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‘Tragabuches’. Contrabandista… ¿y cantaor? José Luis Rodríguez Plasencia

'Tragabuches'. Contrabandista... ¿y cantaor? José Luis Rodríguez Plasencia

El que fuera conocido más tarde con el sobrenombre de ‘Tragabuches’ vino al mundo en la localidad gaditana de Arcos de la Frontera en 1780 como José Mateo Balcázar Navarro, en el seno de una familia gitana, lo que le perjudicaba a la hora de elegir una profesión, pues los gitanos estaban marginados en aquellos tiempos; cambió su nombre más tarde por el de José Ulloa Navarro, amparándose en una pragmática promulgada por Carlos III, que prohibía la discriminación de esta raza, a cambió de su integración en la sociedad, naturalizándose como españoles, a la vez que se les permitía tomar los apellidos que deseasen.

Sus inicios en el toreo se dieron en la escuela de tauromaquia que Pedro Romero y sus hermanos habían fundado en Ronda, Málaga, que había adquirido justa fama, donde ingresó por mediación de su padrino de bautismo, Bartolomé Romero, pariente de aquellos. Intervino por primera vez como banderillero formando parte de las cuadrillas de Juan Gaspar Romero, pasando más tarde como sobresaliente de la misma hasta el 12 de septiembre de 1802, en que tomó la alternativa en Salamanca, debiendo terminar la corrida al ser cogido de muerte Gaspar Romero, en presencia de su padre, Juan de Dios Romero de los Santos, y de su hermano Pedro Romero. De ahí pasó a torear por las plazas de media España, y por su toreo profundo y elegante se le pronosticaba un importante futuro.

De regreso a Ronda algunos biógrafos dicen que se integró plenamente en la clase artística de la ciudad, disfrutando de sus buenas ganancias y contrayendo matrimonio con una bailaora o cantaora flamenca conocida como La Nena. Otros, sin embargo, relatan que no tardó en abandonar su oficio de matador por el de contrabandista junto a María,con la que, dicen, estaba amancebado. Y que mientras él se encargaba del contrabandeo con el cercano Gibraltar, ella se ocupaba de distribuir las mercancías.

En este menester se hallaba cuando en 1814 un antiguo componente de la cuadrilla de los Romero le invitó a torear en los festejos taurinos que se iban a celebrar en Málaga con motivo de la vuelta a España de Fernando VII del municipio francés de Valençay, donde había pasado la guerra de la Independencia, preso de Napoleón.

Pero la desdicha quiso que cuando se dirigía a la capital malagueña su caballo se encabritara y lo derribara, dislocándose un brazo, circunstancia que le obligó a regresar a Ronda. El hecho de encontrar la puerta cerrada y el patente nerviosismo de La Nena al verle le hizo sospechar una infidelidad por parte de su mujer, o amante, por lo que recorrió toda la casa hasta que, escondido en una tinaja, encontró al sacristán de la iglesia de Santa María la Mayor, conocido como Pepe ‘El Listillo’. Enfurecido, le cortó el cuello a él, y a ella la arrojó desnuda por el balcón, causándole la muerte por desnucamiento. Luego huyó a la Serranía rondeña, donde se integró en la partida de bandoleros de Los siete niños de Écija, una de las cuadrillas más conocidas del bandolerismo andaluz del siglo XIX, aunque nunca fueron solo siete y ninguno era de Écija, según reza el dicho: “Ni eran siete ni eran de Écija”; capitaneada entonces por Juan Palomo, permaneció hasta 1817 con el sobrenombre de ‘El Gitano’, año en que los miembros de la cuadrilla fueron capturados y ejecutados, o indultados algunos de ellos tras la disolución de la partida, con la excepción de ‘El Gitano’, al que se le perdió el rastro desde entonces, bien porque huyó a Portugal con el botín de los últimos asaltos, según unos, bien porque se escondió en la Serranía, de donde salió, donde tal vez moriría en un asalto frustrado, según otros.

Y, por cierto: ¿A qué se debía el sobrenombre de ‘Tragabuches’? El apodo lo heredó de su padre, quien, según dicen, en una ocasión se había comido adobado el feto de un buche, nombre que en Andalucía se aplica a la cría del burro o a un feto del mismo.

Y por si faltaba algún apunte más en su historia, hay quien dice que era un buen cantaor de flamenco, atribuyéndosele la canción:

Una mujer fue la causa
de mi perdición primera.
No hay ningún mal de los hombres
que de mujeres no venga.

Igualmente, se cuenta que algunos años más tarde apareció por los alrededores de Ronda un gitano viejo y solitario que la leyenda popular quiso identificar con ‘El Gitano’ o ‘Tragabuches’, pues al morir se descubrió que entre sus pertenencias tenía un auténtico tesoro en monedas antiguas.

Sea como fuere, lo cierto es que la vida de José Ulloa Navarro se mueve entre la historia y la ficción; aunque, eso sí, no puede negarse que su persona pasó a formar parte de la leyenda de Ronda y su Serranía.

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