Coincidiendo con la lectura de la extraordinaria novela de Luis Landero ‘El huerto de Emerson’ me anima mi amigo JJ Barriga, presidente del Club Senior de Extremadura, a que colabore con la revista Grada.
Inicia Landero su narrativa con un canto a la memoria, “abandonarse a los recuerdos… escribe lo que recuerdas y dirás la verdad. La vida es breve, sí, pero en cambio la memoria de lo vivido no se acaba nunca. La memoria es un pozo sin fondo”.
Nos lleva de la mano a un mundo entrañable, cercano, en el que el tiempo transcurre lento, sin novedades reseñables, los vecinos sacan las sillas a la calle a tomar el fresco en las noches tórridas del verano.
Y pienso en mis colegas del Club Senior y en todos los extremeños que vinimos al mundo en los 40 y 50 del siglo pasado y que nos vemos sentamos en el brocal del pozo a beber agua fresca. ¿Qué sacaremos? Porque hemos llegado al siglo XXI, somos una generación dividida entre el peso de la memoria, “somos lo que recordamos”, y la atracción de un mundo nuevo.
Ahora del pozo sacamos las aguas de los recuerdos, pero también un aluvión de imágenes de las múltiples plataformas o aplicaciones digitales. Aplicaciones que nos facilitan el vivir diario accediendo a la educación, al ocio, a la salud, a las relaciones sociales… nos dan asiento en ese patio de vecindad global que son las redes sociales.
Vivimos planetariamente en el centro de una vorágine de acontecimientos, bombardeados por conexiones en tiempo real de todo cuanto acontece: eventos deportivos, desastres naturales, escenas de guerra, destrucción… Estamos hiperconectados y en muchos casos superinformados.
Un mundo global nos trae también alertas y preocupaciones de unas dimensiones hasta ahora inéditas: pandemia sanitaria universal (la pandemia ha afectado a fecha 14 de abril a 137 millones y ha causado 2,96 millones de muertes) y calentamiento global y emergencia climática, con la desertificación y la pérdida de biodiversidad. Se contaminan recursos que creíamos ilimitados, como el aire, el agua o el suelo. ¡Salvad al planeta! nos gritan los jóvenes.
Se señalan fechas y estrategias globales con metas y objetivos, como la Acción mundial por las personas y el planeta, o el acuerdo mundial de París sobre el cambio climático y desarrollo sostenible. La Unión Europea apuesta y lidera para 2050 un planeta limpio para todos, con cero emisiones de CO2. Se hace necesario un nuevo contrato social global.
Y hemos llegado al conflicto entre la memoria y la imaginación; ¿pasear por el bosque del tiempo ya vivido o adentrarnos por territorios que nunca nadie hasta ahora ha podido recorrer? La memoria de lo vivido tiene que hacer sitio a la aventura de lo que nos queda por vivir.
Es cierto que, si todo está por decir, ¿cómo aprenderemos a caminar por este nuevo mundo? Sostiene Landero que “la vida es breve”; yo añadiría que fugaz, vivimos instalados en el instante.
Hoy estamos descubriendo otra dimensión; la vida digital es amplia y transversal, sin fronteras, nos coloca en medio de todo lo que acontece en el mundo. La humanidad completa es ahora nuestra vecindad.
¿Entonces? lo vivido queda guardado en el disco duro de la memoria con gigas ilimitados, y si es preciso con copia de seguridad; no hay fin, no desaparece, no se acaba nunca, todo deja rastro ¡El dato! incorporado a nuestra persona y experiencia para que una nueva inteligencia (¿artificial?) los integre y dé sentido.
¿Hacerse preguntas? Sí, pero las respuestas tienen que estar a su altura, ser globales y solidarias. El cambio climático, o lo revertimos entre todos los países o será irreversible. De la pandemia, o salimos todos o no se detendrá.
Para Landero “Solo el viaje le da un sentido a la existencia”. Por primera vez nos vemos enfrentados a retos globales que exigen respuestas globales. ¿Quiénes y dónde se encuentran las respuestas? Inventar, imaginar aquello que aún no es pero que debería ser; tirar de la memoria, la imaginación y la solidaridad para salvar a una humanidad desconcertada y a un planeta que no tardará en aumentar su degradación, hasta llegar a un punto de no retorno.
Con modestia pero con ilusión desde el Club Senior de Extremadura hacemos numerosas propuestas para que nuestra región sea pronto una realidad próspera, sostenible e inclusiva.
