Muchas personas se preguntan cómo pueden educar su mente para que, en ciertos momentos de estrés, tensión, incertidumbre, situaciones desagradables o antes emociones negativas como la tristeza o el miedo, la mente no se la juegue teniendo pensamientos negativos, los cuales les provocan una visión muy negativa de la vida, percibiéndola con un toque de pesimismo que les hace tener un mal afrontamiento de los problemas y una ineficaz toma de soluciones.
La mente no se puede cambiar de un día para otro, pero con el tiempo se puede aprender a sustituir ciertos pensamientos, conductas y emociones negativas por otras más positivas y ajustadas a nuestra realidad.
Para empezar ese cambio más adaptado a la realidad lo primero que debe hacer la persona es tener un estado emocional o de ánimo tranquilo, para tomar cualquier decisión o para afrontar los problemas de manera eficaz. Esto le permitirá no tener síntomas fisiológicos negativos que entorpezcan su pensamiento, causándoles como consecuencia que cometa cierta conductas desajustadas.
Desde esta tranquilidad se debe evaluar cualquier problema o preocupación que nos preocupe con diferentes alternativas.
Si se está entre dos decisiones la persona deberá arriesgar, pero con un pensamiento crítico, desde la lógica, con argumentos de peso que le hagan tomar la decisión apropiada. Si entre las decisiones ninguna es buena se debe tomar la menos mala o dañina para la persona y su entorno.
Respecto a los pensamientos nocivos que en ocasiones nos invaden, cargados de negatividad y que no nos dejan continuar con nuestra rutina diaria, sería un error parar ese pensamiento tóxico o decir “¡Qué tontería!”. Párate y, desde la tranquilidad, valora el significado de ese pensamiento y aprecia las opciones de respuesta, hasta que ese pensamiento no perturbe más.
A veces nos inunda el nerviosismo por no tener las tareas realizadas, por lo que es esencial marcarse una planificación y acabar lo pendiente. Las tareas inacabadas crean intranquilidad y no dejan avanzar. Quítate esa carga y lánzate a por otros objetivos nuevos.
Planificar si tienes muchas cosas que hacer, llevar un orden y una disciplina en tu trabajo o vida personal ayuda a sentirte mejor, incrementando la motivación y autoestima.
Nunca tardes más de dos minutos en retomar una tarea pendiente, porque después de ese tiempo no lo harás. Ese es el tiempo con el que cuenta nuestro cerebro para estar motivado.
Tienes todo a tu favor para poder modificar tu forma de vivir y pensar. Sé consciente y actúa en consecuencia con estas pautas. Ánimo, y a por todas.
