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Ahora que llueve

Ahora que llueve
Conferencia de Marisol de Lima. Foto: Cedida
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Febrero avanza despidiendo el carnaval más largo, con un vaso en la mano y otro de lo que sea. Intentaremos ser equilibristas al son de los tambores, mientras se redibuja un nuevo paisaje con otro sentimiento y otra vida.

En los carnavales se escarripicharon coplas de todos los gustos y colores, que a unos les sentó mejor y para otros fue empezar maturrangando al personal. Aún no garabatean los silencios, pero en unas semanas, después del Miércoles de ceniza, las saetas, procesiones y el olor a azahar.

Ahora que llueve, y es bueno, porque limpia los pecados, los nuestros y los de la ciudad. que son muchos y en carrefilera.

Seguimos con ese laberinto sin salida que es el indulto, la amnistía a los independentistas, a los prófugos del maletero, que ni se arrepienten y volverían a las andadas, según proclaman. Habría que tener buen pulso y mucho tacto. Cuánto nos costará este embrollo. Y nosotros los extremeños, a verlas venir, se siguen eschangando los trenes, sin autovía ni comunicaciones. Se nos está quedando la voz aguardentosa y ronca, y seca, de tanto gritar. Sigue lloviznando suave, sin ruido, mientras nos vuelven a mentir.

No te fies del sol de San Severu, que detrás vieni el charpazu ligeru

En Badajoz seguimos cerrando las puertas para que no se escape el arte. Empezamos el mes asistiendo a la magistral conferencia de Marisol de Lima Romero, lleno total, qué gusto da ver la sala repleta de público, impaciente y con ganas de saber más. Fue en la Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés. Y contribuir de alguna manera a empedrar la tarde. Hubo preguntas y respuestas de sobresaliente nivel. Aprendimos a decir ‘no’, a distinguir y coser los miedos. A meditar de un modo cortés. Y estuvimos acompañados de amigos y amigas que estuvieron muy atentos a tan notable conferenciante: Ángela Roncero, Carmen M. Ponce, Teresa Gallardo, Raquel González Blanco, Julián Martín, Gonzalo Delgado de la Cruz, Lorenzo Aramburu, Guadalupe Serrano, Inmaculada Rodríguez, Esther…

Joaquín Holgado Carballo. Foto: Cedida
Joaquín Holgado Carballo. Foto: Cedida

Seguimos apuntando nombres en la libreta de las ausencias. El lunes 12 nos llegó la mala noticia, José Holgado nos lo decía en un ‘guasap’: “Buenas tardes, ha muerto mi hermano Joaquín”. Se nos fue Joaquín Holgado Carballo (Viveros Holgado) seguramente a sembrar campos de risa, abrazos nuevos y mil ‘te quiero’. Un hombre bueno, ejemplar, cabal, generoso, amante de su familia y amigo de sus amigos. Le despedimos junto a su mujer, Rosa, y sus hijos, Ana Teresa, Rosa María y Joaquín. Sus hermanos, Manuel, María, Antonia y José (y su cuñada, Josefa). Y tantos familiares y amigos que se dieron cita en el tanatorio La Soledad (vaya nombre tan apropiado), jardineros a los que tanto ayudó, empresarios que fueron vecinos durante tantos años en la carretera de Valverde (Antonio, del restaurante El Candil; Abdón Zajara y Josefa Hernández, del restaurante Los Lebratos; Manolo Pereira; Juan, el policía; el bombero Amalio, que tanto lloró) y cientos de familiares y amigos llegados de otros pueblos de la provincia, como San Vicente de Alcántara, La Codosera, etc. Descansa en paz, amigo. Beberemos esta noche para llorar mejor.

Quiero enhebrar/ mi risa con tu mirada/ y si estoy cerca de tus labios/ los besos se me escapan

Y por medio llegó San Valentín, con sus flechas; muchos seguimos creyendo en el amor, a pesar de esta caligrafía rota, y de que se va perdiendo cierta elegancia en el decir y en las maneras.

Y el pasado día 15, encuentro con autor en el colegio Sagrada Familia (las Josefinas) con 75 niños de 5º de Primaria, 25 de cada curso A, B y C, acompañados por las profesoras Maribel Núñez Arcos, Cruz y Terence, y su coordinador, Gonzalo Simón. Uno no puede por menos que dibujar una sonrisa, gualdrapear emociones y ser feliz, y mucho, por compartir un par de horas, que se me hicieron cortas, hablando de literatura; leer un relato, ‘Estanislao el afilador’; aceptar preguntas que te hacen pensar; y, sobre todo, aprender de ellos. Disfruté mucho, a qué negarlo, como un niño con zapatos nuevos. Gracias por la invitación, volveré de nuevo. No tardaré tanto, en marzo de 2021 fue la primera invitación, pero entonces por motivos de enfermedad no fue posible. Volveré, lo apunto en la libreta de las urgencias y de los amaneceres. Dicho y prometido queda.

Encuentro literario en Las Josefinas. Foto: Cedida
Encuentro literario en Las Josefinas. Foto: Cedida

La gala de los Goya, más de lo mismo, aunque no lo veo por prescripción facultativa. Me cuentan y me llegan noticias que fue algo desabrido, infumable y rezuma mal gusto por alguna colaboradora/presentadora que se pasó con algunas palabras soeces (“tía que llevo aquí cinco horas, y estoy hasta el c…”). Lenguaje algo barriobajero, vocabulario de peloteo, al presidente también le dijeron “te queremos presi”, algo de jeito, ‘plis’, que estamos en la gala.

Es verdad que hay directores y actores con mucho talento que todos admiramos, pero algunas películas no las ve ni la familia. Y, como siempre, gala muy reivindicativa, pero no acordarse nadie de esos dos guardias civiles asesinados ese mismo día en Barbate, ni de los agricultores (ya sabemos que algunos dicen que son señoritos, algunos con tractores de 20.000 euros, menos de lo que vale un yate de los que allí estaban). Les puedo presentar a cientos que están hasta el cuello, pagando sus deudas, y se levantan a las seis. Otros jefes de sindicatos no conocen trabajo en su vida. No se pueden dar lecciones morales, porque a poco que escarbemos sale lo que sale.

Le diju San Faustinu a Santa Jovita: “cudia la leña del leñeru, qu,el iviernu es traicioneru”

La lluvia es como la vida, hay que quedarse con una. Ahora que llueve. Y que suspiramos con autoridad melancólica, sabiendo que son los silencios los que nos hacen hombres sabios, y con la verdad por delante.

– ¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!

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