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Oraciones del frío y el agua. Plácido Ramírez Carrillo

Oraciones del frío y el agua. Plácido Ramírez Carrillo
Julián Martín, Miguel Celdrán, Plácido Ramírez y Consuelo Rodríguez, en la XXX Feria del Libro de Badajoz. Foto: Cedida
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Se nos despide este tierno, geométrico y adoctrinado febrero de proyectos incumplidos, de indecisiones y tormentas, con más pena que gloria. Asomará marzo la nariz, algo más tranquilo y equilibrado. “Si llueve el día del Ángel de la Guarda, la sequía no tarda”.

Seguimos apuntando nombres en la libreta del recuerdo y miradas de especial estima que se nos pierden más allá del horizonte de los azules sonidos. Consuelo Rodríguez Piriz (con quien tanto quisimos) se nos marchó a soñar metáforas de emoción y a cantar nanas en madrugadas de cariño.

Esa noche me dormí apoyado en la tristeza, y pensando en los buenos ratos junto a Consuelo desde que la conocí, a finales de los ochenta, en su gabinete de psicología de la calle Francisco Lujan. En las ferias del libro que compartimos, primero en San Atón y luego en San Francisco, y que ella como responsable de Cultura, elevó al máximo nivel creando nuevas actividades que todavía siguen.

En la inauguración y puesta en marcha del Museo de la Ciudad y la creación de la Asociación de Amigos del Museo y sus múltiples actividades, (maratón de lectura, recital de saetas y poesía religiosa, festival de navidad, etc.) que siempre apoyó; el concurso de murgas en el López, los buches literarios en los Calañe, y tantos recuerdos, anécdotas y momentos entrañables.

A Consuelo le gustaba hablar de todo, de manera intuitiva y amena. Fue una mujer excepcional, luchadora incansable por la cultura, jovial, coherente, alegre, sensible y siempre amable. Una pérdida irreparable para Extremadura.

Cada noche asistimos sorprendidos frente al televisor a ver lo que ocurre, que choca con este tiempo Covid que vivimos. Manifestaciones violentas en varias ciudades de España. No se manifiestan por los casi 100.000 muertos por el virus, ni por los casi 5.000.000 de parados, ni por las colas del hambre.

Lo hacen por la libertad de expresión, dicen. Por un rapero burgués, que lo que escribe es bazofia, amenazas de muerte a políticos, policías y guardias civiles o insultos a mujeres en sus letras. Y que no lo meten en la cárcel por incitar al odio, enaltecimiento del terrorismo e injurias a la corona e instituciones estatales que es lo que más sabe, sino por agredir a un testigo en un juicio, y a otras personas. Investiguen, lean y verán quien es este tipo. ¿Libertad de expresión o rapiña?

A estos chicos de la gasolina entre los que hay mucho tamanino y mucho cingindorro, habrá que ponerles un buzón de sugerencias. Todo empieza por C. Primero los contenedores, luego los comercios, después la comunicación (agredir a periodistas y fotógrafos). Y además, el mobiliario urbano, ataques a policías y vecinos, y los daños los pagamos todos. Pero los responsables políticos, demócratas plenos de nobleza y marcado entusiasmo, silbando y mirando para el infierno.

El ínclito rapero burgués se queja de que la celda es pequeña y no quiere compartir. Seguro que más pequeño serían los zulos donde metían los terroristas, que en sus letras enaltece, a los secuestrados (Revilla u Ortega Lara, por ejemplo) o del tiro en la nuca como a Miguel Ángel Blanco, Ordóñez o Lluch.

Las hojas del calendario se mueven al compás de los tambores del carnaval, que esta vez, no existió. Pero se convocaron concursos de fotografía y certámenes de poesía.

Miércoles de Ceniza: comienza la penitencia y termina la risa

Hemos celebrado los 40 años del intento de golpe de estado que fracasó y que ganó la Constitución. Cuesta creer las razones para que algún partido se ausentara de este acto y no participar en el recuerdo de la victoria de los demócratas frente al golpismo, a pesar de las imperfecciones, que dicen que hay, y que garantiza progreso y las libertades. A más de uno y de dos habría que darle algún parvujo que otro.

Y el rey Juan Carlos I defendió la Constitución, su firmeza y autoridad fue determinante para el triunfo, y dejó claro en su discurso en TVE, su apuesta por la democracia. Y hablando de TVE, que pagamos todos, comparar la formación de la futura jefa del Estado con la huida/salida de su abuelo, parece cuando menos desafortunado y miserable.

A veces llegan cartas (cada vez menos). Ahora me llegan más libros. Hace unos días las obras completas de José Antonio Cáceres, que coordina Emilia Oliva, un gran trabajo. También el último libro, ‘Trilogía 59’, de Jonás Sánchez Pedrero, con prologo de Víctor Chamorro e ilustraciones del pintor Pedro Sánchez González.

Seguimos con las oraciones del frio, sin poder asistir a los entierros, sin poder despedir a nuestros seres queridos. Oraciones de agua.

Y la cigüeña/llega al mediodía/ se bebe el cielo.

– ¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!

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