Los profesores de la Universidad de Extremadura Olga Tostado e Ismael Pérez han elaborado un estudio que analiza el reparto de tareas domésticas y de cuidado en Extremadura durante el periodo de confinamiento que se produjo durante la pandemia de Covid19, que ha sido publicado por la revista brasileña Revista Estudos Feministas.
El estudio compara la distribución de las tareas no remuneradas antes y durante la pandemia de 404 parejas extremeñas heterosexuales con hijos a cargo, teniendo en cuenta las jornadas laborales y su modificación con la llegada del confinamiento.
Una de sus principales conclusiones es que la mayoría de las mujeres de las familias extremeñas vieron aumentada su carga de tareas domésticas y de cuidados durante el confinamiento, aunque los hombres redujeron sus jornadas laborales en mayor medida. Hubo una excepción en el caso de la única actividad que permitía salir de casa, hacer la compra, de la que pasaron a encargarse los hombres mayoritariamente.
Por ejemplo, las mujeres pasaron a acompañar en el juego de un 35% a un 38%; frente al porcentaje masculino del 16% antes y del 17% durante el confinamiento. Respecto del apoyo a las tareas escolares, lo hacían total o mayoritariamente un 65% de las mujeres y un 8% de los hombres antes del comienzo del confinamiento, porcentajes que pasaron al 67% y al 11% respectivamente.
Del lavado y preparación de la ropa se encargaban total o mayoritariamente antes del confinamiento un 69% de mujeres y un 5% de hombres; durante el mismo los porcentajes pasaron a ser el 72% de mujeres y el 7% de hombres.
La excepción fue que los hombres pasaron a ocuparse total o mayoritariamente de ir al supermercado, que era la única tarea que permitía salir de casa; en concreto, pasaron a realizarla en su mayoría o totalmente en el 48% de los casos, frente al 31% de las mujeres. Esto es significativo porque, antes del confinamiento, tan solo lo hacían en su mayoría o totalmente un 18% de los hombres, 30 puntos por debajo.
Estas cifras demuestran la desigualdad existente en la conciliación pues, aun teniendo en cuenta que tanto antes del Covid19 como durante el mismo las mujeres tenían más contratos a tiempo parcial, la brecha de dedicación es significativamente mayor a la diferencia de horas de jornada laboral entre hombres y mujeres.
En opinión de los investigadores, todavía hay una asignatura pendiente en la conciliación entre la vida laboral y los cuidados ya que, aunque las mujeres se han ido incorporando progresivamente al mundo laboral en las últimas décadas, los hombres no se han hecho cargo de las tareas domésticas en la medida en la que les corresponde: a este fenómeno se le llama ‘retraso adaptativo’.
Los investigadores señalan que en el corto y medio plazo la crisis económica, sanitaria y social derivada de la pandemia ha tenido más efectos negativos sobre las mujeres, también en Extremadura. “No podemos hablar de una mejoría generacional, pues si se analizan los datos en franjas de edad, también se observan grandes diferencias en las parejas de jóvenes”, añaden.
“El trabajo hacia la igualdad de género ha de tener en cuenta la desigualdad explícita y real, demostrada con datos y cifras, que se ha visto acentuada durante la pandemia en el escenario del mercado laboral y de los cuidados”, inciden. “En Extremadura también es necesario el reconocimiento y la puesta en valor de los cuidados y el sostenimiento de la vida en las decisiones políticas que se adapten para superar la crisis económica y social que todavía no ha terminado”, concluyen.
Olga Tostado e Ismael Pérez estiman necesario recordar la urgencia de medidas integrales encaminadas a la conciliación real; medidas que, además, deben ir acompañadas de un mayor compromiso por parte de los hombres con las tareas no remuneradas del entorno familiar.
