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Gregoria Canelo de Paredes, pionera en la difusión del dialecto ‘chinato’. Florentino Rodríguez Oliva

Gregoria Canelo de Paredes, pionera en la difusión del dialecto ‘chinato’. Florentino Rodríguez Oliva
Familia de 'chinatos'. Foto: Cedida
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Josefa Gregoria Canelo Jiménez, popularmente conocida como Gregoria Canelo de Paredes, es una de las mayores precursoras en la divulgación del ‘chinato’, el dialecto y gentilicio del pueblo de Malpartida de Plasencia, de la provincia de Cáceres.

Es ‘doña Gregoria’ en los abundantes documentos relacionados con la dialectología y la historia de la lengua española, donde aparece su nombre encabezando las aportaciones hechas por ella al filólogo Ramón Menéndez Pidal a principios del siglo pasado.

Ambos mantuvieron una fructífera correspondencia, génesis de un conocimiento preciso del dialecto chinato, basado en información fehaciente y de primera mano. Todo ello plasmado en libros del gran polígrafo noventayochista y difundido y sistematizado por su nieto, Diego Catalán, en un trabajo fundamental para el conocimiento de la antigua habla local de una comunidad rural del norte de Extremadura: ‘Concepto lingüístico del dialecto ‘chinato’ en una chinato-hablante’.

Hija de Silvestre Canelo y de María Matilde Jiménez, Josefa Gregoria Canelo Jiménez había nacido el 19 de marzo de 1861 (bautizada el día 21) en Malpartida de Plasencia. Es bastante probable que Gregoria aprendiera con mucha aplicación las primeras letras en la escuela privada de niñas que ya había entonces en el pueblo, dado que la sufragada con fondos públicos era la de niños, tal como certifica y describe Pascual Madoz a su paso por Malpartida a mediados del siglo XIX.

Por otra parte, como hija de labradores, entendía de las faenas del campo, por vivirlas de cerca y en las cuales participaría, sobre todo en los veranos cuando la recolección de los cereales, en las eras, y antes, espigando tras los segadores, asistiéndolos con agua y comida, o en sembrar y cavar garbanzos, y otras tareas, según ella misma cuenta a don Ramón por carta de 19 de abril de 1903. Testimonios de ello se encuentran en comentarios escritos al respecto en los envíos de elementos dialectales y romances y cantares de la tradición oral a Menéndez Pidal y a su esposa, María Goyri. Pero cuando se establece la relación entre esta “mujer de extraordinario ingenio natural y creatividad” (por más que se supiera “poco instruida en escritura, ni en nada”) y el matrimonio de filólogos, Gregoria es ya una mujer que al suyo había unido el apellido del marido, Paredes.

Marcial Paredes Guillén y Josefa Gregoria Canelo Jiménez, ‘doña Gregoria’, contrajeron matrimonio el 29 de julio de 1882. Nacido en el cercano pueblo de Valdeobispo, Marcial Paredes trabajaba ya de farmacéutico de Malpartida en esa fecha ocupando la plaza creada un año antes por acuerdo del pleno de la Corporación de 24 de julio 1881, cuando era alcalde Donato Pereira. Paredes Guillén percibiría del Ayuntamiento una asignación anual de 625 pesetas por trimestres vencidos.

El matrimonio Paredes-Canelo se estableció en la parte alta de la plaza Mayor, en el rincón, donde se ubicaba también la farmacia o ‘botica de los Paredes’, que después regentaría su hijo Diego, y que continuaría siendo el hogar de la familia. En aquella casa residió luego el nieto de Gregoria y Marcial, Valentín Paredes Mirón, quien llevó la vara de la alcaldía de los chinatos desde 1959 hasta 1975.

La relación epistolar de Gregoria Canelo de Paredes con don Ramón Menéndez Pidal comenzó cuando este sabio investigador y polígrafo, cabeza de una saga-escuela de eminentes profesores y especialistas en los estudios históricos, se afanaba, con la eficiente colaboración de su mujer, en la compilación de romances y otras creaciones de la tradición por distintos territorios españoles. Aquel intercambio de misivas entre la esposa del farmacéutico de Malpartida de Plasencia y el prestigioso catedrático universitario fue el origen de la mayor proyección y del conocimiento más fidedigno del habla local: el dialecto ‘chinato’.

Menéndez Pidal encontró en Gregoria Canelo la hablante que se expresaba con fluidez en la lengua común y, al mismo tiempo, sabía distinguir sin problemas los rasgos diferenciadores del dialecto local y hablarlo con sus paisanos, por lo que él y su nieto (Diego Catalán) la consideran hablante bilingüe y “certera informante sobre la llamativa manera de expresarse los chinatos”. Destacaban, en ese aspecto, el buen oído de ‘doña Gregoria’ y la facultad para reproducir por escrito aquella habla. Pero la esposa del farmacéutico Marcial Paredes, además, “resultó ser una notable colectora e informante del Romancero local”, que le proporcionó al matrimonio M. Pidal-Goyri un buen número de romances y canciones, recogidos por ella de la tradición oral entre las gentes del pueblo.

En efecto, a los cuatro manuscritos de Gregoria Canelo, “en los que reproduce el habla de Malpartida de Plasencia […],  y que servirían de base a Catalán” para el análisis de las peculiaridades fonético-fonológicas del chinato, se sumaban cerca de 30 versiones de romances, acompañados de certeros comentarios, no solo de cómo los conocía (“todas ellas las aprendí yo con canción o tonillo cuando tenía 14 o 15 años”), sino también acerca de las circunstancias de sociabilidad en los trabajos de los labradores: horarios de las faenas, ratos para el descanso, las comidas, las siestas, las merendillas, etc.; y cómo, en tanto que los varones “echaban una bola” para fumar un cigarro, las mujeres recitaban romances, entonaban canciones antiguas, narraban cuentos, leyendas y chascarrillos o proponían acertijos.

Los materiales informativos enviados por Gregoria Canelo de Paredes a Ramón Menéndez Pidal fueron estudiados con rigor y publicados en obras muy significativas y prestigiosas de historia de la lengua, la dialectología y la tradición popular. En ellas, tanto el nombre de Malpartida de Plasencia, como el dialecto y gentilicio del lugar (‘chinato’), alcanzaron proyección internacional en los ámbitos de la filología, la dialectología y la etnografía, entre otros.

Tan relevante aportación se la debemos los chinatos a una paisana de origen humilde, pero inquieta, clarividente y observadora, que, a pesar de carecer de estudios y con la sola instrucción primaria, supo reconocer aspectos esenciales de la idiosincrasia de su pueblo. Honramos, pues, su memoria en fechas reivindicativas de los derechos de las mujeres. Esta mujer singular, signada por una elevada inteligencia natural y casi una desconocida para las recientes generaciones chinatas, nació, vivió y murió como Josefa Gregoria Canelo Jiménez, aunque ha pasado a la historia como Gregoria Canelo de Paredes.

Florentino Rodríguez Oliva
Catedrático de lengua y literatura españolas (jubilado)
Cronista oficial de Malpartida de Plasencia

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