Plena inclusión Cabeza del Buey quiere ofrecer la mayor calidad en sus apoyos y servicios a sus usuarios, y desde 2009 mantiene un sistema de gestión de la calidad plena a través de dos acreditaciones mediante las cuales mantiene la transformación de sus centros y servicios hacia iniciativas centradas en la persona, orientadas a su calidad de vida y a la plena ciudadanía en comunidades más inclusivas.

Para llevar a cabo esta labor Plena inclusión Cabeza del Buey ha contado con la implicación de un equipo compuesto por 11 personas, voluntarias de la asociación, formado por personas con discapacidad intelectual, familias y profesionales, que evalúa las acciones y los resultados obtenidos relativos a la calidad de vida de la persona con discapacidad intelectual y su familia, la calidad en la gestión de apoyos y servicios, y la ética en la intervención y en la gestión.

Las fortalezas consensuadas con este equipo son:

• Apostar claramente por un servicio centrado en la persona, con un liderazgo de las propias personas con discapacidad intelectual.
• Desarrollar diferentes equipos transversales de trabajo para liderar el plan de transformación, dándoles poder para actuar. Todos ellos cuentan entre sus componentes con personas con discapacidad intelectual, alguno de ellos también con familias.
• Otorgar importancia a la formación como pieza clave para el cambio de visión, de modelos de intervención y de organización.
• Crear la figura del comunicador, que empieza sistemáticamente a informar a todos los grupos, tanto interna como externamente. En estos años sube significativamente el número de comunicaciones y se mide la percepción que tiene la población del entorno sobre la discapacidad intelectual y sobre la Organización.
• Desarrollar programas en contextos comunitarios con prestación de apoyos de personas e instalaciones en la comunidad; y realización de proyectos con otras entidades tanto a nivel colaborativo como reivindicativo.
• Ser permeables a las experiencias que se organizan fuera de la organización e intercambiar sus experiencias con otros. Como resultado se han adaptado buenas prácticas a las mejoras y han apostado por la innovación con el reconocimiento de cuatro buenas prácticas nacionales.
• Trabajan de manera sistemática el fomento, el conocimiento, el respeto y el ejercicio efectivo de los derechos que recoge la convención de la ONU en relación a las personas con discapacidad intelectual: acciones de formación, sensibilización y difusión de derechos y de promoción del mecanismo de quejas, reclamaciones y sugerencias del usuario, como cauce formal de expresión.

Posteriormente se ha analizado el entorno como elemento que ayuda o dificultad de esta tarea: Política, Normativa, Economía, Patrocinio, Reasignación, Sociedad, Cultura, Difusión, Tecnología e Investigación y desarrollo. Mediante estos informes se consensuan unas líneas de mejora que se deben seguir para generar acciones que ayuden a la organización a seguir avanzando en la calidad plena, en las que participen todos los grupos y que proporcionen equilibrio en los tres ejes y en todos los servicios.

En concreto se ha optado por las siguientes líneas de mejora:

• Seguir apostando por darle voz, participación y poder a las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y a sus familias: metodologías de planificación centrada en la persona, apoyo activo, modelo centrado en la familia, planes familiares, y participación de las personas con discapacidad en los órganos de poder de la asociación.
• Aliarse con la sociedad; crear un plan de voluntariado y generar una gama de servicios en la comunidad que ofrezca apoyos personalizados.
• Cuidar a los trabajadores con una buena política de personas.
• Formar y reflexionar con todos los grupos naturales para el desarrollo de la ética y la identidad cultural en la organización.

Este proceso aún no ha terminado. Un equipo evaluador, formado por personas con discapacidad, familias y profesionales de otras asociaciones nacionales preparados para este fin estudiará la documentación, identificando dudas y preguntas para la posterior visita.

La primera etapa del proceso finalizará con el consenso de puntos fuertes y áreas de mejora, notificando a Plena inclusión el resultado obtenido, gracias al cual se acreditará a la entidad en la etapa pertinente. Anualmente se llevará a cabo un seguimiento de cada una de las líneas de mejora. El tiempo de validez de la acreditación es de tres años como máximo a contar desde la fecha de concesión.