Las primeras noticias por las que tenemos constancia de la existencia de un núcleo de población en la zona son de época romana.1 Durante los siglos VI y VII se construyen pequeñas iglesias visigodas en las poblaciones cercanas de Garciaz y Herguijuela. Durante el Medievo era una zona de caza, tal y como queda constancia en el ‘Libro de la Montería’, de comienzos del siglo XIV, donde el monarca Alfonso XI dice “que los montes de Garciaz y los de la Herguijuela son muy buenos cazaderos de oso y jabalí, incluso en verano”.2
También tenemos noticias en el siglo XIV de un pueblo llamado ‘La Zarza’, que luego será ‘Conquista’, sometido al dominio y jurisdicción de Trujillo; el primer documento que lo atestigua data del 17 de abril de 1353, una sentencia dada por Gonzalo Fernández de Añasco, juez encargado por el concejo de Trujillo, sobre la heredad de las Cañadas de la Zarza, en el monte de Alcollarín.3
Tras la conquista cristiana de esta villa en 1232, La Zarza, Zorita y Alcollarín serán entregadas a uno de los linajes que participaron en la toma de Trujillo, los Pizarro, de origen leonés, cerca de las montañas asturianas; por eso su escudo lleva un oso, animal que era muy abundante por esa zona. La forma de reparto se hizo dejando una parte para la población (los ejidos y las dehesas boyales) y otra para los caballeros (las Caballerías, donde pastaban los ganados de los nobles beneficiados en el reparto); el resto era propiedad real.
En La Zarza tuvo su hacienda Gonzalo Pizarro, padre del Conquistador de Perú. En 1594 formaba parte de la Tierra de Trujillo, en la provincia de Trujillo. En 1626 Juan Fernando Pizarro, que por herencia tiene en La Zarza casa, molino, huerta, viñas, olivares y tierras de cereal, compra al rey los derechos sobre los vecinos y sobre los territorios del pueblo que eran de propiedad real; así mismo, compra el título del marquesado de La Conquista, que había sido concedido al conquistador del Perú, Francisco, de manera personal, no hereditaria.4 Dueño ya del pueblo, el nuevo marqués le cambia el nombre de ‘La Zarza’ y pasa a llamarse ‘Conquista’.
La iglesia parroquial de San Lorenzo Mártir es obra original del siglo XVI. En el lado de la Epístola, sobre un fuste cilíndrico, se conserva uno de los mejores ejemplos conservados de púlpito del siglo XVI en la Tierra de Trujillo; presenta abundante ornamentación, dominando los temas vegetales, rosetas, flores de cinco y tres pétalos, y motivos serpenteantes; también aparecen motivos geométricos, como triángulos y red entrecruzada, reflejando una parrilla en el inicio de los paneles del púlpito. Una sucesión de arquillos superpuestos de medio punto que destacan marcadamente del fondo están tratados con un sentido clásico sobre un ajedrezado. El vertiginoso amontonamiento de motivos ornamentales cubre toda la base del púlpito, sujetándose a las leyes de la simetría y de la plenitud. La decoración obedece dócilmente a la voluntad del escultor, ajustándose a todas las formas y a todos los volúmenes.