Iniciamos la andadura de este nuevo año continuando descubriendo y dando a conocer todo, o más bien parte, de lo que en cuanto a cultura se ofrece por estas latitudes de las Vegas del Guadiana, las Bajas para más señas.
Y me ha parecido bien iniciar este nuevo ejercicio reencontrándome con alguien a quien conozco (y él a mí, claro) desde hace más de 25 años, exactamente 26, cuando allá por el año 1997 llegué ‘al Montijo’ y tuve la suerte de conocerlo a él y a su familia, la cual, todo hay que decirlo, desde el principio me dispensó una cálida y atenta acogida que, pasados los años, continúo recordando y agradeciendo; nobleza obliga, amigo.
El protagonista de esta tarde es Narciso Miguel Leo Romero, otrora un inquieto chaval, ‘trompetero’ de los buenos, hoy todo un virtuoso profesional con bastantes inquietudes de las de entonces ya plenamente realizadas. Os cuento, ya veréis.
Con mezcla de sangre, materna montijana y paterna obandina que no zanganera, desde muy pequeño Narciso pudo admirar de cerca el mimo y la delicadeza con la que su padre siempre trató a la que fue, junto con su esposa, una inseparable y fiel compañera. La trompeta y su peculiar y reconocible sonido han sido y siguen siendo muy especiales para la familia Leo Romero.
Cuando, siendo todavía muy niño, acompañaba de la mano de su padre a la Banda Municipal de Música de Montijo en todas y cada una de sus actuaciones, muy pocos pensaban, ni siquiera él mismo, que aquella criatura que con tanta elegancia sostenía su estandarte, con el tiempo llegaría a ser el director titular de esta misma agrupación montijana.
Y así es. Junto con el grandísimo músico y percusionista montijano Dámaso Estévez López, Narciso es el único de aquella foto de 1982, año de la última refundación de la Banda Municipal ‘Andrés Mena’ de Montijo, que continúa perteneciendo a la misma y de la que recientemente se ha celebrado el 40º aniversario con un concierto ofrecido en el Teatro Nuevo Calderón de Montijo el pasado 5 de diciembre, y que estuvo dedicado de manera especial, y a petición del propio Narciso, a la persona y trayectoria del mencionado Dámaso Estévez por su permanente apoyo, colaboración y participación en esta agrupación musical.
Bueno, y en estas estamos porque una vez que le doy la palabra a Narciso todo deviene en un sin parar. Su trayectoria es cuanto menos inquietante: formación, escuelas de música, actuaciones, proyectos y direcciones musicales, ‘big band’… y qué se yo cuántas cosas más. Paso a contaros, veréis.
Narciso realiza sus estudios musicales en diversos centros educativos de enseñanza musical de Extremadura y Madrid, Conservatorio de Montijo, de Badajoz, culminándolos por convocatoria libre en el Centro Superior de Música Creativa de Madrid, a los que añadió el curso de Pedagogía Musical Activa en el Conservatorio Profesional de Música ‘Ángel Arias’, también de Madrid. Ya desde el principio Narciso se inclinó por el camino de la dirección y gestión de banda y orquesta, y en ello encontró su primera oportunidad laboral, cuando le ofrecieron dirigir la Banda Municipal de Música de Bienvenida, localidad en la que él mismo fundó una escuela de música, elemento este último que él considera indispensable para que puedan surgir nuevos valores personales que engrosen las filas de las bandas y orquestas: “sin cantera es difícil que nazcan nuevos talentos”.
Al mismo tiempo, ya en cascada, también le ofrecen la plaza de profesor de viento metal en la Escuela de Música de Villafranca de los Barros ‘Ciudad de la Música’. En ambas localidades permanecerá durante los años 2002-2015, compaginándolo con la plaza que en 1999 logra sacar como como solista de fiscorno en la Banda de Música de Badajoz, en la que se mantendrá durante aproximadamente 17 años, y con las direcciones de las escuelas de música de La Roca de la Sierra y de La Nava de Santiago.
Ya lo sé, toda una trayectoria vertiginosa, pero que no acaba aquí, porque en 2006 recibe una llamada del presidente de la banda de Montijo, junto con el presidente de la Federación Extremeña de Bandas de Música, para ofrecerle la dirección de la banda montijana, que en esos momentos pasaba por serias dificultades para poder continuar adelante. Tras valorar los pros, contras y demás, finalmente acepta, convirtiéndose en titular de la misma, ostentando hasta la fecha su dirección.
Crear la Escuela de Música ‘Pedro López’ fue el paso siguiente. Nuestro protagonista tiene muy claro el tema de la cantera, “para recoger hay que sembrar”, y las escuelas hay que “mimarlas”, son presente y futuro para la música. Llegado este momento, Narciso abandona todo lo que se trae entre manos para apostar única y definitivamente por Montijo, por su banda y por su escuela; decisión que le honra y por la que sus vecinos le están inmensamente agradecidos, sobre todo los amantes de la música.
No contento con todo esto (es ‘culo inquieto’) continuaba dándole vueltas en su cabeza a un proyecto que traía desde su estancia en Madrid, formar una ‘big band’. Pues nada, se puso a ello y, cómo no, dicho y hecho; nació la Tomajazz Big Band “de las Vegas Bajas” en la que logró reunir a un elenco de músicos de lo más granado de la comarca, y que durante dos años aproximadamente (2013-2015) ofreció varios conciertos y recitales por varios de los principales escenarios de las vegas y cuyo reflote sigue teniendo en mente. Y es que a este chico nada se le pone por delante, estaremos pendientes.
Siente pasión auténtica pasión por el latin jazz (no confundir con la salsa, no es lo mismo); insiste: “me gusta el jazz latino y mi ídolo, además de mi padre, es la Lincoln Center”, y como solista destaca sin ambages al trompetista, compositor y arreglista estadounidense de jazz Wynton Marsalis, uno de los más grandes trompetistas de la historia.
Considera que nuestra comarca ofrece un buen nivel en el panorama musical, hay buenos músicos, buenas agrupaciones y buenas bandas, pero no se corta a la hora de manifestar que para que todo esto siga en pie se hace imprescindible la colaboración y la permanente ayuda de todas las instituciones, de manera especial los ayuntamientos y su implicación con las escuelas de música y las bandas municipales; hay que mimarlas y facilitarles todo cuanto necesiten para que puedan desarrollar su cometido en las mejores condiciones posibles, esto no va solo de subirse a un escenario, hay mucho trabajo detrás.
Los alumnos le están esperando, este joven no se da tregua, pero he de reconocer que esta entrevista me ha supuesto un aldabonazo de optimismo. Narciso es un tipo simpático, dicharachero y que transmite mucha alegría en su conversación.
Amigo Narciso, muchas gracias por abrirme las puertas de tu escuela, por dedicar esta tarde a compartir conmigo tu experiencia, que es mucha; tu trabajo, que no es menos; y tus proyectos, que son varios, y que por ello mismo seguiré muy de cerca.
Un abrazo fuerte, maestro, seguimos en contacto y dale un abrazo muy fuerte a tu madre, la recuerdo con mucho cariño.