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Triple discriminación. Matías Sánchez

Triple discriminación. Matías Sánchez
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Las mujeres con baja visión que disponen del certificado de grado de discapacidad se ven sometidas a una triple discriminación: por ser mujer, por tener una discapacidad y porque esa discapacidad en la visión.

De todos es sabido, y demostrado a través de datos procedentes de estudios, que las mujeres se encuentran en una situación de enormes desventajas. Soportan con más crudeza que los hombres la persistencia de prejuicios, estereotipos e ideas recibidas, generalizada en ámbitos como el económico, el profesional y educativo.

Actualmente la sociedad y los políticos están cada vez más concienciados con la discriminación contra las mujeres, por lo que se han creado organismos de igualdad para llevar a cabo programas dirigidos a informar, asesorar y proteger a las mujeres.

Por otra parte, el hecho de que las mujeres tenga una discapacidad hace que se enfrentan a una mayor discriminación. Y se evidencia con mayor desempleo, salarios más bajos, menor educación, escaso acceso a la salud, mayor riesgo de padecer todo tipo de violencia, etc. A lo dicho hay que sumar que también existen diferencias entre los hombres y las mujeres con discapacidad. Y esto ya es palpable en el colectivo de personas con discapacidad.

Hoy en día, instituciones a favor de los derechos de las personas con discapacidad se encuentran trabajando para que esta situación de discriminación hacia las mujeres con discapacidad se solucione mediante el desarrollo de nuevas políticas que supongan la plena integración. Y no sólo la equiparación con el resto de los ciudadanos también en cuanto a género.

Y por último la desigualdad social entre los sectores de personas con discapacidad que aún existe de forma continua está discriminando aún más a las mujeres con baja visión. Tanto de forma socioeconómica, porque los productos de apoyo para la baja visión son los únicos que no se subvencionan y que se agrava más con un impuesto más alto. Como de forma sociocultural y política al no poder acceder a la cultura, al sufragio universal, a la educación o al trabajo, porque están adaptados a las necesidades de personas con discapacidad dejando fuera las necesidades de la baja visión,

La existencia continuada de la triple discriminación injusta, y sobre todo injustificada, está privando a las mujeres con baja visión de la oportunidad de competir en condiciones de igualdad, así como de aprovechar las oportunidades de las que goza cualquier ciudadano.

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