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Memorias de una taberna

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Aclaración
Nunca pude imaginar que el cuaderno ‘Memorias de una taberna’ pudiera terminar en mis manos, después de haber pasado por otras diversas desde que llegó a las de Bernardo como depositario de tales recuerdos, ni el motivo que llevó a este a no mandarlo a alguna revista u otra publicación, puesto que él trataba temas etnográficos y folklóricos. Lo cierto es que un amigo mío, Enrique, me hizo depositario de tal cuaderno tras haberlo descubierto en el cajón de la mesa del despacho de un tío suyo, filólogo por más señas, animándome a darlo a conocer. Y eso hago con el cuaderno tal y como llegó a mis manos, sin añadido alguno.

Espero que disfruten como lo hice yo.

Introducción personal a las memorias de Jacinto (Bernardo)
No es la primera vez que hago referencia y trato de tabernas, esos lugares, a veces sombríos, centros de la vida social para muchos ciudadanos, donde el diálogo se hace más distendido, donde los prejuicios quedan apartados, limitándose muchas veces a chismorreos comparables con los cotilleos femeninos, o donde los entretenimientos con juegos de mesa que les son propios, como el dominó, las cartas… animan las horas matutinas o vespertinas de los desocupados. Solo que, en esta ocasión, cuanto a continuación se recoge me fue dado sin condiciones, para que hiciera con ello lo que mejor me pareciese, por el amigo de un amigo mío, ambos ingresados en una residencia para mayores. El primero, Jacinto, profesor de Historia jubilado, apodado ‘Penanegra’, por su aspecto fúnebre, como el resto de los contertulios, conocían mi afición a tratar temas folklóricos y costumbristas, por lo que en tales tertulias sobre mí contaba Ramón (alias ‘Milonga’, auxiliar administrativo jubilado), de ahí que Jacinto me hiciera depositario de sus ‘Memorias de taberna’. El apodo ‘Milonga’, según me comentaron, le había sido impuesto por su afecto a las composiciones musicales argentinas de igual nombre y su costumbre de canturrear los primeros versos de la milonga sentimental de Carlos Gardel

milonga pa recordarte
milonga sentimental,
otros se quejan llorando
y yo canto pa no llorar.

cuando se quedaba pensativo y no intervenía en la conversación del grupo. Tonadilla que aplicaba a otras composiciones, como se verá. Aun así, había ido recogiendo y anotando cuando de curioso u original se decía en la tertulia.

Otros componentes del grupo eran Fernando (alias ‘Macareno’ por formar parte de una cofradía de Semana Santa), oficinista, también jubilado de sus funciones; Inocencio, empresario, que había delegado los trabajos de la empresa en sus hijos, motejado ‘el Cachas’ por ser hombre fornido y recio; ‘El Palomita’ Jerónimo, porque le gustaba tomar esa bebida hecha con aguardiente a la que se añade agua para que tome el color blanquecino que la caracteriza, trago que se tomaba diariamente solo o después del café. Y Pancracio, un municipal que se unía a veces al grupo, con el que estaba un rato más o menos largo, según se lo permitía el trabajo, y contaba algún que otro chiste, motivo de su apodo, ‘Chascarrillos’.

En cierta ocasión que estaba narrando uno de sus habituales chistes, esta vez sobre cornudos, recuerdo que yo intervine con uno que hablaba de cierto parroquiano que hacía tiempo que no entraba en un bar del que había sido cliente habitual y que al hacerlo de nuevo preguntó al camarero:

-Perdona, Paco. Ahí, detrás de la barra, ¿no había antes colgados unos cuernos?

-No – repuso el otro –. Ahí lo que había era un espejo.

En un principio había pensado no incluir los apodos, pero debido al tiempo transcurrido supuse que no plantearía ningún problema familiar o personal citar a los tertulianos por ellos, pues algunos ya habían muerto y los que estaban en la residencia (Jacinto y Ramón) no iban a molestarse por ello. Esos apodos me fueron facilitados, sin yo pedirlos, por personas ajenas al grupo, que acostumbraban a seguir sus devaneos orales cuando tomaban las mañaneras ‘once’; en algunas partes de Extremadura ‘las once’ es un sustantivo numeral tomado de las once letras que componen el vocablo aguardiente, que los campesinos solían tomar en las tascas del pueblo antes de ir al trabajo, de donde derivó la tradicional locución “tomar las once” como referencia al chateo de mediodía, que con posterioridad ha pasado a llamarse también “tomar el aperitivo”, mientras el chateo de la tarde-noche se conoce como “tomar las oraciones”, porque solía coincidir más o menos con la hora del Ángelus.

Y tal vez fue por ello y por la frecuencia con que me unía a tan variopinto grupo de contertulios, lo que indujo a ‘Milonga’ a convertirme en depositario de cuanto había recogido en aquellas tertulias. Por cierto: Los parroquianos me conocían como ‘el Enteraíllo’ por mi afán recopilador, aunque mi nombre entre los tertulianos fuese Bernardo.

Y pasemos a lo que verdaderamente interesa.

MEMORIAS DE UNA TABERNA
Desde que Ramón comentó en la tertulia que Bernardo tenía la afición o costumbre de interesarse por temas folklóricos y costumbrista, se despertó en mí la idea de recoger y anotar cuanto de curioso o peculiar se contase en ella, aunque sin una idea concreta, pues nunca pensé dar a conocer públicamente tales anotaciones, guardándolas para mi coleto como recuerdos de una etapa de mi vida que, de seguro, no volvería a vivir.   

Apunte 1º
Cuanto anoto a continuación lo tomé de cuanto se decía en la tasca de Atanasio, alias ‘el Tangarro’, un agricultor que tuvo la suerte de acertar 14 en una quiniela. Cansado del campo y sus labores decidió abrir la tasca de ese nombre en una calle próxima a la plaza, negocio que le proporcionó buenos beneficios, lo que le permitió reformar el local y convertirlo en taberna. Allí nos reuníamos dos maestros, un auxiliar de la Administración, un vecino… y, por supuesto, yo, amantes del ‘vino hablao’. Con el tiempo nuestra presencia casi se hizo imprescindible, asistencia que el resto de los parroquianos fueron poniéndonos un apodo a cada uno de nosotros, apodos que me guardo, excepto el mío, ‘Dabuten’; claro que también nosotros les teníamos a ellos su correspondiente. He aquí algunos de utilizados en nuestra tertulia: ‘El Delgaíno’ (se comprende por qué); ‘Ferias y fiestas’, por ser amigo de las juergas y jaranas; ‘El Garre’, su apellido era Garrido; ‘Perritraco’, por ser persona vaga que se pasaba la mayor parte del tiempo en la taberna; ‘El Ñoño’, por su nombre, Antonio; ‘Mariclaer’, homosexual que usaba medias; ‘El Áspero’, pues cuando alguien le daba los buenos días él contestaba “Ya veremos”; ‘El Doctor Liendres, que de todo sabe y de nada entiende’, no necesita comentarios; ‘El Gili’ (de gilipollas) por las estupideces y tontunas que hacía; ‘Poca Ropa’, que iba siempre mal vestido, con la misma indumentaria casi siempre; ‘Minuto’, por lo poco que tardaba en hacer las cosas; ‘Comoqueyatá’, cuando alguien dudaba de que había terminado una cosa rápidamente, siempre respondías de ese modo; y ‘Cartucho’, porque tardó bastante tiempo en decir correctamente cartucho.

Apunte 2º
He puesto de portada una reproducción del cuadro del pintor flamenco David Tenier, titulado ‘Escena de una taberna’, por representar de forma gráfica cuanto solía acontecer en tales establecimientos. 

Apunte 3º
Ayer, uno de los maestros que formaban parte de nuestra reunión, sacó un papel del bolsillo de su chaqueta y dijo:

-Fijaos la cantidad de disparates escolares que me ha mandado mi amigo Paniagua, que se dedica a recopilarlos de entre los que la mandan otros profesores. Y como conoce la existencia de esta reunión y de los temas que tratamos, ha tenido la deferencia de seleccionar estos que voy a leeros, que vienen de perlas por el lugar donde estamos.

Abrió el papel y comenzó la lectura:

¿Qué es una cuarteta?
-Es una medida de capacidad para tomar vino.

¿A qué llamamos vías urinarias?
-A los retretes y servicios de los bares y cafés.

¿A qué llamamos vino en rama?
-Al que se obtiene moliendo los sarmientos también.

Cita algún derivado de vino.
-Borracho, que es el que más se aprovecha del vino.

¿Qué es la arterioesclerosis?
-La enfermedad de todos los borrachos.

¿Qué es persona abotagada?
-La que ‘empina mucho la bota.

Explica el refrán “Tanto va el cántaro a la fuente, que al fin se rompe”.
-Que no queda ningún cántaro sano, al final se rompen todos.

Explica esta frase: “Matar dos pájaros de un tiro”.
-Tirar un tiro y matar una paloma y una perdiz.

Ya es de suponer las carcajadas que salían de nuestras gargantas con cada uno de los disparates…

Apunte 4º
Cierto mediodía la conversación derivó hacia las verdades y mentiras y lo complicado que resultaba descubrir éstas últimas. 

-Yo creo –dijo Fernando– que la mejor forma de saber si alguien dice verdad y sonsacarle lo de mentira hay en sus palabras es en el bar, hartándolo de vino.

-Sí –repuso Jerónimo– porque según el proverbio romano in vino veritas”, en el vino está la verdad.

-Sí, es algo que suele decirse –aseguró Pancracio–. Hace tiempo me contaron que cierto día llegó al bar una persona que era tenida como seria, comedida en el beber y enemiga de dar detalles, especialmente sobre su vida y su trabajo, pues era empleado de una empresa de transportes y comunicaciones. Aquel día, el buen hombre estaba bastante ebrio, murmurando y gesticulando. 

-¿Qué le pasa a Vd., don Damián? Está muy raro hoy – le preguntó el camarero al servirle una nueva copa. 

-Mi mujer se ha fugado con mi mejor amigo. 

-¿Con su mejor amigo? ¿Y quién es?

-No lo sé, ni me importa, pero desde ahora se ha convertido en mi mejor amigo.

Se hizo un corto silencio y dirigiéndose a Jacinto, le preguntó Ramón: 

-¿Qué piensas de lo que decían los romanos sobre la verdad y el vino?

– Pues que, en efecto, se trata de un proverbio latino que se remonta al año 60 a. de C. y que se atribuye al escritor, científico, naturalista y militar romano Cayo Plinio Segundo, más conocido como Plinio el Viejo, pues debe reconocerse que una copa, dos o más puede alterarnos los sentidos y, en consecuencia, hacer que nuestras opiniones o comportamientos se modifiquen. Aunque este proverbio se completa con una segunda parte, “in aqua sanitas”, que traducido todo al completo es “en el vino está la verdad, en el agua la salud”. Aunque, como alguien dijo, por pura conveniencia sea la primera parte la más recordada y repetida. Incluso algunos personajes importantes como Louis Pasteur, químico y microbiólogo francés, reconocieron que “hay más filosofía y sabiduría en una botella de vino que en todos los libros” y un médico y científico británico que “si bien la penicilina cura a los hombres, el vino los hace felices”.

-También son muchos los historiadores antiguos –apoyó Bernardo– que señalan que numerosas poblaciones recurrían al consumo de vino durante reuniones de los consejos. El historiador griego Heródoto, por ejemplo, describe en sus escritos como los persas no tomaban decisiones importantes si no se encontraban en estado de ebriedad tras haber bebido vino durante un buen rato. Consideraban que ese era el momento en el que las opiniones eran realmente sinceras. E igualmente, el historiador romano Cornelio Tácito, escribió que los pueblos germánicos tenían como costumbre beber durante los consejos ya que consideraban que en estado de embriaguez nadie podía mentir.

Apunte 5º
Hace un par de día se incorporó a la tasca un nuevo cliente, que comenzó a charlas con otros parroquianos, quienes comenzaron a hacerle preguntas: Cómo se llamaba, si estaba casado, si tenía hijos… y en que parte del pueblo se había instalado. 

-Ahora vivimos en uno de los chaleres nuevos que han construido en La Sierrilla, donde llevamos una semana, aproximadamente. Y si no he bajado antes ha sido por motivos del traslado.

A partir de ese día el nuevo cliente fue conocido como ‘el tío Chaleres’.

Apunte 6º
Esta mañana a Ramón le dio por cantarnos algunas de sus milongas. Llevábamos tiempo sin intercambiar palabra alguna después de haber discutido sobre la cantidad de dinero que solía gastarse el Ayuntamiento en festejos, cuando comenzó con sus tonadas. La primera decía así:

Si la niña tiene penas
y esas penas son de amor,
deja que la niña pene,
que cuanto más pene, mejor.

Y la segunda, una copla popular cordobesa, dijo, “de matiz crítico”.

Córdoba, ciudad bravía
entre antiguas y modernas,
con más de mil tabernas
y una sola librería.

Aunque, señores –intervino uno de los parroquianos que le escuchaban– no deben olvidar aquello de:

El que vino a Jumilla
y no bebió vino,
¡a qué coño vino!

-Jumilla, como saben, es un municipio de Murcia famoso por sus vinos –apostillé yo.

Apunte 7º. Un apunte de mi cosecha
De todos es conocido el significado del verbo intransitivo beber, que proviene del latín bibĕre y que tiene el significado de ingerir un líquido.

En relación con este verbo hay dos expresiones populares que a primera vista significan lo mismo, cuando no es así. Beber a chorro es la manera de beber un líquido cuando éste forma chorro, sin arrimar los labios al recipiente que lo contiene. También se conoce como beber al garro en la zona de León y como beber a caliche en Andalucía. Y beber a morro es beber sin vaso, aplicando los labios directamente al chorro de líquido o al recipiente que lo contiene. También se conoce como beber a gollete.

Nosotros bebemos directamente del vaso sin más historias.

Apunte 8º
Si el mar fuera vino.
todo el mundo se haría marino

Apunte 9º
A medio día surgió el tema de los refranes relacionados con el vino promovido por Fernando y con la aportación de unos y otros, se citaron los siguientes:

Buena comidas, familias y amigos, placeres de la vida.

-El agua hace mal, y el vino hace cantar.

-¡Más vale vino maldito que agua bendita!

-El agua para los bueyes, y el vino para los reyes.

-Con el vino sanaría yo, marido; con el agua póngome mala.

-Al borracho fino, no le basta agua ni vino.

-A misa no voy porque estoy cojo, pero a la taberna voy poquito a poco.

Y Pancracio añadió que a un gallego le preguntaron:

¿Quiés ir a misa? 

-No teño zapatos. 

-¿Quiés ir a la taberna?

-Aquí teño cuatro cuartos.

Apunte 10º
Jerónimo dijo ayer que en su viaje de fin de semana a Matalascañas, pudo ver plasmado en la espalda de un camarero “Intento controlar mi ‘mala ostia’, (sic) pero hay gente que no colabora”. Y en el cartel colocado en la puerta de un bar: “Aquí se sirven cervezas más frías que el humor de tu exnovia”.

Apunte 11º
Nuestros diálogos discurrían sobre el partido de fútbol que retransmitiría un canal de televisión. Como es de suponer se hacían diversos comentarios sobre el mismo, especialmente por los seguidores de ambos equipos, que a cada momento criticaban las acciones del conjunto contrario mientras no dejaban de ponderar las del propio. En el descanso se acercó el dueño de la taberna y nos trajo un plato de aceitunas, y mientras ‘el Tangarro’ elogiaba el producto susurró los versos de la extremeña Jota de la uva: 

Anda diciendo la gente
que tienes un olivar…

-No están mal – comentó Inocencio haciendo referencia a las aceitunas –. Aunque yo prefiero la variedad manzanilla cacereña.

-Todo es cuestión de gustos – respondió ‘el Tangarro’ –. En Badajoz, por ejemplo, prefieren la verdial.

El diálogo aceitunero se interrumpió con la llegada de Pancracio.

-¿Qué te ha pasado, amigo? – Hacía tiempo que no aparecías y ya estábamos echando de menos tus chascarrillos. 

-He tenido que acompañar al alcalde a resolver algunos asuntos fuera del pueblo.  

Y haciendo honor a su apodo, contó.

Un borracho entra en un bar y le dice un amigo:

-Paco, acabo de ver a tu mujer con otro.

-Anda, Manolito, a ver si bebes menos que vas ciego. ¿No ves que es el mismo de siempre?

Y cuando dejamos de reír:

Un hombre se despierta con una resaca terrible.

-¿Qué pasó anoche? -le pregunta a su mujer.

-Nada, fuimos a una fiesta a casa de tu jefe, te emborrachaste y montaste un numerito de cojones y te despidió.

-¡Hay que joderse!

-No te preocupes, ya me jodió a mí y gracias a eso vuelves a tener trabajo.

La retahíla se cortó cuando hizo acto de presencia en la taberna la mujer de Inocencio que, dirigiéndose al grupo, dijo:

-¡Vaya grupo de cotillas! ¿A quién habéis despellejado hoy?

En ese momento comenzaba el segundo tiempo del partido y ni su marido hizo caso a sus alusiones.

Apunte 12º
Una expresión muy usual en nuestras conversaciones diarias, aunque no tenga nada que ver con la bebida, es “A la vuelta lo venden tinto”, que empleamos como rechazo a la actitud, a las acciones o las palabras desagradables de una persona, o para mostrar desacuerdo o desprecio hacia ella.

Los vecinos de la sevillana Écija atribuyen el origen del dicho al torero ‘Gallito III’ y más tarde conocido también como ‘Joselito’ o ‘Joselito el Gallo’, quien en cierta ocasión encargó hacer unas compras al cómico José García, popularmente conocido como ‘El Bizco Pardal’, natural de Écija y conocido mundialmente por sus chascarrillos, para lo cual le había dado cierta cantidad de dinero. ‘El Bizco’ realizó el encargo, pero se hizo el tonto para no devolver el dinero sobrante.

-¿Y la vuelta? – reclamó ‘Joselito’.

-¿La vuelta…? –repuso ‘El Bizco Pardal’ – A la vuelta lo venden tinto.

Anécdota que acompañaría al diestro durante toda su vida.

Por cierto, a tan gracioso personaje el sobrenombre con que era conocido por un defecto físico de estrabismo y el segundo de sus apellidos: Pardal.

Apunte 13º
Cuando comenté en la tertulia cuanto dejo escrito sobre el dicho de “A la vuelta…” Pancracio, el municipal, que por algo era apocado ‘Chascarrillos’, contó que siendo monaguillo ‘El Bizco Pardal’ el cura le dio mil pesetas para que le comprara una Virgen para ponerla en el altar; entonces, se encontró con un amigo suyo, ‘Periquillo Málaga’, que le preguntó:

-¿A dónde vas?

-Voy a comprar una Virgen para ponerla en el altar, que el cura me ha dado mil pesetas.

-Anda, ‘Bizco’, no seas tonto y compra una de veinte duros y lo demás para nosotros, cómprala de chocolate.

Y así hicieron. Se gastaron casi todo el dinero y con el sobrante compraron una de chocolate, que el ‘Pardal’ puso en el altar junto a las velas, pero con el calor se derritió.

Y cuando el sacerdote le preguntó que dónde estaba la Virgen, él le dijo que encima del altar.

-Pues no la veo –dijo el cura.

‘El Bizco’ miró y dijo:

-¡Anda, si la Virgen se ha cagado y se ha ido!

-¡Sí! De ese personaje se cuentan muchas historietas – comentó Fernando –, pero no recuerdo ahora ninguna.

Apunte 14º
Una tarde en que surgió la conversación sobre los vocablos que suelen ser particulares de algunos pueblos extremeños, Jerónimo dijo:

-Pues en mi pueblo se conocía como ‘la liebre’ al paño de limpiar los mostradores de los bares y como la rodilla, el que los camareros llevaban al hombro cuando servían las consumiciones.

-Luego cabe preguntare – dijo Fernando –: ¿Cuál es el animal que lleva la rodilla en el hombro?

Apunte 15º
Letreros que algunos de nosotros hemos visto en paredes de tabernas:

-Soy tan amigo de la noche que si pudiera cubriría el día con un toldo.

-El beber me llama.

-Lo que la vida necesita es un buen vino.

-La política para los políticos, las mujeres para los ratos y el vino a cualquier hora.

-A billete sobre billete cualquier culo se somete.

-El mundo entero tiene más o menos tres vasos de vino de retraso.

-No hay amor más sincero que el amor a un buen vino.

-No dejes para mañana lo que puedas beber hoy.

Apunte 16º
-Esta mañana – dijo Jerónimo – he vuelto a cruzarme con ese tal Pecholata y como siempre me ha preguntado:

-¡Qué!¿Ya vamos a la taberna como de costumbre?

-¿Y tú que le respondiste? – indagó Ramón.

-Lo de siempre: No, ya venimos…

Apunte 17º
Se dice en algunos lugares a quienes se muestran remisos a tomar algún vino de más: “Anda, gorrión, ¡que te gusta el alpiste!”

Apunte 18º
Algunos de los brindis que pronunciamos en la corrobla:

Echen y bebamos
esos vasos llenos,
hasta que digamos
bueno está lo bueno.

¡Maldito alcohol
Dulce tormento…
¡Qué haces ahí fuera!
¡Vamos, ven p’a dentro!

O esta otra versión:

Vino, vinito,
santo alimento,
¿qué haces ahí fuera?
¡Venga p’a dentro!

Apunte 19º
Esta mañana me acerqué a la tasca ‘Matachín’ (nombre alusivo a la profesión de carnicero de su dueño Abundio) para encontrarme con un vecino que me había hecho un encargo en la capital de provincia, y Abundio me contó que un alumno había preguntado a Teodomiro, su profesor, por qué los árabes tienen tanto petróleo y nosotros tanto vino. Y el profesor le contestó:

-Porque nosotros elegimos primero.

Apunte 20º
Esta mañana en la tasca un vecino dijo a Pancracio que le había visto en la puerta del consultorio médico.

-¿Te encontrabas mal? Supongo que la doctora te habrá mandado pastillas, o qué.

-Sí, un par de pastillas al día. Pero de ‘o qué’ no me recetó nada.

 Apunte 21º

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