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Noches que me roban la cartera. Plácido Ramírez Carrillo

Noches que me roban la cartera. Plácido Ramírez Carrillo
Reunión por la jubilación de la profesora Ana María Cabezudo. Foto: Cedida
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Las noches de Badajoz me roban tu amor y la cartera. El verano llegó con inequívoca originalidad, con su color de pan y de rastrojo, con sus afanes investigadores. Habrá que tener la mirada perdida y la boca quieta, que hay muchos volatineros que saltan en cuanto oyen voces aguardentosas que no dicen lo que ellos quieren oír, y no sean de su gusto o manera de pensar. Quevedo ya dijo que el que escribe para comer, ni come ni escribe. Y eso que todavía no había televisión.

Junio se despidió garabateando silencios y risa nuevas, sin despeinarse siquiera. No tuvimos el crepúsculo mágico de la noche de San Juan, ni el estrapalucio de sus fuegos artificiales sobre los puentes del Guadiana.

Julio llega con paso calmo y acreditadas virtudes, con su mirada sorprendentemente culta y con sus ayes melancólicos y deshilachados. Asómese si tiene tiempo y le vaga, al puente viejo, al de Palmas, para admirar las fotografías de nuestros fotógrafos, magnifica iniciativa de la Concejalía de Cultura.

Póngase la mascarilla, hombre de Dios, que así no vamos a ninguna parte. Hay mucho irresponsable de pétrea y viñera memoria que no se lo toman en serio, y se ven muchos grupos de jóvenes que no la llevan o la llevan en el codo o de pulsera, pero así no avanzamos, antes bien, iremos para atrás. Siempre hay un después.

Se nos fue a navegar luceros de agua Manuel Márquez, último presidente de Amigos de Badajoz, persona íntegra, trabajador incansable, coherente, cercano y buen conversador, que asistía en los últimos tiempos a las actividades que organizamos en la sede de la Asociación de vecinos de Santa Marina, y tuvimos ocasión de tratarlo más de cerca y disfrutar de su palabra y su sabiduría. Una gran pérdida para la ciudad.

Manuel Márquez, último presidente de Amigos de Badajoz, que acaba de fallecer. Foto: Cedida
Manuel Márquez, último presidente de Amigos de Badajoz, que acaba de fallecer. Foto: Cedida

Se jubila la profesora Ana María Cabezudo. Hablar sobre ella no es tarea fácil, y de momento, y antes que nada, hay que quitarse el sombrero, la gorra, la pamela o lo que proceda o se tercie. Ana te abriga del frío y te gestiona o te hilvana, si fuese menester, un sol de enero para las madrugadas de rocío y carámbano; te presta su paraguas por si llueve, el abanico por si hace calor y aplaude los goles de tu equipo más que otra cosa por complacerte. Elegante en el decir y de ilustrada palabra, merece sin duda adjetivos laudatorios, templados y bruñidos en las mejores fraguas del contorno. Siempre tiene a mano, o en la boca, la palabra exacta y precisa.

Y te monta el Belén, cuando llega la Navidad, y se mete en afanes para reunir a poetas, cantantes, guitarristas de renombre, bailaoras, cantaores, cuentacuentos… y consigue la algarabía y el milagro, haciendo aleluyar los dineros, con escaso o ningún presupuesto.

Encontrar a profesoras como Ana no es tarea fácil, ni en muchos amaneceres a la redonda. Ya que no es una profesora al uso. Te pedimos que no te vayas todavía, aunque te deseamos lo mejor en este nuevo camino de tu merecida jubilación; quédate en casa, para tenerte cerca por si acaso, sigue reponiendo fuerzas y propósitos, y con tu virtuosa paciencia… vuelve a casa, o al colegio, por Navidad para varajustear actividades y conciencias, que andamos sin fierabrás que nos calme.

Dicen que en septiembre tendremos una mini feria de San Juan, y la Feria del Libro, y la Noche en blanco, Almosassa y, en la Alcazaba más grande de Europa, el espectáculo ‘Cabalgando entre costuras’, la belleza de los caballos y las modelos.

Habrá exposición de esculturas de Juan Gamino, en la sala Arte Joven, que dirige Miguel Ángel García Mantecón. Y en el López de Ayala, el espectáculo de música y poesía de Nando Juglar ‘Extremadura desde dentro’.

La boda de Sara… y no sé cuántas cosas más. No habrá días en el calendario para tanta fiesta y tanta algarabía. Todas las noches con los zapatos nuevos, el traje de fiesta, de chupa y enciende; habrá que darle cuerda al reloj, e ir garatalleando hora tras hora las sutiles intenciones.

Por eso digo que las noches de Badajoz me robarán, igual que ahora, tu amor y la cartera. No solo la de los dineros, sino la de los afectos y las emociones, la de los abrazos y los colores.

– ¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!

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