El mes de abril llegó garabateando con su extraña risa desordenada suspiros nuevos, alentando silencios azules de primavera en el reloj de la duda, y soñando con la luz del alba y un pellizco de ilusión por entre las rendijas de la humildad.

La Semana Santa se fue como vino, con sus ayees melancólicos, apoyada en las esquinas de la tristeza. Recordamos, con lágrimas, aquellos recitales de poesía religiosa y saetas, en el Museo de la Ciudad, que nos unía más que nada.

“La cuaresma son siete semanas: una coja, cinco sanas y una Santa”

La vida nos sigue mirando de frente, con descaro y por derecho, sumando abriles y restando inviernos. Y nuestras señorías, asesores de ministerios y oficios varios, siguen dando algún jurgonazo, aconchabados siempre a las malas artes, y a su lambucería, ¡que no es poca! Se harán un tik-tok, bailando, y seguirán con el cebique de sus afanes y propósitos.

Nos roban el mes de abril por segunda vez, pero no lograrán reprimir su esplendor, su elegancia, el estallido de la naturaleza, el olor a azahar, las rosas, las glicinias, la floración de los árboles frutales. Y todos seguimos deseando que pronto podamos ver miradas de espuma, caras sin mascarillas, y escuchar otras voces, risas infantiles limpias y claras, y palabras de ilusión, madre, amigo, hermano… y dar abrazos amplios y besos de amor que nos robaron.

Por las calles de Badajoz se pasea sin prisa, a dos velocidades, “de vagar o de vagarinho”, como apunta con buen tino mi compadre coriano J. María Rodríguez Santa. Se brujulea, buscando la terraza más bulliciosa y de sana algarabía, con esa mirada tan intima que se nos ha quedado.

En esta ciudad se sigue apostando por la cultura y se ponen en marcha algunas actividades, con precaución y las medidas de seguridad pertinentes. Se inauguró recientemente una exposición de pintura de Antonio Gamero en Skakeo Bar. Josué, aparte de llenar, apuesta por la cultura, echa una mano, original y emotiva.

Otra exposición colectiva, esta vez de fotografía, ‘Grupo Cávea’, en la sala Arte Joven, de la calle San Isidro. Y en el López de Ayala se presentó el disco-homenaje y documental ‘Nando Juglar en La Habana’, con artistas cubanos y otros de aquí, con motivo de sus 50 años en la música. ¡Felicidades Nando! Seguiremos anudando primaveras, amistad y alegría, a través del arte, que para eso el día 15 se celebra el día de los artistas.

¡La radio está de luto! En este manantial de silencios en que intentamos hilvanar verdades se nos fue Manolo Pérez a soñar madrugadas, a navegar luceros blancos y abrazos doblados en la mesilla del ‘te quiero’. Fue un maestro de aquellos felices años 70 y 80 de canciones dedicadas; uno de los grandes en la larga nómina de la radio. Gran comunicador, de un estilo y una voz inconfundibles. Medalla de Extremadura. Estuvo muy ligado a Santa Marina, socio, y directivo durante un tiempo, de la Asociación de Vecinos. ¡Descansa en paz, amigo!

Cartas de amor llegan pocas o ninguna. ¡Ay, aquellas cartas! Pero siguen llegando libros. ‘El dolor confinado’, del veterano articulista, narrador y poeta Tomás Martín Tamayo, emocionante poemario, por la elegancia, el desgarro y la finura en la poesía. Versos sobresalientes, con una reflexión final en este libro de ida y vuelta, editado con mimo por Tecnigraf Editores, que no dejará indiferente al lector. Fue finalista del premio Ciudad de Badajoz 2020. Méritos tiene.

Caen la tarde y la emoción, y la luz se quedará en cada casa de mi barrio de Santa Marina.

– ¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!