Generalmente comenzamos el año con grandes propósitos que, a corto y medio plazo, no se ven cumplidos casi nunca.
Continuamos generando expectativas, deseos e ilusiones personales que inflan nuestro grado de insatisfacción que ya venimos arrastrando por las dificultades diarias de nuestra vida. La insatisfacción, en este sentido, se convierte en una constante que no debemos permitirnos bajo ningún concepto, ya que genera más insatisfacción y problemas importantes a nivel personal con el incumplimiento de deseos y objetivos personales.
Nuestros objetivos a alcanzar deben ser una constante presente en nuestro día a día; cortos, bien avenidos, lo suficientemente deseable e ilusionantes como para que formen parte de nuestro mundo real.
Como siempre, que impere en nuestra vida el sentido común, que tanta falta nos hace y que debe moderar nuestros deseos y expectativas.
Feliz año a todos.