Los relojes descalzos de noviembre vienen a dar la hora exacta del aire de la vida, como un paréntesis de lo imposible, marcando siempre el regreso. Son los segundos del silencio.

Noviembre nos viene a escribir en la luz de los ayeres, y miramos este reloj que nos atrasan o nos espabilan según conveniencias de unos o de otros.

Los caminos nos llevan y nos traen la inequívoca originalidad y el desatino de nuestras señorías. Entre mentiras piadosas y una apuesta por la esperanza, así vivimos. Palabras que se repiten, tendencia a la inflación, que sea coyuntural, se retrae el consumo, la derogación, subir las cotizaciones para mantener las pensiones de los ‘bumer baybis’; hombre, antes de eso, bajen ustedes sus sueldos, que cobran un pastizal y sin mucho provecho, todo arreglado.

En los bailes y las verbenas de entonces se decía “vámonos a lo oscuro” y unas iban, otras te miraban de soslayo y te decían “hasta luego Lucas”.

Alucinamos en colores, que se dice ahora, con el kit de supervivencia; en un sin vivir andamos, oiga, con esta tarea, con esto del posible apagón. No olvide incluir candil, brasero de picón y saco de la materia prima, pero que sea de encina, infiernillo, linterna, machacador para los gazpachos de poleo, linterna… agotados ya en comercios y almacenes.

A la chita callando se aprueban los presupuestos, pactando con independentistas que no nos quieren o que directamente nos odian, y cuyas manifiestas intenciones de castigo fulguran en sus miradas, la pela es la pela. Del laberinto al treinta.

Nos llevan a lo oscuro. Habría que contarles el cuento de la cabra montesina.

Noviembre se derrama. Camina descalzo, con sus recuerdos, con sus noches inquietas y algún exilio cómplice, salpicando de melodías las calles. La Alcazaba y la Plaza Alta, siempre bellas. No se sana el mal de amores con remedios de botica. En Santa Marina siguen las obras a buen ritmo, en la Plaza de Conquistadores sobre todo; en la de Santa Marta esperamos el quiosco con ansiedad manifiesta para erradicar tanto alboroto los fines de semana, pero las obras no se mueven.

Las actividades vuelven con fuerza. Se inauguró el nuevo edificio de la biblioteca de Barcarrota, y allí que fuimos el viernes 5, a empaparnos de cultura, y a escuchar la palabra sabia de los intervinientes, a emocionarnos al recordar a Manuel Domínguez Bou y a Agustina Duran, mi poeta preferida. Coordinó Juanma González.

En el salón de actos de la Asociación de Mayores de Santa Marina se celebró un nuevo encuentro con autor, club de lectura para mayores. En esta ocasión intervino Cecilio Venegas Fito, que deleitó al auditorio con su conferencia ‘La botica en la expedición de Magallanes y Elcano’. Organiza la Concejalía de Bienestar Social que dirige Antonio Cavacasillas. Coordina María Muñoz.

Se celebró la Maratón de Badajoz, en la que participaron más de un millar de corredores, y como siempre división de opiniones entre peatones y automovilistas, pero si es bueno para la ciudad, bienvenido sea. El cantautor Nando Juglar (y sin embargo amigo, y ahora atleta) que sabe de este asunto y que ha participado en casi 200 carreras populares, tres maratones, 67 medio maratones, y ocho triatlones (pronto tendrá más medallas y trofeos que discos de oro), se queja, y con razón, que han de competir en la misma categoría con gente 20 o 25 años más jóvenes y que pagan la misma inscripción, con la excepción de Almendral el 28, donde sí hay categoría de mayor de 60, veteranos F, como debería de ser en todas, o incluso no pagar la inscripción.

En la Sala Vaquero Poblador de la Diputación de Badajoz se inauguró una exposición o instalación artística, ‘Arqueología del ser’, de Juan Sebastián González. Estará expuesta hasta el 11 de diciembre.

En la Rucab se presentó el nuevo libro de Efi Cubero, ‘Solo inclasificable’. Al piano del amanecer Pedro Monty, que siempre toca apasionadamente. Intervinieron Antonio Castro, que dio la bienvenida en nombre de Fundación CB; y Faustino Lobato, que presentó de manera emocionada a la autora. Leyeron poemas Maribel Bazaga y María Elena García.

El sábado 13 viajamos a Trujillo para participar en el encuentro recital en el Palacio de los Barrantes-Cervantes.

Y siguen llegando libros en este noviembre arriscao y de altanera figura. ‘Pablo’, una novela de Daniel Arenas Martín, que publica Stela Literaria. Y ‘Nacidos de las cenizas’, de Pilar Teresa Romero, una novela de más de 500 páginas que ya va por la segunda edición, me llega de la mano inquieta y entusiasta de Antonio Requejo.

En la Rana loca apagamos las cinco velas de la niña Abril, la que leía a don Pijote de la Mancha.

Como sigamos así, nuestras señorías nos llevarán a lo oscuro.

Ojalá haya muchos maratones de ternura, de abrazos. Maratones de esperanza, de besos y sonrisas, y puedan participar los muy mayores y los que tengan algún costurón en el pecho, como este poeta y otros que se escarripicharon coplas y se embucharon panes y cojondongos sin mirar para atrás.

¿Qué cómo era el cantar de la cabra montesina? “Soy la cabra montesina del monte monte pinar, y quien pase de esta raya, me lo trago de un tragar”.

El otoño pinta de encaje blanco las calles de mi ciudad. Mientras, pasea gente de modales finos.

¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!