Hace poco he tomado esta foto desde una Cessna. Cortina levantada: la Catedral de Colonia. Tiene torres de casi 160 metros (León: 68 metros), es una de las catedrales góticas de mayor tamaño y la cabeza visible de una de las diócesis más ricas y más polémicas de mi país. Y famosa como el Castillo de Neuschwanstein y la Puerta de Brandeburgo.
Desde 2014 es el hogar profesional del arzobispo cardenal Rainer Maria Woelki (de ‘Wolke’, en español ‘nube’). Un año más tarde Woelki organizó el funeral de estado por las 150 víctimas de avión de Germanwings que se estrelló contra los Alpes franceses.
¿Y hoy? Debido a la lentitud con la que se publican los casos de violencia sexual dentro de la iglesia, la archidiócesis de Colonia está en plena crisis. En el edificio judicial de Colonia, en la plaza Reichensberger, la gente sale oficialmente de la iglesia. En 2020 casi 7.000 personas. Y cada día son más
No solo por el tema del abuso sexual, sino también por aburrimiento. El autor Kurt Tucholsky (1890-1935) dijo hace décadas una frase que es más actual que nunca: “La gente huye de la iglesia porque los clérigos hablan sin decir nada”.
‘Maria 2.0’
Los periódicos en mi país critican a la iglesia como nunca. El tema es el número tres, después del coronavirus y el fútbol.
La poca influencia de las mujeres dentro de la iglesia es otra cosa. Por esto existe una protesta de las mujeres católicas alemanas. Se llama ‘Maria 2.0’
El nombre suena bien. Tienen mucho que decir. Pero las mujeres de la congregación ‘Heilig Kreuz’ (‘Cruz Santa’), quienes lo fundaron para tener una iglesia más moderna, son mujeres al borde de un ataque de nervios; el eco en los medios es muy flojo.
Por cierto, la Catedral de Colonia no se llama Catedral, sino Dom: ‘Kölner Dom’. Y dentro están los huesos de Melchor, Gaspar y Baltasar. Igual que los del Xacobeo en la Catedral de Santiago. ¡Madre Santa!
Pase lo que pase con el catolicismo alemán, el edificio de mi ciudad, Colonia, es y será una joya. Desde el aire o no. Con ‘Maria 2.0’ o no. Con la iglesia o no.