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El romance de las tres cautivas

El romance de las tres cautivas
Partituras de las versiones recogidas por Bonifacio Gil. Fotos: Cedidas

El romance es un poema generalmente narrativo, característico de las tradiciones oral y literaria española principalmente, como puede comprobarse por los recogidos y publicados en el llamado ‘Romancero viejo’ durante los siglos XV, XVI y parte del XVII, aunque también forma parte de la práctica hispanoamericana. Y se hicieron muy populares durante el siglo XV, cuando aparecieron los primeros romanceros, donde se recogían romances que eran conocidos desde siglos atrás.

Todo parece indicar que el romance fue ideado espontáneamente como poemas propios o de terceros en el pueblo, para ser cantados o declamados por los trovadores o juglares tanto en la Corte como en las plazas de las aldeas donde iban.

Sin embargo, no se puede concretar exactamente su origen, de ahí que existan algunas teorías sobre ese punto, aunque las más verosímil parece ser la llamada ‘neotradicionalista’, formulada por Menéndez Pidal, que opina que su origen hay que buscarlo en fragmentos de las epopeyas medievales como el ‘Cantar del Mío Cid’ o ‘El cerco de Zamora’. Lo que sí debe reconocerse es la gran difusión que alcanzaron por los recitadores ambulantes tanto los de tema caballeresco como amorosos, pastoriles, satíricos…

Tal vez uno de los romancillos más conocidos sea ‘Las tres cautivas’, que en Extremadura se usaba para ronda o como canciones de corro. Y que dice así, versión recogida por Bonifacio Gil con algunos vocablos en lenguaje popular:

A la verde, verde,
de la verde oliva,
donde cautivaron
a lah treh cautiva.

-¿Y qué nombre tienen
estah treh cautiva?

-La mayor, Costanza,
la menor, Lucinda,
y la máh chiquita
yaman Rosalía.

-¿Qué oficio tenían
estah treh cautiva?

-Costanza amasaba,
Lucinda cernía
y la máh chiquita
agua les traía.

A loh treh paseo
que diò Rosalía
s’encontró a un buen viejo
en la fuente fría:

-¿Qué hace usté, buen viejo,
en la fuente fría?
-Estoy aguardando
a lah treh cautiva.

-¿Y cómo se yaman
esah treh cautiva?

-La mayor, Costanza,
la menor Lucinda,
y la máh chiquita
yaman Rosalía.

-Pues usté es mi padre,
y yo soy su hija;
voy a darle parte
a mih hermanita.

Ya sabeh, Costanza,
ya sabeh, Lucinda,
como he visto a padre
en la fuente fría.

Costanza yoraba,
Lucinda gemía
y la máh pequeña
así leh decía:

-No yoreh, Costanza,
no gimah, Lucinda,
que en viniendo el moro
larga noh daría.

El tuno del moro,
que todo lo vía,
abrió una mazmorra
y ayí lah metía.

Y el pobre viejito
de penah moría.

Sobre este romance existen diversas versiones. Así, en el Cancionero popular de Jaén se recogen tres con ligeras variantes. Una dice:

En el valle, valle
de la verde oliva
tres hermosas niñas

se hallan cautivas.
El pícaro moro
que las cautivo
a la reina mora
se las entregó.

¿Qué nombre daremos
a estas tres cautivas?

La mayor Constanza,
la otra Lucía
y a la más pequeña
Rosa Rosalía.

¿Qué oficio daremos
a estas tres cautivas?

La mayor amasaba
la otra cernía
y la más pequeña
agua les traía.

Un día fue por agua
A la Fuente Fría.
Se encontró a un anciano
que de ella bebía.

¿“Qué hace usted buen viejo
en la Fuente Fría”?
“Estoy aguardando
a mis tres cautivas”.

“Pues usted es mi padre
y yo soy su hija;
voy a darle parte
a mis hermanitas.”

“Ya sabes Constanza,
ya sabes Lucía
cómo he visto a padre
en la Fuente Fría”.

La pícara mora
que las escuchó
abrió una mazmorra
y allí las metió.

De que vino el moro
de allí las sacó
y a su pobre padre
se las entregó.

La segunda versión del cancionero popular tiene las siguientes variantes:

A la verde, verde,
a la verde oliva,
donde cautivaron
a las tres cautivas.

¿Cómo se llamaban
estas tres cautivas?

…la menor Lucía
y la más pequeña
llaman Rosalía.

¿En qué se ejercitaban
esas tres cautivas?

Llegando por agua
a la fuente fría
se ha encontrado a un viejo
que en ella bebía.

¿Qué hace usted, buen viejo,
en la fuente fría?
Aquí estoy esperando
a las tres cautivas.

Voy a avisarles
a mis hermanitas.
Constanza lloraba,
Lucía reía
y la más pequeña
las consolaría.

Y diciendo esto
los moros venían
y allí cautivaron
a las tres cautivas.

Y la tercera adaptación de Jaén capital, que recoge Carmen Carrillo López de la transmisión oral, tiene ligeras variantes y ubicación de algunos versos con relación a las anteriores versiones.

Pero aún hay otras versiones. Por ejemplo, en la del ‘Cancionero infantil español’, recopilado por J.P. Fitzgibbon (Madrid, 1955) el romance comienza:

Campito del moro
y en la verde orilla
donde cautivaron
tres hermosas chiquillas.

“Toma, reina mora,
estas tres cautivas
para que te laven
para que te sirvan
¿Y cómo se llaman
estas tres cautivas.
que son tan hermosas
y tan altivas”?

Constanza lavaba,
Lucía tendía
y la más pequeña
el agua traía.

Un día en la fuente,
en la fuente un día,
se encontró a un viejo
con melancolía.

¿“Dónde vas, buen viejo,
camina y camina”?
“Buscando tres hijas
que tengo perdidas”

¿“Y cómo se llaman
esas tres hijas
de las que quieres
tener noticias”?

“¿No sabes, Constanza?
¿No sabes, Lucía?
me he encontrado a padre
en la fuente fría”.

Constanza lloraba,
lloraba Lucía
y la más pequeña
lloraba y reía.

“No llores Constanza,
no llores, Lucía,
que la reina mora
nos vuelve a la vida”.

Y en ‘Lolita: Cantares y juegos de niñas’, recopilado por Auguste C. de Santiago y Gades, de la edición digital basada en la edición de Madrid de 1910, también hay algunas pequeñas variaciones. Así, se habla de “tres hermosas niñas”; que el moro las dio a la reina para que la lavasen y vistiesen; que la pequeña “el agua subía”; que el viejo iba “a buscar tres hijas/ que perdí hace días”, y cuando ella le pregunta “cómo se llaman/ esas tres cautivas”, el viejo responde:

La mayor Constancia,
la menor Sofía
y la más pequeña
es mi Rosalía.

Otra versión, la de ‘El huevo de chocolate’, comienza:

En el campo moro,
entre las olivas
allí cautivaron
tres niñas perdidas.

En otra de las muchas versiones (‘Juglaría’) la mayor se llama Rosaura, o Juliana (en Baños de Río Tobía, La Rioja), la más pequeña Ana Rosalía y la acción de cautivarlas la pone al final, una vez que la pequeña cuenta a sus hermanas que se había encontrado con su padre en la fuente fría

Y diciendo esto
los moros venían
y allí cautivaron
a las tres cautivas.

Y en otra finaliza con las palabras de la más pequeña consolando a las otras:

-No llores, Constanza,
no llores, Lucía,
que viniendo el moro
de la morería,
que viniendo el moro
libertad daría.

Y ha venido el moro
de la inquisición,
y a su padre anciano
se las entregó.

Pero no son estos los únicos desenlaces existentes. Otro dice que la reina quita la vida a las muchachas y, en venganza, el padre la mata; que es el rey moro quien las encierra en la mazmorra y que la reina se apiada de ellas y se las devuelve a su padre; que el rey moro ahorca a su esposa por haber encerrado a las niñas y las libera; que el moro asesina a las tres cautivas cuando se entera que han visto a su padre; que los moros las torturan…

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