Los restos de la ermita de San Vito se localizan cerca de la ermita de San Blas. Se alza sobre un promontorio cercano al popular Puente de Vadillo, destruida tras la guerra de la Independencia, y cuyos datos documentales más antiguos corresponden al siglo XVI. La primera referencia la encontramos el 30 de agosto de 1567, cuando el escribano Cristóbal de Cabrera realiza traslado de una escritura otorgada el 12 de marzo de 1528 ante Alonso de Trujillo, según la cual “Tomé García vendía a Pero de Osma el Moxo una hazera que yo e tengo e poseo al exido desta dicha villa, a do dizen San Vito; que a por linderos, de la una parte, hazera e Martín de Solís, e de la otra parte, hazera de vos, el dicho Pero Dosma, e de la otra parte, con el camino real que va desta villa a Monroy…”.1
Por tanto, en 1528 ya existía la ermita de San Vito; la cofradía del santo titular se encargaba de los actos festivos el día 15 de junio, con la celebración de una misa y una procesión en el interior del templo.2
Desde el siglo XIX, cuando la ermita llegó a utilizarse como polvorín, hasta el presente la fábrica ha llegado hasta nosotros en estado ruinoso, conservándose sus muros maestros y la artística portada de acceso a la misma, que se abre en arco de medio punto, así como algunos pequeños vanos que se han tapiado para evitar el acceso al interior y que se siga deteriorando aún más. Ya en 1952 Simón Benito Boxoyo nos ofrecía los siguientes datos: “La de San Vito está cerca del puente de Vadillo y de la Ribera, es pequeña, con un solo altar, cuya cofradía celebra su anual fiesta. No existe ya esta ermita”.3
Como ya hemos explicado en el estudio dedicado a la ermita de San Blas, en los salones parroquiales se conserva la imagen de San Vito, de madera policromada, obra de la primera mitad del siglo XVII; representa al santo que fue martirizado en Lucania (Italia) como un jovencito, y que en la época medieval que tuvo mucho culto contra la enfermedad del ‘baile de San Vito’. La imagen estuvo depositada en la iglesia de Santiago, a la que pertenecía, hasta 1959, cuando fue trasladada a la ermita de San Blas.