Es Navidad, y es tiempo de esperanza. En San Francisco la esperanza está entre la gente que pasea visitando el mercado navideño, en el puesto de las garrapiñadas o de castañas o en el de chocolate con churros. Está como una luz pegada a las paredes del templete de la música.
Está en el mendigo que arrastra soledad, ausencia y frío.
Es tiempo de esperanza y espejea la luz en la dignidad de los más viejos. Los recuerdos y las sensaciones de recorrer las calles iluminadas de mi ciudad y asomarse tras las mascarillas a las sonrisas de los niños, que observan entusiasmados, y barruntan los camellos por Puerta de Palmas.
Diciembre se despide con su hechizo de palabras antiguas, y antes de que acabe el año nos arropa con su manta zamorana imaginaria, y su envoltorio de luces y de colores. Se despide con su desparpajo, con su animado verbo, con su acopio de detalles y su desenfadada imaginación, y en verdad hemos disfrutado, el que más y el que menos, con la fantasía del sueño o el realismo.
Seguimos con la lucha de sus señorías, que ya sabemos que cobran un pastizal, y que se lo llevan ‘petao’; la cartera, claro. Lo difícil es aguantarles la ‘pedrá’. Tan pronto nos plantean una huelga sexista de juguetes, mire usted, con la que está cayendo, la luz subiendo cada día hasta máximos históricos, al igual que la gasolina, el butano y demás artículos principales. Eso sí, la campaña publicitaria de los juguetes nos cuestan, dicen, cerca de 100.000 euros, y no era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano.
Parece ser que también estudian un proyecto sobre las natas, para que sepamos las que nos convienen y sean menos dañinas para el consumo. Y lo que venimos oyendo, y flipamos, es que quieren que la modelo/actriz Bárbara Rey comparezca en el Senado para preguntarle sobre sus antiguas relaciones con el emérito. Pues ya podrían ir Jorge Javier, Belén Esteban, Patiño, Matamoros y demás personas sensibles, para un debate. En toda regla. Un ‘Senado de lux’. Y luego seguimos llamando a las prostitutas o prostitutos, que estuvieron con sus señorías, para averiguar con qué tarjeta o de qué caja se pagaron sus servicios. Lo dicho, lo peor es aguantarles la ‘pedrá’. Urgencia de vivir.
En la ciudad empezó diciembre con las actividades culturales, fue un torbellino.
El colegio Nuestra Señora de la Soledad, como todos los años, organizó una semana cultural, ‘Artistas en Navidad’, bajo la coordinación y el entusiasmo de Ana María Cabezudo, y la colaboración de profesores del centro. Por allí pasaron músicos, como el guitarrista flamenco Joaquín Muñino, o el violinista Pedro Martínez Aguilar; poetas como Javier Feijóo, Clara Blázquez, Fernando Garduño, Plácido Ramírez o Manuel Mojedano; cantaores como Francisco Narciso ‘El Chorrero’; bailaoras como Sandra González; el cantante Emilio Agudo; cuentistas como Juani Grajera; y la polifacética niña Lola, que hicieron las delicias de los niños.
En el Museo de la Ciudad se celebró, por fin, el festival de Navidad, en su décimo séptima edición, después de dos años sin poder celebrarlo, debido a lo que ustedes ya saben.
Cantaron Daniel López Chavero y su nieta, Sofía Núñez, así como el Coro Rociero Azabache; y poetas como Ángel Fernández Regaña, José Manuel Sito, Julita de la Cruz, Julia Cortés, Clara Blázquez, José García Trejo, Corbacho Burló, Fernando Garduño o Ferrera Boza. Durante el acto estuvo expuesto un cuadro alusivo a la Navidad del pintor Antonio Gamero. Presentaron Maribel Bazaga y Plácido Ramírez.
Nueva exposición en la galería Arte Joven, que dirige Miguel Ángel Gartzía Mantecón, ‘Regala arte 21’, donde exponen una veintena de artistas, pintores, fotógrafos, escultores; estará abierta hasta el 22 de enero.
El día 22 (día de la salud), mientras en la radio sonaban las angelicales voces de los niños de San Ildefonso, la Torre de la atalaya, popularmente conocida como Torre de espantaperros, se vestía de gala y estrenaba su campana después de siglo y medio sin ella. Fue un día importante para la ciudad. Felicidades a los Amigos de Badajoz que tanto pelearon por ella, y al final este sueño se hizo realidad, eso sí, por suscripción popular. Una enorme grúa realizó la operación, con precisión de relojería, como apunta el cronista de la ciudad, Alberto González.
En la misma jornada, y en la plaza de San Atón, se había programado un acto solidario por parte de la Asociación Oncológica Extremeña (AOEX) y la colaboración de Corderex. Se asaron varios corderos, y la gente pudo contribuir de manera ordenada, y probar las raciones a un precio simbólico de 3 euros. La ciudadanía se volcó, y se formaron largas colas; la directiva, con su presidenta Isabel, junto a algunos voluntarios como Ramón, Teresa, Juanjo o José Antonio, supo llevar a buen puerto esta actividad, con excelente pulso y gran acierto.
Mi madre sigue hilvanando instantes, sigue con su pétreo y viñero entusiasmo, atisbando la realidad que nos tiene acorralados. El día de Navidad cumplió 92 años, y se queja porque ya no enhebra la aguja a la primera, porque sigue cosiendo el sol y la lluvia, en tardes de canela y lumbre.
Mirando los espejos del tiempo/ cuentas mil caminos y plegarias.
Cuando sea Navidad no dejará de llover esperanza sobre las entristecidas baldosas de San Francisco, ni sobre las piedras de la alcazaba y la Plaza Alta. Y no dejará de llover esperanza en los corazones de las personas de buena voluntad y de mejores intenciones. Pero no sobre la sonrisina de los políticos galapegueros y regilosos.
En este tiempo de Navidad, de esperanza, y de virtuosa paciencia – ¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!
