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Conectividad inclusiva

Conectividad inclusiva
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En esta sociedad las personas que se ven atrapadas en una limitación o discapacidad funcional se ven sometidas, a la vez, a la concurrencia, casi siempre obligada, de una segunda, tercera o cuarta persona que tiene que apoyarla para desarrollar su vida con determinada normalidad; lo que se suele decir profesionalmente para desarrollar las actividades básicas de la vida diaria.

Esto somete a estas personas a la incertidumbre y a la inseguridad de no poder valerse por sí mismas y no poder hacer uso de sus propias decisiones, que no pueden tomar de manera libre y voluntaria, lo cual las somete además a la esclavitud de dependencia que esto conlleva.

En este sentido, quiero denunciar las pocas, escasas, posibilidades que existen para que estas personas, entre ellas me incluyo yo, puesto que tengo baja visión y lo estoy sufriendo día a día, podamos estar conectadas y conectados al mundo sin tener que reclamar el apoyo de una persona; sin tener los medios adecuados, sin tener una información valiosa que nos ayude a marcar nuestro propio itinerario y a poner más fácil las herramientas que tenemos accesibles.

En mi caso, con baja visión, denuncio los pocos apoyos que existen en la ciudadanía, y en los establecimientos en general, que no están preparados para el acceso de personas que queremos comprar, como cualquier otra; y, además, de manera especial y específica, a aquellos entornos que, encontrándose digitalizados para todo el mundo, comercian con productos de alta tecnología pero no tienen la sensibilidad de informar y capacitar a las personas que no saben, que no tienen la capacidad de manejar artificios digitales y necesitan conocer cuáles son los avances de estos dispositivos porque, si alguien lo necesita de verdad y no para una aventura digital, somos las personas que tenemos dificultades de accesibilidad.

Esto debería estar presente en todos los establecimientos, y particularmente en los establecimientos que venden y se encargan de informar a toda la población de los últimos avances en tecnología e incluso inteligencia artificial. Todavía no he encontrado en Mérida, ciudad donde vivo, una persona que me informe y que me haga accesible un simple teléfono móvil que necesito como el comer y el beber, para que me conecte al mundo en el día a día.

Que sirva como testimonio personal, y también para concienciarnos de que no todos tenemos las mismas posibilidades y debemos hacer de este mundo y de esta ciudad un lugar accesible; una ciudad nombrada la más accesible hace unos años y premiada por este motivo, es curioso.

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