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Concluyen las residencias artísticas de ‘Siberia Cultura’

Concluyen las residencias artísticas de ‘Siberia Cultura’
‘La Verbenera. Verbena Popular Contemporánea’, de Lola Mansilla. Foto: Cedida
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En noviembre tenía lugar en Herrera del Duque el encuentro ‘Siberia Cultura’, un evento de convivencia en el que se reunían los participantes de los diferentes laboratorios de mapeo y prototipado de la cultura siberiana que se desarrollaron, semanas atrás, en las 18 localidades de las mancomunidades Siberia y Cíjara.

A la vez, ese guante era recogido allí por los artistas que conforman la segunda fase del proyecto, las residencias artísticas, que ocurrirían los días siguientes, en dos espacios patrimoniales característicos de la zona: el Cerro Masatrigo, en Esparragosa de Lares, de la mano de Beatriz Castela; y los antiguos Baños de Valdefernando, en Valdecaballeros, con Jorge Gil.

Por último, de aquellos laboratorios originales emergió una nueva artista a sumar a la nómina de creadores de ‘Siberia Cultura’, Lola Mansilla, quien, de forma orgánica, redondeó conceptual y geográficamente los objetivos del proyecto: “repensar, reinventar y rediseñar desde la creación contemporánea”. Un cierre en los cánones del arte público donde los resultados reflejan los procesos participativos y específicos que les dieron forma gracias al saber hacer de estos tres artistas.

‘WYSIWYNG (Lo que ves es lo que no hay)’
Beatriz Castela (Cáceres, 1985)
Cerro Masatrigo, Esparragosa de Lares
Los estudios en torno al carácter múltiple de la percepción patentes en la obra de Beatriz Castela, junto a sus últimas experiencias con relación a procesos de monumentalización en el espacio público, hacen del trabajo de la artista el apropiado para desarrollar una intervención artística sobre un lugar como el Cerro Masatrigo. Un entorno recientemente reconocido como Monumento Natural por parte de la Junta de Extremadura, fruto de la acción ciudadana que, a partir de la recolección de firmas y la intermediación del biólogo Antonio Gentil, consigue la protección de este espacio natural singular de nuevas acciones de impacto ambiental.

‘WYSIWYNG (Lo que ves es lo que no hay)’, de Beatriz Castela. Foto: Cedida
‘WYSIWYNG (Lo que ves es lo que no hay)’, de Beatriz Castela. Foto: Cedida

Tras las investigaciones acerca de este fenómeno, así como diferentes reuniones con agentes clave del territorio, la pieza comienza a tomar forma con voluntad de sumarse a los diferentes elementos que definen aquel espacio, e invitar a su revisión perceptiva, forzando procesos sutiles de modificación y ocultación que engañan a la vista. De esta manera, un monolito reflectante mayor a la escala humana se interpone entre la carretera y la visión del accidente geográfico, proponiendo reformular el espacio a cada paso. Una experiencia en la que el observador puede, desde fundir los límites entre cerro y naturaleza circundante, hasta enfrentarlo a la Sierra de Lares o, puntualmente, eliminar la carretera como principal acción del ser humano sobre el terreno natural.

Bajo estos preceptos, el título juega con todos estos elementos, de manera que aquellos editores de código informático denominados ‘WYSIWYG’ (What you see it what you get) dan pie a la artista a introducir diferentes referencias acerca de lo mutable de la percepción del ojo humano, añadiendo al acrónimo una negación, para acabar nombrando la pieza ‘WYSIWYNG’ (What you see it what you not get), en un nuevo giro de tuerca, cuya fonética inglesa nos acerca al gerundio del verbo desear.

Una situación que permite, además, insertar un argumento subyacente en el discurso propio de Castela, acerca de la realidad como constructo plural provocado por la saturación de imágenes a las que nos encontramos sometidos; basta con teclear ‘Masatrigo’ en cualquier buscador para encontrar los múltiples cerros que pueden ‘existir’ a la vez.

En definitiva un relato poliédrico que incita al debate entre turismo y conservación, cuestiones condenadas a entenderse a través de un concepto administrativo como es el de Monumento Natural y que afecta al desarrollo de su sociedad cercana; un valor en sí mismo que ya estaba allí antes que todos nosotros y que, irónicamente, desde la generación de una obra de tinte monumental, la artista emplea para apelar a connotaciones opuestas, como pueden ser la ocultación y la mímesis que finalmente refleja la pieza.

‘El quinto cántaro’
Jorge Gil (Jaca, 1981)
Baños de Valdefernando, Valdecaballeros
La trayectoria de Jorge Gil transcurre desde sus primeras tesis sobre la identidad del individuo, la vulnerabilidad y la pérdida, como elementos que confluyen en el cuestionamiento de la condición humana, hasta su interés por las filias mitológicas fruto del proceso mental denominado como pensamiento mágico, presente en sus últimas exposiciones.

‘El quinto cántaro’, de Jorge Gil. Foto: Cedida
‘El quinto cántaro’, de Jorge Gil. Foto: Cedida

Elementos todos que redundan sobre la realidad del espacio a intervenir, los abandonados Baños de Valdefernando en Valdecaballeros. Unos baños públicos conformados en torno a un manantial de aguas termales, que atraviesan la historia de la zona durante casi dos siglos. El agua, como elemento transversal, se convierte en germen de una narración simbólica construida por el artista, gracias al trabajo conjunto con agentes de Valdecaballeros, así como la información facilitada por su cronista, Juan Rodríguez.

Desde aquella emanación descubierta en el siglo XIX que accidentalmente peló una piel de cabra (recreada ahora por el artista junto al manantial), hasta la edificación de una central nuclear que nunca llegó a funcionar a finales del siglo pasado, cuyo embalse abastece a la población desde entonces y que vuelve ahora con la reciente ordenación y posterior derogación de la orden de derribo de la presa, gracias a la voluntad ciudadana. Una historia rica en intrahistoria que requería de una vivencia personal profunda, hasta el punto de que el artista decidió trasladar literalmente su taller al propio balneario, donde, a la vez que desarrollaba la colección de obras, se entrevistaba con los distintos agentes de la localidad que aportaban su visión de aquel lugar.

De esta manera, el recorrido resultado de esta experiencia comienza con la reproducción de cuatro cántaros cerrados con pez, los cuales abrieron el original expediente de análisis de las aguas enviado a Toledo a principios del siglo XX y nunca resuelto. Un quinto cántaro de cristal traslúcido, añadido por el artista, alude a ese pensamiento mágico que llevaba a recetar siempre un número impar de baños para paliar las dolencias de los pacientes que por allí pasaban, abriendo una especie de portal a otras dimensiones imaginadas, en las que ese cántaro impar consigue cerrar el expediente y cambiar el futuro del lugar.

Del mismo modo, en este proceso de narrar la memoria simbólica del balneario, en manos privadas hasta hace unos pocos años por una cesión pública recientemente revocada por su actual estado de abandono, Jorge Gil recupera las figurillas que coronaban el edificio original, refugio de los primigenios baños. Una acción que, a la vez que simboliza su reconversión pública, se convierte en memorial de las fatídicas muertes infantiles, provocadas por la manipulación inconsciente de bombas abandonadas durante la cruenta batalla que tuvo lugar allí en la Guerra Civil Española. Cierra la intervención una serie de elementos abstractos, modelados de la arquitectura primigenia, dorados y enterrados por los jardines del balneario, en una suerte de arqueología distópica que recoge los anhelos de una población que ve cómo aquel enclave recorre la historia social, cultural y económica de su paisanaje. Buena cuenta de ello da el evento que despidió la residencia de Jorge Gil, con la recreación de los sábados en el balneario, los cuales ocurrían durante su etapa de bien público activo, donde la gente que acudía por sus tratamientos se reunía en su patio con música y baile.

‘La Verbenera. Verbena Popular Contemporánea’
Lola Mansilla (Esparragosa de Lares, 1982)
Antigua Verbena de Esparragosa de Lares (acción colectiva)
Durante los laboratorios de participación previos que marcaban el origen de ‘Siberia Cultura’, Lola Mansilla, artista nacida en Esparragosa de Lares y residente en Galizuela, alzó la voz sobre los creadores alojados en el territorio, haciendo válido uno de los principales discursos de las residencias acerca de la horizontalidad y doble dirección que deben regir las relaciones entre arte contemporáneo y territorio de acogida del proyecto.

‘La Verbenera. Verbena Popular Contemporánea’, de Lola Mansilla. Foto: Cedida
‘La Verbenera. Verbena Popular Contemporánea’, de Lola Mansilla. Foto: Cedida

De esta manera, y de forma orgánica, el trabajo de la artista pasa a formar parte de la programación propia, surgiendo diferentes formas de mostrarlo. En primer término, durante el encuentro que tuvo lugar en Herrera de Duque, la artista transformó una de las salas multiusos del Palacio de la Cultura en una ortodoxa videoteca que reunía una selección de sus principales piezas de video arte, bajo el título ‘Cuerpo a tierra. Alquimias visuales’.

Pero la participación e implicación de la artista no se quedó ahí, sino que, aprovechando el cierre de las residencias en Esparragosa de Lares, Mansilla quiso rescatar un pedazo de la memoria de su localidad de nacimiento, la antigua verbena, con un doble objetivo: por un lado, señalar el abandono de un espacio que en su día formó parte de la identidad del pueblo; y, por otro, actualizar un evento como este, fusionando tradición y modernidad en este tipo de fiestas. Así, se generó una ‘Verbena colaborativa popular y contemporánea’ en la que la banda municipal y el dj local, Dj Manu, descubrieron diferentes formas de interpretar pasodobles, con la voz de Susana Cabanillas y el baile de la población intergeneracional que acudió al evento.

‘Siberia Cultura’ es un proyecto de la Asociación de Gestoras y Gestores Culturales de Extremadura (Agcex) financiado por la Unión Europea a través de sus fondos NextGenerationEU, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, el Ministerio de Cultura y Deporte, la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes, la Mancomunidad de Municipios Siberia, la Mancomunidad Cíjara y el Ayuntamiento de Navalvillar de Pela, con la colaboración de los ayuntamientos de las 18 localidades participantes.

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