Hace diez años surgió una campaña para 40 países. Con el slogan ‘I need Spain’, ‘necesito España’, los cinco vídeos costaron, según RTVE, alrededor de 50 millones de euros. Y los personajes para promocionar vuestro país eran, entre otros, Ferrán Adrià y los chavales de la selección española de fútbol.
Yo también necesito España. Mucho. ‘I need Spain’, pero lo que no necesito tanto es comer de lujo y ver estrellas del deporte. Simplemente porque vuestro encanto es la vida cotidiana.
Se puede vender la imagen de vuestro país con cocineros famosos como Adrià, pero yo prefiero comer en una taberna simple, con gente normal, en una carretera nacional donde aparcan muchos camiones. Se pueden ver los grandes futbolistas que tenéis, pero yo prefiero participar en un partido de solteros contra casados sin las cámaras de televisión. Y, por supuesto, se puede ir de compras en Barcelona y Madrid, pero yo prefiero La Coruña, vuestra capital real de la moda.
Me da la impresión de que mis compatriotas de Alemania tienen una imagen de España que es casi como ‘estrujen, empujen, bajen’. Van a Mallorca, a Barcelona, a Tenerife. ¿Y por qué? ¿Porque necesitan España? Claro que no. Para descansar bajo el sol. Y luego volver. Tienen todo el derecho de vacaciones.
Por otro lado, los jóvenes españoles que están en 2020 en mi país están para trabajar. No porque necesiten Alemania, y menos porque necesiten a futbolistas como Thomas Müller. Necesitan dinero.
‘I need Spain’ es en el fondo una frase que engaña. Si necesitas algo o a alguien no es para dos semanas. Es pura necesidad, como respirar o amar. Yo necesito España, sí. Para ser más alegre. Para tener amigos para siempre como Nacho de Pontevedra, o Mónica de Madrid. Y para escribir para la redacción más social del mundo, la de la revista Grada.
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