Los grandes bancos exigen ahora una extensa lista de requisitos para conservar una cuenta gratuita y, si estos no se cumplen, las comisiones pueden superar los 100 o incluso 200 euros al año, dependiendo de la entidad.
En este contexto, muchos consumidores prefieren cambiar de banco en busca de cuentas con menores comisiones o con exigencias más flexibles, aunque algunos pueden desistir por el posible engorro que supone gestionar el cambio. Sin embargo, esta operación es sumamente sencilla y siempre será gratuita.
La última reforma de la normativa que regula el traslado de cuentas, aprobada en febrero de 2019, simplificó el procedimiento para cambiar de banco y facilitar la vida a los usuarios. Basta con que el titular o los titulares de una cuenta notifiquen a la nueva entidad su intención de trasladarla. Luego, deberán rellenar un formulario con sus datos y especificar la fecha en que desean que se realice el traspaso, que deberá ser, como mínimo, seis días después de la entrega del formulario al banco.
A partir de entonces serán las entidades, tanto la antigua como la nueva, las que deberán ponerse en contacto para intercambiar la información del cliente y facilitar el traslado de la cuenta “de manera ágil y eficaz”, según explica el Banco de España.
Los bancos se encargarán de trasladar las operaciones financieras más habituales del cliente en la cuenta que desea trasladar, como las domiciliaciones de recibos, las órdenes permanentes de transferencias o las transferencias periódicas recibidas. Si la cuenta a trasladar tiene un saldo positivo, la entidad de origen emitirá una orden de pago a la nueva entidad, siempre y cuando no haya deudas exigibles pendientes de cargo en dicha cuenta.