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Mil caricias sobre los rastrojos. Plácido Ramírez Carrillo

Mil caricias sobre los rastrojos. Plácido Ramírez Carrillo
Presentación del libro de José Luis Molina 'El Refranero Castellano. 101 Comentarios' en Valdelacalzada. Foto: Antonio Hernández Cantero
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No acaba de llegar alguna santa lluvia (cuando esto se escribe) chaparroneada con provocativas redondeces y la gallardía de su plática.

Ojalá y llenemos todos a la vez un calambuco de ilusión y de esperanza, y con la predispuesta intención estercolera de enterrar el odio entre hermanos, de leche o no, y entre vecinos de barrio.

Garabatea octubre sus últimas notas al piano del amanecer, noviembre nos llama con su viñero suspiro y su añoranza desvaída. En este otoño sin nombre, en tu mirada me visto, niña, con azules imposibles. Mientras Paula apaga su primera vela.

Perdemos la calma cuando escuchamos a nuestras autoridades y autoridadas cuando dicen que habrá que pagar peaje (le dicen otro nombre más fino) ¡Anda ya pallá!. Si necesitan perras pues quiten ministerios o asesores, que sobran muchísimos, que además de enchufados no se saben ni los ríos, ni la lista de los reyes godos, ni los pueblos de España por orden alfabético, como se sabía en mis tiempos un amigo que se preparaba para Correos. Eso era hincar los codos, y no lo de ahora. O rebajen los sueldos a sus señorías, que cobran diez veces más que algunos pensionistas o más que los que tienen el sueldo mínimo, o 20 más que mi madre.

Pillaje se le podría llamar, como dice el amigo Julián Leal, periodista, rey de la décima, en alguna de sus composiciones populares. Nos van a ordenar el tráfico en las autopistas, menos mal que hay pocas dirán algunos. No hay bien que por mal no venga. Y no era nada lo del ojo, y lo llevaba en la mano.

Claro, por eso dice la consejera que no necesitamos dinero, pa qué.

Perdemos la calma cuando sale en el televisor un señor de Bildu, vestido para la ocasión y haciendo como que pide disculpas y que todo aquello no debería haber sucedido. Lo del perdón le cuesta más. Y horas más tarde, en un idioma raro viene a decir que tienen 200 presos y que si hay que aceptar los presupuestos que dónde hay que firmar. Y de los mil muertos, y otros tantos mutilados de los atentados con coche bomba y del tiro en la nuca, ya nos olvidamos. No sería justo. Perdemos la calma.

Arriscan ahora, en este otoño sin alma, que sigue repiando entre mujeres jimplonas que festejan un aire incoloro. En nuestra televisión seguimos con mucha telebasura, mucha cháchara vana. Lo último, hacer chistes groseros sobre Leticia, nuestra reina, y su hija Leonor (una menor de 15 años, no se olvide, ministra de Igualdad) en una televisión que pagamos todos.

Abejorreo desafinado, como otras veces, como siempre. Seguiremos echando borrones a la vida.

Perdemos la calma.

Acaba de nacer la asociación Amigos de Monfragüe, para su defensa, que nos grita que se muere y quiere que no nos amilanemos ante nadie. La campaña ya dio comienzo; primer acto en Serradilla; después está anunciado un acto en Casas de Millan, y en Cañaveral; y una concentración el 7 de noviembre en Villareal de San Carlos. Al frente, como presidente, Paco Castañares (que algo sabe de esto). Ni un paso atrás.

Vuelven las actividades con fuerza. Se acaba de inaugurar en la sala Arte Joven la exposición ‘Miradas de mujer’, del excelente pintor hornachego Pedro Castaño Gallardo, con una dilata trayectoria artística, con numerosas exposiciones a sus espaldas, con notable éxito de crítica y público. Comisariado por Ana Marín, estará hasta el 17 de noviembre.

Pedro Castaño y Plácido Ramírez, en la exposición 'Miradas de mujer'. Foto: Cedida
Pedro Castaño y Plácido Ramírez, en la exposición ‘Miradas de mujer’. Foto: Cedida

La Asociación Cultural Badajoz Contigo comenzó su actividad. Poetas, músicos y pintores se reúnen, y actúan en el bar La Parada.

Se presentó el libro del profesor José Luis Molina ‘El Refranero Castellano. 101 Comentarios’, en varios lugares; ya fue presentado en Montijo y recientemente, el 28 de octubre, jueves, en la Casa de la Cultura de Valdelacalzada, con gran éxito de público, guardando siempre las normas Covid. La música la puso la Escuela de Música de Valdelacalzada, dirigida por el profesor Sergio Chaves, que engrandeció la velada. Un trabajo con gran enfoque literario, con un tono lírico y dulce que sorprende y emociona. Gran éxito de ventas, por cierto, antes de la presentación se agotó la primera edición, un caso raro y curioso en este tipo de libros

Pide a Dios y a los santos, pero echa estiércol a tus campos

Háganme caso, olvídense de ‘halowen’ y de otras proyectadas caramanducas y tropelías de charabasca; disfruten de nuestras tradiciones, de nuestra costumbre ancestral de celebrar los Santos y los Difuntos llevando flores a los cementerios para recordar a nuestros seres queridos, y disfruten en el campo de la chaquetía, de castañas asadas, nueces, higos… lo nuestro, lo de siempre.

La noche de otoño extiende mil caricias sobre los rastrojos.

¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!

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