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Miradas cómplices y acaneladas. Plácido Ramírez Carrillo

Miradas cómplices y acaneladas. Plácido Ramírez Carrillo
Tertulia de La Tristana. Foto: Cedida
Léeme en 4 minutos

Se despidió octubre con paso calmo y acentuando el entusiasmo, y llegó noviembre con su resplandeciente lirismo, con sus ayes melancólicos, coloreados de suspiros que desatan tormentas, que hacen que las ‘crecías’ de los regachos desborden ríos y costumbres, y nos llegue un creciente y exagerado sobresalto.

Como ocurrió hace unos días en nuestra querida ciudad, y provincia, donde cayeron más de mil rayos, según la Aemet, y en varios pueblos hubo serias riadas, como en Ribera del Fresno y Puebla de la Reina, aunque no hubo que lamentar daños personales. También en Valencia y San Vicente de Alcántara cayeron cientos de litros, que rebosaron arroyos y regatos para dar vida a nuestra dehesa y colorido a nuestros campos.

“De Todos los Santos a Adviento, mucha agua y poco viento”

De repente también nos llegó Paula para alumbrarnos la risa tras la mascarilla y desbaratar la tristeza en la que nos tiene sumidos este virus, de prolija retórica, de distracción y olvido, que consigue arrebatarnos nuestros mejores pronósticos, nuestras emociones y sueños.

Este virus traicionero que nos esconde, amarillentos y arrumbados en el silencio de la noche, nos está enseñando, eso sí, a conocernos por la mirada. Personas de toda clase y condición, con mirada altanera y copetuda, miradas de inequívoca originalidad, miradas con intermitentes fogueos, con reflejos inquisitoriales, miradas de inusitado pronto y acabo.

Pero, sobre todo, miradas cómplices y acaneladas en las calles, plazas y rincones de esta ciudad de gallardía que amansa la lluvia, une voluntades y abraza fronteras. En todos nuestros barrios, desde San Roque a Valdepasillas, pasando por San Fernando, el Gurugú, Pardaleras, y la linde del barrio de Santa Marina, y en nuestro casco histórico, sobradamente representativo con su Plaza Alta (de las diez mejores de España), su Alcazaba árabe, Torre de Espantaperros, y un variado y diverso catálogo de monumentos y lugares que darían para hablar, y mucho, en la multitud de tertulias, de las que ahora florecen debido a esta nueva normalidad.

Hablábamos, hace unos días, con Alberto González, cronista de la ciudad, sobre una de ellas, diaria, de 12.00 a 13.00 horas, que la forman una docena de personas de distintos oficios y maneras de pensar, cada uno con su opinión y sus afanes, que se reúnen en la cafetería Tristana. Alberto González, Paco Zurrón, J. A. Carretero, José Luis Martínez ‘Joluma’, J. A. Belmonte, Pepe Ramos, José M. Gutiérrez, entre otros, que intentan arreglar el mundo, a su manera, y opinan sobre nuestra ciudad y los momentos actuales. Son muy interesantes estas tertulias y es bueno que aumenten, porque enriquecen a los que alguna vez tenemos la ocasión de asistir.

Los empresarios y autónomos son los grandes perjudicados por esta nueva situación, y muchos no aguantan y echan el cierre, la persiana. En menos de cien metros de mi casa tenía más de diez bares o establecimientos de hostelería (Tegamar y luego Carlos, Figueroa, la Tarara y luego KU, Pensilvania…) de los que apenas quedan menos de la mitad (Bar Miniatura, Bar Pepe, Bar Las Vegas, que es una sala de juegos, abacería Casaseca, que antes era una carnicería, y también Primavera). Ya en la calle San Isidro, el Bar Dani, La Lianta, La Lola, Koala, Guiñol, Bar Machín; y al final de la calle, junto a la autopista, Repi-t Alma.

El Skakeo, o consulado Chelero, también cierra, pero se queda en el barrio; se traslada a la avenida de Colón, y allí nos seguirán llenando Josué e Isi, con sus dulcísimas voces. En los fogones seguirá Lorena. Nos alegra que José y Milagros vuelvan a reabrir la Taskita, en Francisco Lujan.

“Sol tapado en jueves, antes del domingo llueve”

A pesar de la pandemia, el coronel sí tiene quien le escriba, nos llegan libros, o nos lo entregan en mano. Francisco Crespo Marchirant, maestro de toda la vida y presidente de la Asociación de Vecinos de Santa Marina, ha publicado los ‘Cuadernos para la enseñanza de la lectura comprensiva’ y ‘El trabajo de la frase’, muy interesantes los dos.

'Valdelacalzada, versos bajo su luna', coordinado por José Luis Molina. Foto: Cedida
‘Valdelacalzada, versos bajo su luna’, coordinado por José Luis Molina. Foto: Cedida

A través del cuponero Agustín me llega ‘Valdelacalzada, versos bajo su luna’, un libro exquisito y bien cuidado, una antología especial que edita la Asociación Vecinal Valviense y coordina el incansable y entusiasta José Luis Molina. Recoge trabajos de los participantes en sus cuatro veladas literarias, entre los que me encuentro.

Otra vez sobre la calma del encinar llueven mañanas y silencios. En la radio, mientras llueve, sigue sonando la música de Dire Straits.

– ¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!

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