Vuelvo a la Torre Lucía acompañado de Casimiro A., que no es la primera vez que sube y espero y deseo que no sea la última. Cuando comenté las ‘Marchas andando por Extremadura con escolares’ prometí dedicar otro artículo a las ‘Marchas andando de Placeat’, no solamente por Extremadura como las anteriores.
Por eso hoy está a mi lado Casimiro A. que durante 31 años (de 1991 a 2022) ha sido el gerente de Placeat Plena inclusión, asociación en pro de la personas con discapacidad intelectual de Plasencia, y responsable directo de la organización y ejecución de esas ‘Marchas andando’ que son signo de identidad inequívoco de nuestra asociación.
Se pueden imaginar la larga conversación que hemos mantenido, rememorando anécdotas y situaciones de todo tipo que hemos pasado en el transcurso de tantas caminatas. Aquellas ‘Marchas escolares por Extremadura’, al ser yo elegido presidente de Placeat en 1991 dieron origen a que esa actividad fuera realizada por nuestros usuarios, personas con discapacidad intelectual, para demostrar sus ‘capacidades’ y avanzar en el concepto de la plena inclusión. El objetivo era físico, caminar y superar cansancios; y también social, dar a conocer por todas las localidades que pasáramos los derechos de las personas con discapacidad y visualizar su existencia.
La primera Marcha fue de San Gil a Serradilla, a la que siguieron en años sucesivos al Palancar, a Yuste, a Cáparra, a Guadalupe, a Monfragüe, a Santiago de Compostela (en tres veranos: en 2002 hasta Zamora; en 2003 hasta Verín; y en 2004, Año Santo Compostelano, hasta Santiago), a Fátima (en dos veranos: en 2005 hasta Castelo Branco; y en 2006 hasta Fátima), a Olivenza, recorrido por todo el Valle del Jerte, por la Vera en ida y vuelta, por la Sierra de Gata, por el Valle del Ambroz, por las Tierras de Granadilla, de Alcántara, del Tajo-Salor, de Trujillo, por los pueblos que coronan a Plasencia, por Las Hurdes… Y hemos acompañado en marchas organizadas como las de Carcaboso a Cáparra, las del Bordón, la Ruta de los Ingleses de Romangordo, la Ruta del Maqui de El Torno… en total más de cinco mil kilómetros durante 33 años; porque en el actual 2024, en la primera semana de octubre, el recorrido ha sido radial, y partiendo del albergue de la Presa de Valdeobispo se han recorrido las Vegas del Alagón, visitando Valdeobispo, Santibáñez el Bajo, Ahigal, Montehermoso, Aceituna y Carcaboso. Y en los salones de plenos de todos estos Ayuntamientos han quedado en el atril los textos que recogen la Convención de las Naciones Unidas con los derechos de las personas con discapacidad.
Casimiro sigue editando esos dosieres de las marchas, que son verdaderas obras turísticas, con exhaustivos datos del recorrido, mapas, itinerarios… incluyendo todo lo relativo a la intendencia, como botellines de agua y zumos, paquetes de dulces para los descansos y un largo etcétera de detalles para que la marcha se haga con todo tipo de seguridades. El conjunto de dosieres forma ya un corpus digno de tener en cuenta, donde queda reflejado con todo detalle y para la historia todas estas actividades. Nos acompaña siempre una ambulancia de la Cruz Roja Placentina y, en muchas ocasiones, cuando el itinerario es por carretera, la Guardia Civil de Tráfico.
Advierto que Casimiro, aunque ya jubilado, continúa organizando la Marcha; y yo, a pesar de haber dejado el cargo de presidente de la Asociación, acompaño como conductor del furgón de cola, dado que ya soy octogenario y me cuesta caminar la media de 15 a 20 kilómetros al día.
Quede aquí constancia de una actividad plenamente inclusiva que ha llevado a convivir y demostrar sus capacidades a personas con discapacidad intelectual, interactuando con los vecinos de las muchas localidades por las que hemos pasado, dejando el recuerdo de Placeat, añosa asociación que desde hace más de medio siglo trabaja por la inclusión y el bienestar de las personas con discapacidad intelectual y de sus familias.
