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Cruces y cruceros de Fresnedoso de Ibor. Grada 158. José Antonio Ramos / Óscar de San Macario

Cruces y cruceros de Fresnedoso de Ibor. Grada 158. José Antonio Ramos / Óscar de San Macario
Crucero de la Plaza del Ayuntamiento. Foto: Cedida

Crucero de la Plaza del Ayuntamiento
Frente al Ayuntamiento se alza un artístico y lignario crucero, original y único entre todos los cruceros que hemos estudiado. Se levanta sobre tres gradas circulares con una amalgama de piedras y arena, con abundancia de pizarras.

Presenta una basa de piedra decorada en los extremos con bezantes, muy rebajada y deteriorada, que sirve de apoyo a la robusta y pequeña columna que se apoya en ella, y como remate una estela discoidea que presenta en su anverso la Crucifixión y en su reverso la Virgen con el Niño.

La estela discoidea es un monumento funerario de piedra que se clavaba en el suelo, ante la tumba, antes de que se generalizara la costumbre de emplear la cruz como símbolo cristiano. Se llama ‘estela’ porque es la señal con que se quiere hacer perdurar el recuerdo del difunto, y ‘discoidea’ por su forma circular.

La estela discoidea es el resultado de una larga evolución, cuyo punto de partida parece estar en el deseo de proporcionar al muerto su imagen, para que pueda reencarnarse su alma errante. Algunas estelas, como las localizadas en Cuacos de Yuste o Talaveruela, están decoradas con estrellas, cruces, anagramas de Cristo, los instrumentos de labor sobre todo. Pero, en este caso, están decoradas con figuras humanas y divinas.

Presenta en su anverso la imagen de Cristo crucificado y en su reverso a Nuestra Señora con el Niño. La estela está decorada en su pie y círculo con motivos vegetales a base de hojas trepadas que arrancan de la misma y se proyectan produciendo acusados contrastes, rodeando la figura del Crucificado, cuya majestuosa imagen surge y domina, con sobria solemnidad en el espacio central.

El cantero anónimo aprovecha los mismos brazos de la estela discoidea para formar la Cruz. El crucificado es un ejemplar algo arcaizante que ofrece el esquema iconográfico habitual en este tipo de piezas. Presenta tórax y brazos extendidos en la horizontal. El ‘perizonium’ esta anudado en la cadera izquierda y forma pliegues, mientras que los pies se cruzan sujetos a la cruz con un solo clavo. El cuerpo está dispuesto en perfecta verticalidad, solamente la cabeza aparece desplazada del eje de la composición. El cabello cae a mechones por los hombros y la barba se esculpió en perfecta simetría.

La figura de la Madre con el Niño no está rodeada por motivos vegetales; es una obra gótica, de composición general bastante tosca, con pliegues muy rudos, destacando la ingenuidad en el rostro de la Madre, el tratamiento de los pliegues del manto y poniéndose en relieve la actuación de un artista popular que nos ha dejado detalles bastante toscos en la composición del Niño.

La Virgen porta en la mano derecha una fruta y con la izquierda sostiene dulcemente al Niño. Cubre la cabeza con una especie de gorro cilíndrico cubierto con el velo, viste un manto cruzado por delante, que cae en pliegues que continúan en la curvatura del traje, con amplitud de vuelo en su parte inferior. Calza zapatos de punta con decoración reticulada sobre nubes que la alzan. El Niño, desnudo, dirige su mirada hacia la Madre; es destacable la sumaria cabellera construida modo de casquete.

Fechamos este crucero en el siglo XIV. Sin duda, el conjunto pétreo de más interés de los conservados en Extremadura.

Crucero del Cementerio Municipal
Muy próximo al Cementerio Municipal se alza un crucero sobre dos gradas circulares de mampostería y lajas de pizarra sobre la que descansa una basa de piedra cuadrangular que tiene grabado en la misma piedra el juego medieval del alquerque, una especie de tres en raya (Alquerque III), que son los más sencillos de jugar, y su grabado sobre la superficie de una piedra es también muy fácil de llevar a cabo, aun teniendo poca experiencia al grabar diseños geométricos sobre piedras. Sin duda, estas circunstancias son las que hacen que los mismos sean los más frecuentes. Una característica que poseen todos ellos es su cronología.

Crucero del Cementerio Municipal. Foto: Cedida
Crucero del Cementerio Municipal. Foto: Cedida

Podemos decir que, aunque su modelo tiene una datación de las más antiguas para los tableros de juego, el marco cronológico que debemos aplicar va desde el Medievo casi hasta nuestros días o fechas próximas, hacia mediados del siglo pasado, cuando de forma casi generalizada dejaron de funcionar.

Esta datación nos viene dada por las características técnicas de la grabación (surco en sección de ‘V’), y porque se localizan al lado de otros realizados con el mismo tipo de técnica y que corresponden a cruciformes, alfabetiformes, que en la mayoría de los casos nos indican señales de término, como este caso que nos ocupa.

Además, la base posee varias cazoletas distribuidas por varios puntos del grabado y las letras ‘INRI’. Todo el conjunto está muy erosionado, sobre todo su parte superior.

Sobre la basa se alza una columna o varal de pizarra, cubierto de líquenes que remata en una cruz de forja moderna. Consideramos que el fuste o varal es lignario, reaprovechado de otro monumento más antiguo; no así la cruz de forja.

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