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Una tarde con… Vanessa Cordero Duque

Una tarde con... Vanessa Cordero Duque
Con Vanessa y con dos de sus poemarios en la Biblioteca de Montijo. Foto: Cedida
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Volvemos, en este mes de abril, a encontrarnos con la literatura en estado puro. Son muchos, y muy buenos, los (y las) escritores de cuya pluma podemos disfrutar en nuestras vegas y, por ello, no es tarea fácil, ni mucho menos, escoger a alguien de este ámbito que dé lustre a este mes tradicional y culturalmente focalizado en torno al Día del Libro y al sinfín de actividades (talleras, ferias, exposiciones, charlas…) que con tal motivo se están ya desarrollando en todos nuestros pueblos y ciudades, y que continuarán a lo largo y ancho de todo este primaveral mes.

La verdad es que, pensando a quién podía traer a este mi blog para pasar juntos la tarde, tengo que deciros que muy desde el principio lo tuve claro, pero no os voy a decir por qué (aunque sí es verdad que ser compañera bloguera en la revista Grada ha pesado mucho); prefiero que los descubráis vosotros conforme vayáis conociendo a esta mujer, montijana y poeta, que posee una vida interior que muchos querríamos para nosotros, y a la que yo me afano en decirle que no es ni mucho menos tímida; al contrario, escribe para que los demás conozcamos qué es lo que pasa por sus sentimientos, por su corazón, por su mente, y a veces nos cuenta cosas que a uno no le cabe ni la menor duda de que no estamos ante una persona tímida, sino ante alguien que necesita unos espacios de comunicación, quizás diferentes a los habituales, entre todos los cuales ella se ha quedado con la poesía. ¡Y de qué manera!. Eso, eso, os cuento.

Vanessa Cordero me cuenta que carece de referencias familiares que pudiesen haber servido como acicate en sus inicios en esto de escribir y que, aunque su padre y su abuela escribieron algunos poemillas, estos no tuvieron mayor relevancia para que ella comenzase a leer y a componer versos.

Recuerda como un gran punto de inflexión cuando en la escuela, allá por sus 9 o 10 añitos, comenzó a leer a Bécquer, Lorca, Machado y a Neruda, con cuyos versos se sentía muy identificada y en cuya lectura se sumergía para encontrarse con su ‘yo’ más profundo porque, como digo, muchos de los sentimientos de estos grandes y perennes poetas Vanessa los sentía como propios.

Para Vanessa, “la poesía es un modo de vida”; no sabría vivir al margen de los versos. Escribe como bálsamo y desahogo de la vida, la suya, tan rica, compleja a veces, que nuestra protagonista teje en su interior. Escribe a diario. El papel es su máximo y principal confidente. No se entiende sin estar frente al papel en blanco, ahí es donde Vanessa se hace fuerte, muy fuerte, diría yo.

Su trayectoria poética es envidiable. Cuenta, a pesar de su juventud, con numerosos premios poéticos (comarcales, regionales y nacionales), algunos de ellos bastante prestigiosos, como es el caso del Premio ‘Amantes de Teruel’ del Certamen Nacional de Poesía en su LVIII edición (año 2019) en la categoría de mejor libro de poemas, que lleva por título ‘Donde los cuentos esquivan a los dinosaurios con dos cabezas’, y con cuatro poemarios (aunque algunos de ellos también contienen relatos cortos) publicados, cuyos títulos ya son de por sí poesía pura: ‘Atrévete a sentirme’ (2010), ‘Del alma hoy hablo yo’ (2012), ‘Las niñas que dibujaba otoño en lunares sin olvido’ (2016) y ‘De los tejados callados y las mujeres que dan voz a mis silencios’ (2023).

Con el Premio 'Amantes de Teruel' (2019). Foto: Cedida
Con el Premio ‘Amantes de Teruel’ (2019). Foto: Cedida

La poesía de Vanessa ha ido creciendo en todos los sentidos. Han pasado ya casi 15 años de aquellos primeros poemas que nos regaló en su primera publicación (‘Atrevéte a sentirme’, 2019), y los que hemos continuado leyéndola sí hemos podido comprobar que su poesía, siempre con un carácter muy intimista, ha ido progresando, ¡Y de qué manera!, hacia temáticas quizás más sociales, públicas, hacia otras mujeres con las que ella se ha visto acompañada en perfecta e íntima sororidad y, por ello, en su último libro (de poemas y relatos, ‘De los tejados callados y las mujeres que dan voz a mis silencios’) nos vamos a encontrar a una Vanessa más social, más proyectada hacia fuera. Versos a la maternidad, al acoso y violencia que sufren tantas y tantas mujeres, al cáncer de mamá, a la pederastia… nos permiten encontrarnos con una Vanessa igual de intimista pero proyectando esa mirada tan personal y profunda hacia fuera, hacia aspectos de la vida que en este preciso momento forman parte de sus más hondas preocupaciones. En este sentido, nuestra poeta permanece fiel a su más puro estilo y registros poéticos.

Me intereso también por saber cuáles son las lecturas en las que Vanessa en su día a día se sumerge y que le sirvan como guía y aprendizaje para continuar progresando en su técnicas y temáticas; en una palabra, quiénes siguen siendo sus maestras (lo digo porque todas son maestras) de cuya escritura ella se sigue empapando y alimentando. Me insiste en que nunca olvida ni se separa de los grandes clásicos, y que poetas tan grandes como Lorca, Machado, Bécquer, Neruda o Benedetti siempre estarán en su ‘mesilla’, pero que ella continúa descubriendo a nuevas autoras que le refrescan y de las que ha aprendido mucho. La argentina Alejanda Pizarnik y las norteamericanas Anne Sexton y Emily Dickinson entraron hace tiempo en la nómina de Vanessa como escritoras de cabecera. Tengo que reconocer que yo no conocía a ninguna de ellas, pero rastreando brevemente en sus datos he podido descubrir por qué estas y no otras son las elegidas por nuestra montijana. También, me insiste, se siente muy identificada con la poesía de la extremeña Isla Correyero (Miajadas) y con algunos de sus compañeros poetas de las Vegas Bajas, aunque en este particular, y como es de comprender, prefiera no dar nombres, aunque eso sí, reconoce la buena salud de la que goza la poesía en nuestra comarca y en Extremadura, en general.

Participando en una gala benéfica contra el cáncer de mama. Foto: Cedida
Participando en una gala benéfica contra el cáncer de mama. Foto: Cedida

Actualmente, Vanessa se encuentra inmersa en la promoción de su último trabajo, ‘De los tejados callados y las mujeres que dan voz a mis silencios’, que ya ha presentado en Montijo y Puebla de la Calzada y que este jueves 11 de abril traerá hasta la vecina localidad de Valdelacalzada (Casa de la Cultura, a las 19.30 horas) y que, en próximas fechas, hará lo propio en otras localidades de la comarca y, además, abierta y encantada de llevar su poesía a todos aquellos pueblos, clubes, bibliotecas a los que se le invite. Ya os digo yo que merece la pena leerla y escucharla, no os la perdáis.

Firmando ejemplares de su último trabajo en Puebla de la Calzada. Foto: Cedida
Firmando ejemplares de su último trabajo en Puebla de la Calzada. Foto: Cedida

De entre los numerosos premios y distinciones con las que cuenta Vanessa hay uno muy especial, o al menos yo creo que para ella sí lo es. Hace un par de años, recibió un homenaje en el centro en el que ella estudió, el montijano instituto Extremadura, donde se le concedió, además del honor, la nominación con su nombre a uno de los cuatro pabellones (los otros montijanos que recibieron ese honor fueron Alonso Cabo, Sonia Albertos y Vicente Hidalgo) de los que se compone este centro educativo, y que para ella ha supuesto un importante reconocimiento a toda su trayectoria y aportación a las letras y literatura de nuestra comarca y de lo, evidentemente, hay más que razones para sentirse muy, pero que muy orgullosa.

Descubriendo la placa conmemorativa de la distinción recibida en el instituto Extremadura. Foto: Cedida
Descubriendo la placa conmemorativa de la distinción recibida en el instituto Extremadura. Foto: Cedida

En fin, Vanessa, qué decirte, que me ha encantado poder conocerte más fondo y haber rastreado junto a ti esos senderos de profundidad y de inusitada riqueza interior que encierras dentro de tu persona. Que te animo a seguir escribiendo, es tu forma natural de comunicación con la que nos descubres aspectos que de otro modo, y debido a la inmediatez y superficialidad con la que actualmente vivimos, nos pasan desapercibidos. Créetelo, amiga, no eres tímida, solo que necesitas una forma de expresión diferente al que la mayoría utiliza. No dejes de escribir, tu poesía nos ayuda a caer en la cuenta de que otra vida es posible, o al menos, otra forma diferente de vivir esta vida.

Firma de libros en la Biblioteca 'María Jesús Rodríguez Villa' de Montijo. Foto: Cedida
Firma de libros en la Biblioteca ‘María Jesús Rodríguez Villa’ de Montijo. Foto: Cedida

Sabes, amiga, que me alegro infinitamente de todos tus éxitos, pasados, presentes y futuros, y que este jueves te recibiré con los brazos muy abiertos en esta tu casa, Valdelacalzada.

¡Te esperamos, poeta!

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