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Reconciliarse con nuestro pasado; un viaje peligroso. Pilar Aguilar

Reconciliarse con nuestro pasado; un viaje peligroso. Pilar Aguilar
Foto: Cedida
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Queridos amigos y amigas, lectores que me seguís desde hace tiempo en este blog y en este medio que me permite comunicarme con vosotros; ha llegado un momento para mí de contar cuál ha sido la terrible experiencia que he vivido durante estos años.

Dedicó este artículo a las personas que me han conocido, que me han querido y respetado y que aún mantengo en mi línea de contactos; a aquellas personas que han caminado conmigo y a las que no han caminado conmigo porque no han podido, y sobre todo y fundamentalmente a aquellas personas de las que, por circunstancias ajenas a mi voluntad, me he distanciado.

Hace unos años tomé la compleja y complicada decisión de abandonar la vida que tenía, porque el recorrido y la experiencia vital que estaba teniendo no me hacía feliz. Comencé a experimentar sensaciones de ansiedad y angustia, y comencé a volver al pasado, a un pasado terrible y amargo, a un pasado cargado de abandono que me ha tenido ensimismada y desprovista de emociones y sentimientos durante mi edad tanto joven como adulta.

Decidí apartar de mi vida prácticamente todo lo que tenía; fue un viaje muy arriesgado para mí, fue terrible, pero en el fondo de mi ser subyacía la idea, el deseo y la esperanza de conocer lo que todos deseamos, que es la libertad.

Los deseos de libertad me impulsaron, me llevaron a abandonarlo todo y comenzar un viaje a todos los rincones de mi pasado, con todo lo terrible, con todas las tempestades, y con todo el frío del invierno que en las diferentes etapas he pasado, y que además describo en mi último libro que seguro que muchos conocéis, ‘Valentina en cada estación’.

Me entrego en cuerpo y alma a este frío invierno durante unos siete años, desde el año 2013, iniciando una aventura literaria donde intento reflejar este viaje, intento describir mis deseos de libertad en este viaje a todos esos rincones oscuros, pero la literatura y nuestros deseos de crear mundos y personajes no tiene nada que ver con la realidad.

Está realidad la comienzo en el año 2015, cuando viajo al lugar de origen materno, a las Islas Canarias, donde intento comprender cuáles han sido las circunstancias en las que mi vida pasada se ha desarrollado; sin encontrar consuelo y sin encontrar respuestas vuelvo a mi lugar de origen, a mi ciudad, a la ciudad que más quiero, que es Mérida, y me espera la terrible y difícil situación de encontrarme las puertas cerradas de mi propia familia, en la calle, abandonada, con una maleta, y además con la terrible sorpresa de que todas aquellas pequeñas pertenencias que conservaba me las han robado.

El terrible suceso, al encontrarme con la negativa de aquellas personas que se supone que deben de estar a tu lado e incomprensiblemente no lo están, me lleva a internar en un centro durante un mes y a recibir tratamiento psiquiátrico y psicológico, con la fortuna de que empiezo a recuperarme y a ver un poco la luz. Inició una nueva etapa de mi vida iniciándome en nuevas experiencias personales y profesionales, en las que me encuentro en este momento.

El viaje ha sido complejo, porque finalmente no hallé las respuestas que necesitaba, pero sí descubrí lo difícil y lo terrible que puede ser confiar en aquellas personas que quieres querer, y que deben estar ahí, y que crees que están ahí, y verte en la más absoluta miseria y la más absoluta soledad. Probablemente lo que nos encontramos en la vida son lecciones que nos abren los ojos para que aprendamos y tomemos las decisiones más acertadas.

No he tenido el valor de contarlo hasta este momento pero ahora, en una nueva etapa de vida y deseando encontrar y recuperar la ilusión con la que siempre he ido cargada, sí que me atrevo a contarlo, a compartirlo, y será la primera vez porque seguramente tendré muchas más oportunidades.

La única lección que he aprendido en este trance es que es mejor ser feliz que tener la razón, aunque en mi caso hallo las razones, las comparto, y eso me hace feliz y me deja un estado de calma.

Dedicó fundamentalmente este artículo y esta historia que comparto a todas aquellas personas de las que me he mantenido distanciada por motivos ajenos a mi propia voluntad. Ahora, con las fortalezas y con el deseo y la ilusión de comenzar una nueva etapa, comparto esta historia y vuelvo a encontrarme con el mundo y con la vida tal y como es, con ilusión con esperanza y con tranquilidad.

Un abrazo a todos.

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