz en La 2 de RTVE en el programa ‘Senderos del mundo’, la noche antes de San Valentín, qué coincidencia, la risa agila con su chifleo empotrándose en las piedras de la Alcazaba. Otra forma de corretear por las veredas de la vida.
El amor ya no se celebra como antes, ahora es más mediático, más de WhatsApp, de Facebook, Instagram… así no vamos a ningún sitio, pero llegamos antes y es más barato que una postal de amor, escribir un poema, hacer un dibujito, comprar unas flores (que es lo que hacemos los últimos románticos, o peliculeros, o cursis). Todo ello es sobradamente representativo. ¡Ay, San Valentín!
Para qué decir te quiero/ si lo digo en cada baile/ y lo digo en cada beso.
Febrero avanza con su voz de lumbre, navegando afectos y emociones.
San Francisco se viste de gala, con casetas como en mayo, y celebra la feria del libro viejo, los bibliófilos se acercan con manifiestas intenciones y con esa luz que fulgoreaban como ascuas en sus miradas.
La Plaza Alta, más bonita que nunca, ahora se ilumina al compás de un fandango de Porrina, “gitano y de Badajoz…”.
Y mi amigo José Miguel Gómez, proclama ¡me rompo la camisa una y mil veces! Y yo, mire usted.
Celebramos las Candelas de Santa Marina, la gente se echó a la calle, tenía ganas de diversión, ya tocaba. Sobresaliente; bien la presentación a la Virgen de los niños nacidos en 2020 y 2021 en la parroquia de San José; notable pregón de las Candelas por Ángel González Benítez; bien el desfile, con nueve comparsas y cuatro artefactos; superior la quema del marimanta, realizado por José Manuel Garofano, y la intervención del candelero, Juan Antonio Rodríguez Peña; tamborada final en un escenario espectacular, presentada por José Luis Lorido. Las Candelas de Santa Marina, pórtico del carnaval de Badajoz, que se sepa en diez leguas a la redonda, por lo menos. Felicitaciones a la junta directiva por su organización impecable.
Los políticos continúan a lo suyo, con las mentiras detrás del mar, solo nos queda el abrazo, y soñar con preguntas. Parece que juegan a piedra, papel y tijera, y cuando les sobra tiempo, que es casi siempre, a las siete diferencias.
Algunos ministerios no presentaron ni una propuesta en los últimos seis meses, por ejemplo el de Igualdad y el de Consumo (Montero y Garzón), pero el sueldo mensual, puntualmente. Y cada cual a lo suyo. Otra ministra dice que a los hombres nos dan miedo las tetas, cuando lo que nos da mucho más miedo es la subida brutal del gas, de la gasolina, de la luz, el IRPF, la cuota de los autónomos…, las ayudas millonarias para internacionalizar el cine. Por cierto, en la gala de los Goya de este año (algunos no la vemos desde hace varios) nada del ‘No a la guerra’, ninguna reivindicación por las cosas que están pasando, cotizaciones, la gestión de la pandemia… Ah, claro, que estaba su presidente. Todos callados.
Si algún día me fusilan al amanecer me gustaría que en el pelotón de fusilamiento estuviera el diputado Casero, por si acaso.
¡Dónde militan los silencios, y las preguntas. Dónde las sombras perdidas!
“Agua y sol, tiempo de requesón” decían antes nuestros pastores, pero ahora no llueve ni para atrás, ni una gota, si acaso para ensuciar los coches; es tan grande la sequía que la cosa se puede poner muy seria. Es curioso que mientras nuestros pantanos están en su mínima expresión Alqueva esté algo más lleno. Eso se debe, según algunas voces autorizadas, hace poco lo apuntaba el escritor Francisco Pilo, a que los pantanos de aquí han abusado soltando agua para fabricar kilovatios de luz, aprovechándose de la brutal subida; mucha picaresca. Esa es la explicación, aparte de la sequía.
Houston tenemos un problema, en Extremadura varios. Monfragüe, el tren digno, y ahora la Isla de Valdecañas. Sobre esto último está abierto el debate. Parece ser, según cuentan algunos amigos, como Vicente Manzano, que conoce la zona, pero se quedó sin pueblo Talaverilla la Vieja, porque lo enterró/inundó el pantano, y otros amigos y conocidos, aquellas orillas e isla estaban llenas de la basura que dejaban algunos pescadores descuidados, incluso televisores y frigoríficos viejos, y mucho eucalipto.
Dio permisos la autoridad competente, y autorizó, y dos pueblos, El Gordo y Berrocalejo, de la España vaciada que se dice, resucitaron, y da trabajo a mucha gente, ¿Qué se hace si hay que derribar? pues que pagamos los de siempre. Y toda esa gente se quedará sin trabajo, sin futuro, otra vez la emigración. En lugar de maletas de cartón ahora son con ruedas, en eso hemos mejorado. Al suelo, que vienen los nuestros.
En este tiempo sin palabras, en las calles de Badajoz, en las que hay que seguir cerrando las puertas para que no se escape el arte, hay como un reloj que no tiene compás hasta que suenan los primeros tambores y el “¡eó, eó, Badajoz!” se desata.
Este aire de febrero que huele a pan, nos trae la noticia de que nuestro carnaval ya es de interés turístico internacional (el 10 salió en el BOE), el mismo día de las mascarillas, de la libertad de no llevarlas en la calle. Sean prudentes, y nos irá bien.
Es como un reclamo a la voz de la nostalgia.
Nueva exposición, en la Galería Arte Joven, que dirige Miguel Ángel Gartzía, ‘Del óxido, la flor’, de Miguel Ángel Ruiz Sanz. La comisaria de la exposición es la crítica de arte y licenciada en Historia del Arte Ana Marín. Estará abierta hasta el 2 de marzo.
Bautizamos a Álvaro, un mediodía claro, cuando la luz nos regalaba algodones de azúcar y alfileres de plata. Hasta hemos llorado de emoción, observando su risa.
Seguiremos correteando por las veredas de la vida, y con nuestros afanes investigativos en los remurmuros locales.
– ¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!
