Estimulados por las posibilidades que nos brindan las videoconferencias, nos dimos cita un pequeño grupo de paisanos extremeños de ambas provincias, con el propósito de suplir lo que, de no estar afectados por la pandemia, hubiera sido tradicional; una tertulia de café para hablar, cómo no, de la tierra, de sus bienes y de sus males.
Todos coincidimos en ir llorados al encuentro para, de ese modo, tratar de vislumbrar alguna salida del túnel como si de un cuadro de Bossano se tratara, obscuridad en primer plano y una tenue y esperanzadora luz al final. Ni qué decir tiene que nuestras tinieblas las componen esas ratios macroeconómicas de PIB, la tasa de paro, la emigración de nuestros jóvenes, el envejecimiento, la población en riesgo de pobreza, etc. Constatamos que, lejos de ir convergiendo con otras comunidades autónomas, cada vez quedamos más rezagados. Y surge la gran cuestión, ¿Tiene solución política Extremadura?
Así planteada, pudiera parecer que nuestra situación se debe a la política desplegada por nuestros grupos políticos, y ¿en qué medida? Lo cierto es que si hay algo peculiar en estos 40 años de democracia es la gran estabilidad en torno a solo dos partidos, pero con ninguno de ellos en el poder se ha apreciado mejoría alguna. ¿Qué ha fallado? Entre las causas podríamos señalar la definición de las prioridades, la capacidad de gestión y la insuficiencia de recursos.
Sin embargo, según datos proporcionados por una ex responsable de fondos europeos en la reunión anual del Club Senior de Extremadura celebrada en Jerez de los Caballeros en abril de 2017, de 1986 a 2020 los distintos fondos aportaron a Extremadura la nada despreciable cifra de 28.000 millones de euros.
Contribuyeron a elevar el stock de capital; poco, en cambio, sirvieron para potenciar el sector productivo. Lo que nos lleva a focalizar en las dos primeras hipótesis: prioridades desacertadas, escasas capacidades de gestión de nuestros responsables, o ambas.
Observamos que la nefasta dependencia que se ha creado entre políticos, subvenciones y sociedad, contribuye a mantener un estado de aspiraciones tremendamente pasivas, faltas de iniciativa. De esta forma, la aspiración de los jóvenes es entrar en el sector público, que resulta ser siete u ocho puntos por encima de la media nacional. También el conjunto de la sociedad debe aspirar a un espíritu más emprendedor y menos subvencionado.
La llegada de los Fondos de Recuperación, Transformación y Resiliencia debería ser la luz final de los cuadros de Bossano, ya que Extremadura dispondrá de una nueva oportunidad de cambiar su modelo socio-económico. Este es el objetivo de estos fondos: transición ecológica, transformación digital, cohesión social y territorial, orientada al cuidado de los mayores y la infancia, e inclusiva con mujeres y jóvenes.
A todos estos objetivos el Club Senior ha presentado en el mes de diciembre una batería de líneas de actuación, incluidos proyectos transfronterizos, con el propósito de contribuir al cambio necesario.
Para salir de ese primer plano obscuro constatamos que, si bien no tenemos la brisa del mediterráneo de Sorolla, no nos falta la brisa fluvial de nuestros embalses para que los sucesores de nuestros Barjola, Naranjo y muchos otros descubran el cromatismo de nuestras estaciones y hagan relucir sus colores.
Los amigos quedamos en repetir tertulia, eso sí, echando de menos los abrazos de despedida y la dosis de aerosoles que tan vitales eran como símbolos de afectividad antes de la pandemia.
Manuel Martín Ruiz
Coordinador de fondos europeos del Club Senior de Extremadura
