En estos meses hemos tenido que cambiar muchos procesos en nuestras organizaciones. Básicamente hemos tenido que adaptarnos a las posibilidades que nos dejaba la situación global que estábamos viviendo.

Nos hemos sorprendido a nosotras mismas convirtiendo en cotidiano eso que hasta ahora nos parecía algo de los videojuegos, lo virtual.

La buena noticia es que muchas de las nuevas formas de hacer las cosas que hemos implantado en nuestras pymes han venido para quedarse. Y digo buena noticia, porque viviendo en una de las provincias más grandes de España, se ha abierto un mundo de posibilidades y disminución de kilómetros.

Reuniones
Las reuniones han dejado de ser masivamente presenciales para pasar a ser virtuales casi en su totalidad. Para ello hemos utilizado herramientas como Zoom, Microsoft Team, Hangouts de Google, StreamYard, Google Meet, Go to meeting, Skype…

He de confesar que, en estos meses, tanto en mi faceta de pymesaria como a nivel particular, he retomado el uso de todas estas herramientas y alguna más que no recuerdo ahora. Y digo retomado, porque ya utilicé de forma esporádica alguna de ellas hace 10 años.

La diferencia que suponen las reuniones virtuales me impacta menos. Tengo dos pantallas de buen tamaño que me han permitido en las reuniones seguir viendo a la gente, sus expresiones, sus distracciones… Es verdad que a veces se produce cierto retardo en la entrada de la imagen, pero en lo esencial no hay grandes cambios. Puedes compartir pantalla. Podemos hablar todas las integrantes de la reunión; conseguir meter baza a veces es un poco más complejo al eliminar parte del lenguaje corporal, pero se consigue.

Mentorizaciones
Las mentorizaciones tampoco han supuesto grandes cambios. Más allá de que el teclado se me atasque alguna vez y se resista a escribir para compartir aquello que quiero. Insisto en que la función de compartir pantalla es esencial.

Clases, sesiones y webinarios
Lo que sí me ha impactado son las clases y los webinarios (los seminarios web). Explicar mirando a una cámara, sin tener el feedback de las personas que están virtualmente presentes, sin saber si están bostezando o si has conseguido despertar el interés en ellas, o si hay algo que no entienden. A todo ello se le une que no compartes contexto. Todo un desafío y una nueva forma de hacer las cosas.

La cuestión es que no es recomendable tener varios micros abiertos para evitar las distracciones del ponente, que mucha gente opta por que no se le vea, y que las emisiones de video y audio multidireccionales pueden colapsar la red.

En estos casos, los chats que suelen ofrecer estas aplicaciones me han resultado también muy efectivos para poder ir obteniendo algún feedback de la gente que asiste, hacer preguntas sencillas… en fin, para interactuar con las oyentes.

¿Creéis que las reuniones virtuales han venido para quedarse de forma mayoritaria?

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