Sigue mayo trajinando rencores, aromas y suspiros, anulando romerías cristianas y fiestas de guardar, coleccionando puertos y cicatrices y navegando hacia un horizonte de libros y flores que se llama San Francisco. Algunos cusculejos, cusculejas, jigonas y demás hombres y mujeres del galanteo voluntarioso y mañanero salieron con cubos de odio y miseria hasta abaldragarlos.

Y sentimos rabia e impotencia de que amochuelados jóvenes salieran a la calle en tromba, para celebrar el fin del estado de Alarma. Egoístas e insolidarios, sabiendo que estos momentos son importantes y no piensan en sus padres, sus abuelos, o los enfermos que están en la UCI. Otra vez, las llaves del miedo.

Ay, este lenguaje de misterio y duermevela

Seguimos aprendiendo palabras nuevas: cogobernanza, desescalada, expertitud; y nombres de vacunas: Astrazeneca, Fisher, Moderna… Por cierto, servidor se puso la primera, y bien, quizás me agrió el carácter, tengo menos aguante que Pimpinela.

Y nuestras señorías, haciendo o diciendo cosas de las suyas, como la titular de Trabajo que nos dice que ahora es cuando de verdad empieza la legislatura, y entonces, ¿donde están estos casi dos años? Y como necesitan dinero, que se ha debido gastar en ‘músicos y valientes’, el de Tráfico nos dice que pagaremos peaje por las autovías, con una frase memorable que mas o menos viene a ser así: “el que las usa que pague”. Entonces, digo yo, el Falcón, las residencias veraniegas y los privilegios de sus señorías, que los paguen ellos, ¿no?

En Extremadura, como tenemos pocos kilómetros de autovía, ni Cáceres-Badajoz, ni Badajoz-Zafra-Córdoba-Granada, ni Badajoz-Huelva por la sierra, ni Badajoz-Ciudad Real-Valencia, corredor oeste, ¡estamos de suerte, pagaremos poco! Pero del tren digno, seguimos sin hablar. Mientras en Cataluña tienen media docena de aves, y el viaje Barcelona-Madrid pueden hacerlo por escaso 10 euros el billete, los extremeños seguimos viajando en trenes de tercera que no quieren otras regiones y, ‘a más a más’, con precio que triplica aquel. Debe ser la solidaridad entre comunidades, que decían. ¡Milana bonita!

Y nuestra ‘azúcar Montero’, Chiqui, nos quiere subir los impuestos. Pero, ¿no era solo a los ricos? Si ellos tienen yates y aviones privados no pagarán peaje. Otro día hablaremos de política, de Madrid y de Ayuso. La verdad se tiene o no se tiene, y cada cual ya tiene su mentira. Hoy que se mira tanto la dignidad en los espejos dan ganas de llorar, pero de puertas para adentro.

Se nos fue el escritor, poeta completo y ensayista José Manuel Caballero Bonald, un hombre cabal, generoso con los jóvenes poetas, que abrigaba secretos, luces y sorpresas. Me hubiera gustado verlo y sentirlo en la feria del libro de mi ciudad, donde está todo achiscao, a punto de abrir las puertas de su 40º edición. Nos quedan sus libros y su palabra.

Y siguen llegando libros. Cartas, pocas, si acaso del banco y de publicidad, y cartas de amor, ninguna. ¡Ay, aquellas cartas! ‘La puerta de la traición’ (Colección libros de relatos lunas de oriente) de Salvador Vaquero, una novela repleta de sorpresas, y cuya acción se desarrolla en Badajoz, se presentó el viernes 14 de mayo; y, en el mismo acto, ‘Trasposiciones’, de Antonio Rivero.

También se inauguró una nueva exposición en la sala /galería Arte Joven, de mi barrio de Santa Marina. ‘Gesto’, de Luisa Donaire (artes plásticas) y Alberto López (fotógrafo).

Somos el tiempo, la mirada (ahora con mascarilla) que nos queda, huérfanos de la felicidad y de la alegría, hijos de la melancolía que muerden la lluvia, el frio y la tormenta.

Sólo una lagrima/ en tus ojos/ y se acaba la primavera

—¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!