Hace unas horas, en un programa de difusión taurino extremeño, dedicado a la Librería Rodríguez, también se hablaba de ‘Gallito’. Decía el propietario que, entre sus clientes toreros, Morante de la Puebla siempre se interesaba por nuevas publicaciones con el de Gelves como protagonista. Yo también acudo a su historia, recurrentemente, para difundirla.
Joselito ‘el Gallo’ hizo el paseíllo en la plaza de toros de Valencia en todas las temporadas en la que estuvo en activo. En total holló la arena valencia en 49 ocasiones si mis notas no están equivocadas. Y entre 1915 y 1919 se anunció en todas las corridas de la feria que se celebraba en julio. Tres días antes “de lo de Talavera” hizo su último desfile en Valencia. No es posible hacer un comentario, ni siquiera escueto de todas sus actuaciones. Hay que elegir una.
En la última corrida de la temporada de 1914 ‘Gallito’ toreó en Valencia un lote de Juan Contreras del que dio cuenta él solo. Cortó tres orejas. Quizás, habría que añadir, de las de antes. Cuando salía triunfante de la plaza un espectador le dijo: “¡Eso con toros de Miura!”. José no lo pensó dos veces. Le pidió al empresario que tuviera preparada, para el año siguiente, una corrida de este hierro y que quería matarla en solitario.
El 18 de octubre de 1915, un año exactamente después, sin ningún compañero, solo con sus cuadrillas, partió plaza para matar la corrida del hierro de la A con asas. A Valencia envió Eduardo Miura un encierro con cuatro toros muy bien presentados, uno chico y otro que se tapó por cornalón. Sin exceso de bravura, llegaron quedados a banderillas, esperando a los rehileteros y reservones. Y difíciles en el último tercio. Los más manejables fueron el tercero y el sexto y ‘Joselito’, en general, consiguió un estruendoso triunfo.
Francisco Moya, crítico de ‘Sol y Sombra’, hizo la reseña del festejo en estos términos. Sin grandes adornos literarios, apuntaba algo que fue una constante en ‘Joselito’: su gran afición, su pundonor y su entrega a los aficionados; cualidades que, apoyadas en su portentoso conocimiento de las reses y en una técnica perfecta, le llevaron a ocupar la cima del toreo. Solo me queda espacio para transcribir lo que del tercero y sexto escribió el citado revistero:
“Al tercero le obsequió con una verónicas de las de clase extra, y después, en quites, estuvo apretándose de verdad. Con la muleta realizó ‘Joselito’ una soberana faena. Hubo pases por bajo y molinetes de rodillas, estupendos. Por contera a esta faena arreó un estoconazo en la mismísima yema, que hizo rodar al toro sin puntilla. Ovación grande y oreja”.
“Después de enloquecer al público en quites, cedió los palos a ‘Petreño’ en el sexto toro, y ambos diestros fueron aplaudidísimos. Con la muleta hizo filigranas. Con los pies clavados en la arena y más derecho que un poste dio pases ayudados; siguió por molinetes “superiosísimos”; de rodillas, estupendos afarolados, etc. Se arrodilla ante la cara y permanece en esta posición durante largo rato. El público enronquece de tanto ovacionar. Para terminar, arrea un pinchazo y media caída, que mata al último ‘miureño’”.
Todo pundonor, ‘Joselito Maravilla’, ‘Joselito Tauromaquia’, que así también le llamaron, contestó en la arena al espectador que le echara en cara, la temporada anterior, una supuesta comodidad.