Tras la apertura de los museos después de que se hayan suavizado las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia, el Museo de Bellas Artes de Badajoz vuelve a su actividad para que el público pueda admirar sus fondos, y especialmente ‘La Piedad’ de Luis de Morales, la pieza protagonista cuando se tuvieron que interrumpir las visitas.
Las medidas sanitarias actuales imponen un máximo del 40% del aforo del Museo y que los grupos no sobrepasen las seis personas, además de las habituales de toma de temperatura, gel hidroalcohólico y uso obligatorio de mascarilla.
En 2019, la Diputación de Badajoz adquirió ‘La Piedad’ de Luis de Morales, que formaba parte de la colección particular Cruz-Villalón. Sin embargo, se hizo necesario abordar un estudio técnico y una restauración que pusiese en valor sus calidades. Así, en noviembre de 2019 se llevó a cabo en Madrid el estudio técnico y analítico de la obra por la empresa I&R, un estudio que sirivó de base para abordar su restauración, entre marzo y junio de 2020, a cargo de la restauradora del Museo del Prado, María Antonia López de Asiaín.
La intervención ha sacado a la luz el color original de la pieza oculto bajo varias capas de barniz y ha eliminado repintes innecesarios. Ha recuperado el ‘sfumato’ de los contornos, las veladuras características del trabajo de Morales, la representación escultórica de los paños, incisiones como las del nimbo de la Virgen y las delicadas pinceladas de la barba de Cristo y de las pestañas de ambas figuras.
El Museo recuerda al mecenas Hans Rudolf Gerstenmaier, fallecido recientemente
Hans Rudolf Gerstenmaier, uno de los grandes benefactores recientes del Museo del Prado, falleció el pasado 30 de enero a los 87 años. Coleccionista de origen alemán afincado en España, triunfó en nuestro país como empresario y destacó como coleccionista de obras de finales del siglo XIX y principios del XX.
En 2019 cedió al Museo del Prado 11 obras de pintores como Hermen Anglada-Camarasa, Eduardo Chicharro, Ignacio Zuloaga, Joaquín Mir, Eduardo Chicharro, Agustín de Riancho, o Juan de Echevarría, cuadros que suplían carencias de la colección de pintura moderna española del museo.
Además, gracias a Gerstenmaier, el Museo de Bellas Artes de Badajoz acogió importantes exposiciones de pintura flamenca y pintura española de su colección. En 2017 recaló en Badajoz una muestra de pintura flamenca, ‘De Rubens a Van Dyck’, con 67 obras de 26 artistas. Esta exposición trazó un recorrido desde el siglo XV hasta principios del XVIII. Resumió el arte flamenco, reflejo de los acontecimientos históricos acaecidos en los Países Bajos, con luchas civiles y religiosas que concluyeron con el advenimiento de la República holandesa en 1581 y el declive del Imperio español. A través de las obras expuestas se pudieron apreciar las principales características de esta pintura, así como el empleo de colores brillantes, la luz, las escenas que siempre remiten el paisaje estereotipado o el equilibrio de los personajes.
Anteriormente, en 2016 se pudo ver la muestra ‘Senderos a la Modernidad. Pintura española de los siglos XIX y XX’, una selección de 78 obras de una treintena de pintores de la talla de Zuloaga, Sorolla, Anglada Camarasa, Francisco Padilla, Álvarez de Sotomayor o Carlos de Haes.
Nacido en Hamburgo en 1934, Hans Rudolf Gerstenmaier llegó en autoestop a Barcelona en 1962, “con 1.000 pesetas en el bolsillo y ganas de comerme el mundo”, según declaró. Tan solo una década después había fundado una exitosa empresa de recambios automovilísticos e inició su vasta colección de pintura. Medio siglo más tarde donó al Museo del Prado algunas de sus obras más relevantes, como el tardío y sobrio retrato pintado por Sorolla de Ella J. Seligmann, la esposa del marchante británico del genio valenciano.
