Miramos, pero no las vemos; pero están ahí, a nuestro lado. Son las personas con discapacidad, capaces de lograr lo que muchos veían imposible. Un día sí y otro no, leemos historias que nos sobrecogen y admiran. Tienen un largo camino lleno de traviesas, que parecen decirles: “tú no puedes”; pero sí pueden y lo logran. Persiguen sus sueños; piden ayuda y a veces la logran.
Clara Sánchez-Rebato Valiente, con parálisis cerebral, ha sido la primera mujer en España en conseguir el título de doctora en Comunicación, concretamente en una universidad madrileña. No ha sufrido discriminación por ser mujer con discapacidad; se ha sentido limitada cuando la sociedad en la que vive advertía que, por tener un porcentaje de discapacidad concreto, no iba a poder. Persiguió sus sueños y alcanzó la meta. “Ha sido un trayecto muy largo, muy bonito, pero muy costoso a veces, muy complejo y positivo”, declaraba. (Véase Antena 3 Noticias de 28/03/2023).
Noelia Da Costa, con parálisis cerebral, se graduó el pasado año en Trabajo Social en la Universidad del País Vasco. Después se puso como objetivo hacer un posgrado en Gestión e Innovación en Servicios Sociales en la misma universidad, el único especializado en el ámbito de la gestión e innovación de los servicios sociales en la citada comunidad. Se niega a dejarlo, a pesar de las dificultades que el propio centro pone en su camino. Es un curso semipresencial y su propia madre tiene que acompañarla a la Facultad de Relaciones Laborales y Trabajo Social de Vitoria, donde las clases son presenciales. La Universidad del País Vasco no proporciona apoyo a personas con movilidad reducida, al argumentar que el suyo no es un posgrado oficial. “Me siento muy discriminada. Estoy cansada de los típicos discursos de la inclusión, de que nadie se quede atrás, de la igualdad de oportunidades y de la importancia de la formación de la juventud para que, a la hora de la verdad, sea solo una palabra bonita”, afirmaba. Fue a la Comisión de Educación del Parlamento Vasco. Allí le dijeron que la normativa de la Universidad no proporciona apoyo a personas con movilidad reducida ni otro tipo de necesidades especiales. Llevó su denuncia al Defensor del Pueblo Vasco, quien emitió un informe a su favor. La Universidad responde, entonces, que “antes de realizar una acción concreta” es necesaria “una modificación”. Todos los partidos la han apoyado porque una Universidad pública “debe estar comprometida con la inclusión y la igualdad”. (Véase el diario.es de 08/05/2023).
Goyi Gómez y su hijo Víctor Cobo están a punto de terminar Administración y Dirección de Empresas (ADE) en el campus de Talavera de la Reina, de la Universidad de Castilla-La Mancha, si no lo han hecho ya. Cuando ocurra, ella tendrá 56 años y él habrá estudiado con los apuntes de su madre, compañera de clase, y con adaptaciones tecnológicas para salvar las barreras que impone su discapacidad del 56%. Víctor padece distrofia muscular de Duchenne. El Consejo Social de la Universidad ha reconocido la “actitud ejemplar” de la madre, que se matriculó para ayudar a su hijo. (Véase El Mundo de 15/05/2022).
Todos tenemos algún calvario en nuestra vida; pero nos quejamos de vicio. Nacemos sanos y no hubiéremos impedimento alguno para vivir la vida y, aun así, nos quejamos. Otros, con más razones, no se quejan y superan todas las barreras impuestas. Así es la vida.