Plácido Ramírez Carrillo
El pasado viernes 20 de diciembre tuvo lugar en la sala de exposiciones Arte Joven, de la santamariense calle de San Isidro, la tercera exposición colectiva de pintura, fotografía y escultura, de casi una veintena de artistas, (19 concretamente) Regalarte´19, que estará expuesta hasta el 8 de enero de 2020.
Presentó el acto de inauguración el periodista y presidente de Amigos del Museo de Bellas Artes, Fernando Saavedra. Amenizó la velada el músico José Mateus. Y pusieron el toque poético Maribel Bazaga y Plácido Ramírez.
La raya. Puente y aparte
(Texto escrito para la ocasión, y leído en dicho acto)
Los pájaros de la raya cuelgan su trino artístico encima de los puentes que nos unen y nos protegen. Desde el más pequeño, El Marco, que une La Codosera con la Esperanza y Arronches, hasta el José Saramago del río Caya, que une Badajoz con Elvas. Y en estos puentes, al menos de la parte extremeño alentejana, de los asombros limpios, dulcifican el paso a todas las artes, la música, la poesía, la pintura, la escultura…
En medio está la ternura, la luz, el sol, la fe y la santidad. En medio del silencio, el trino de los pájaros de la raya, dice nuestros nombres y el de nuestros pueblos, y el de nuestras ciudades. Marvão, Castelo de Vide, Portalegre, Valencia, Alburquerque, San Vicente, Campomayor, Telena, Alondroal, Estremoz, Redondo, Vila Viçosa, Cheles, Alconchel, Villanueva, Olivenza, Táliga, Reguengos, Monsaraz, Hortiñas, Évora… ¡Y tantos otros!
La emoción se nos va enredando entre las manos y los labios, para cantar en esta tarde de otoño, de lluvia apacible y mansa, una canción de alegría; para brindar por la amistad y el arte, en este rincón que nos reúne y nos acerca, templo de la cultura y de las exposiciones más sensibles, sentidas y grandiosas a la vez, mientras se estremecen las sombras de la noche y suena una canción a lo lejos, llena de misterio “en las noches de luna y clavel”.
Arte joven, aquí y ahora. Puente y aparte. La raya que nos unió y hace años nos separó, que tiene su propio aliento y nos calma el espíritu entre barruntos de alegría nueva y bailes de alta escuela. Arte joven, una sala que despacha y despabila arte al por mayor y al por menor, con desembocadura en los ríos grandes. Una galería que nos deslumbra. Habrá que dar una oportunidad a la ternura, en este tiempo en el que nos enfadamos tanto, que incluso soñando, nos seguimos enfadando.
Habrá que sentarse en la mesa circular de la memoria y abrazarnos como hermanos, como hombres que alguna vez tuvieron niñez de ida y vuelta. Nos acurrucamos en esta mirada limpia y transparente, como de yerba, que tiene nuestra raya. Me asomo con cuidado a estos paisajes azules que traen la urgencia en sus pupilas, y que en otro tiempo fueron linde de olvido, y fado con vino amargo en las tabernas, o tangos y jaleos con palmas, que en cada acorde nos alejaba. Porque entonces fueron victorias o rendiciones, un lenguaje con muy pocas palabras.
Nos apagaron la luz tantas veces, con un eco de voces que sonaban como una amenaza, que perdimos la cuenta. Y hubo mucho ruido a cada lado de la raya, y olor a hambre, y muchos mochileros en la sombra del agua. Pudimos acariciar la esperanza y escondimos más de una vez el miedo. Escribimos nuestros nombres en la raya templada del frio, y acurrucamos la lluvia con los ojos siempre abiertos. Recordamos los pasos para aliviar el viaje, para escribir versos nuevos y pintar la tarde con palabras viejas sobre el lienzo de lo cotidiano.
Arte joven, aquí y ahora. Puente y aparte. La raya que nos unió.
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