Me encamino hacia la sede de la montijana Agrupación Cultural y Folklórica AGLA, que viene dedicándose desde hace más de 40 años al estudio, la enseñanza y la difusión del folklore extremeño. Allí, no sin inquietud, me espera Joaquín, más conocido en los ambientes folklóricos por ‘Quini’, santo y seña del folklore extremeño en nuestra comarca.
Nacido en la localidad de Lácara, pequeña pedanía de Montijo, con ascendencia próxima en la cercana La Garrovilla y lejana en el pueblo zamorano de Ferreras de Arriba, me confiesa ser un apasionado del folclore. Lo vive con tal intensidad que desde hace ya muchos años viene dedicando multitud de horas y días a lo que es su gran pasión, el folklore de Extremadura y todo lo que tiene que ver con la tradición extremeña, ropajes e indumentarias, canciones, costumbres, etc.
Actualmente es el director de la escuela de danza de AGLA e integrante de su grupo de baile aunque también, de forma esporádica, colabora y participa en otras agrupaciones folklóricas de la comarca como Luis Chamizo, de Talavera la Real; Araval, de Valdelacalzada; o Alonzo de Mendoza, de La Garrovilla.
Sus inicios en este mundo del folklore dice debérselos a su madre y a su abuela materna Matilde que, aunque no hayan sido ‘folclóricas activas’, sí han mantenido el gusto y el amor por las tradiciones de nuestra tierra y además, han sabido transmitírselo a los suyos, no en vano tres de sus cuatro hijos están integrados en grupos folklóricos, toda una saga de ‘folcloristas’. ¡Qué maravilla!

Con algún que otro flirteo con el laúd y con los coros, muy pronto descubrió que su vocación era la danza, y a ello ha dedicado muchas energías y mucha (muchísima, diría yo) ilusión. Hacia el año 2000 se integra en AGLA y, desde entonces, permanece plenamente integrado en esta agrupación al mismo tiempo que enseña en la escuela de danza de la que es director, las danzas típicas extremeñas a más de 30 niñas, ¡y algún niño!, de Montijo y otros pueblos de la comarca.
Me cuenta Quini que las tradiciones y las vestimentas que nuestros antiguos han utilizado como indumentaria típica y que han venido siendo utilizadas en el folklore de la comarca son una mezcla de muchos pueblos y de mucha gente que han ido yendo y viniendo a causa de la ingente cantidad de movimientos migratorios que se produjeron en la zona en particular y en la región en general. La existencia del tren y la facilidad de comunicación (antes, ahora no tanto, ¡tren digno, ya!) que ofrecía entre los pueblos dio como resultado un mestizaje de costumbres, música y atavíos que son, ni más ni menos, los que actualmente utilizan nuestras agrupaciones de folklore extremeño.

Nuestro amigo Quini está siempre alerta en pos del rescate y la recuperación de prendas antiguas, sean de donde sean. Me muestra con enorme satisfacción el armario y el baúl en los que cuidadosa y celosamente guarda montones y montones de prendas y de telas antiguas, algunas de ellas prestadas por otras personas y que le sirven a la agrupación AGLA como muestra a la hora de confeccionar nuevos trajes y, al mismo tiempo, para conocer cómo vestían nuestros mayores en época pasadas.
Continuando con nuestra conversación, derivamos en la importancia que tiene la escuela en la transmisión de las tradiciones extremeñas a nuestros hijos. Recordamos con cierta nostalgia aquellas celebraciones multitudinarias de la Semana de Extremadura en la Escuela, en las que miles de alumnos y profesores se congregaban en las más importantes ciudades y pueblos de la geografía regional. Mérida, Montijo, Guadalupe, Trujillo, Tornavacas o Plasencia, entre otras, acogieron aquellas memorables celebraciones que ponían en valor la identidad, la literatura y la riqueza de las tradiciones y fiestas de nuestra región. Quizás, la desaparición de esas semanas haya provocado en nuestros alumnos y en nuestros hijos el desafecto hacia lo extremeño y sus costumbres.
¡Qué necesario es recuperar esas celebraciones escolares!

Precisamente este año, el pasado mes de marzo, la Agrupación Cultural AGLA, teniendo a Quini como uno de sus principales artífices, ha logrado congregar a más de 700 alumnos y 80 maestros en el recinto ferial de Montijo para clausurar una renacida celebración de la Semana de Extremadura, celebrada en casi la totalidad de los colegios de la comarca y participando la mayor parte de ellos en este clausura. Qué bonito ver a tantos niños y niñas ataviadas con la indumentaria y vestidos extremeños y bailando al unísono la Danza de Santa Lucía de Olivenza.
¡Ojalá se siga repitiendo y logremos así recuperar el amor a nuestras tradiciones!

Y, si importantes son la escuela y las familias en la transmisión del folklore, importantísimas son, en eso coincidimos los dos, el papel y la presencia de las administraciones públicas. Su ayuda es imprescindible. Las agrupaciones y los grupos folklóricos necesitan recursos materiales y estos solo pueden venir de lo público. Las cuotas de los socios no son suficientes para el sostenimiento de estos grupos. Se necesitan instrumentos, sedes, confección de trajes, viajes, exposiciones, etc., y para ello la Administración y sus representantes deben de estar ahí, apoyando y promoviendo siempre lo que es más nuestro y que forma parte de nuestra historia y centenaria tradición.
Sus proyectos más inmediatos pasan por continuar en la labor que hasta ahora desempeña, aunque también es consciente de que los años van pasando y que en algún momento se hará necesario tomar el relevo. Hemos de trabajar para que las generaciones venideras puedan hacerse cargo de esta tarea, no podemos permitir que nuestras agrupaciones folklóricas tengas que cerrar sus puertas por falta de clientela. No se ama lo que no se conoce.

Nada más, compañero Quini. Enhorabuena por tu dedicación a lo más nuestro, a Extremadura y a sus costumbres. No te canses de esa maravillosa labor que realizas con nuestros hijos y confía en que todo esto que desde tantos años vienes sembrando necesariamente dará su fruto, ya verás como sí.
Y gracias por darnos a conocer una vertiente más de la riqueza cultural de nuestra comarca.