El 28 de abril de 1935 se celebró la primera Gran Corrida Extraordinaria de la Beneficencia en la nueva plaza de toros de Madrid, en la actual Monumental. Es una de las muchas efemérides que pueden apuntarse en su ya dilatada historia. El índice de estos sucesos que ocurren por primera vez en Las Ventas, y en los que trabajo cuando otros estudios me lo permiten, ha tomado una dimensión que yo no esperaba.
Pues bien, este día de abril de 1935 no solo se celebró la primera corrida de Beneficencia, como ya he anotado; también fue la primera vez que se corrieron ocho toros en este coso para dar cuenta de ellos cuatro espadas de alternativa. Es verdad que el día que abrió por primera vez sus puertas el coso ‘venteño’ se lidiaron ocho toros, pero fueron estoqueados por el mismo número de matadores.
Como creo que los tiempos no han cambiado tanto, como muchos apuntan, en el primer párrafo de la crónica de este día, un periodista que firmaba ‘A. M.’ (no he investigado quién está detrás de esas iniciales) dice: “Lástima que en la plaza Monumental, a la que acuden hoy aspirantes jóvenes aficionados, constituyendo un verdadero fomento de la afición, no salga un toro bravo para un torero que sepa aprovecharlo, y que sería el complemento para en breve volviera a ser nuestra fiesta la predilecta del público español”.
De la lectura, que podía ser la de cualquier escrito de este siglo, se deducen varias cosas. Se echan de menos los toros bravos, como ahora. Si sale, parece, que falta el matador que pueda hacerle faena, igual que hoy. Y, desde luego, en eso es categórico el escritor, desea que la fiesta vuelva a ser la predilecta de todos los españoles. Algo si es verdad: el nivel de exigencia era mayor en aquella época.
Pero, al margen de los comentarios comparados, centrémonos en la corrida. Se lidiaron siete toros de doña Carmen de Federico y uno, el séptimo, de don Antonio Luis Sánchez (Trespalacios), que fue un “buey de carreta”. Los siete toros de Murube mansurronearon y llegaron agotados al tercio final; el tercero estaba resentido de los cuartos traseros. El sexto tuvo algún defecto en el ojo derecho. El cuarto hizo un buen primer tercio, pero se apagó en banderillas y llegó a la muleta sin querer pasar y defendiéndose.
Los encargados de despachar la corrida fueron Marcial Lalanda, Nicanor Villalta, ‘Cagancho’ y Manolo ‘Bienvenida’. ‘Cagancho’ en su línea mala: “ni en sus dos toros ni en los que alternó hizo nada plausible”; “derrochó pánico” y con la espada “jugó al cuchillo en sus dos toros”. El tercio de quites de Marcial Lalanda y Manolo ‘Bienvenida’ fue asombroso. Dice el cronista que “Manolito quitó por verónicas, modelo de temple y arte, siguiendo Marcial con cinco lances de rodillas magníficos, luego otro por chicuelinas rematado con artística revolera y cerró Lalanda con el de la mariposa. Los olés (lo acentúa) y las ovaciones fueron clamorosas”.
“Esto y la gran estocada con que Nicanor Villalta mató a su primero, que le valió gran ovación, petición de oreja y vuelta al ruedo, con salida al tercio, fue lo saliente de esta aburrida corrida”, continúa el cronista.
De Manolo ‘Bienvenida’ dice la revista Madrid Taurino que con la muleta sacó todo el partido posible de sus toros y mató de gran estocada a su primero y con otra desprendida al otro. Y reconocía que esa temporada estaba más decidido con el estoque. De Marcial destacó su dominio con los mansos que le correspondieron.
Dejo constancia de la primera vez que en Las Ventas se lidiaron ocho novillos. Fue un poco antes, el 7 de abril del mismo año. Y también que fue una costumbre, pues en ese temporada se lidiaron ocho reses en diez ocasiones.