La Asociación de amigos del Museo de la Ciudad tenía todo preparado para celebrar su decimoquinta edición del recital de saetas, cartel casi a punto (con su participantes) cantaores y poetas, el prólogo para el díptico y algunos versos de sus poetas. Desgraciadamente no se podrá celebrar, el 31 de marzo como estaba previsto, debido a este confinamiento obligado, como los lectores saben muy bien, y la asociación bien que lo lamenta.

Poder escuchar a los saeteros en nuestro mágico patio mudéjar era un lujo, al igual que los versos alborozados, cargados de ternura, sensibilidad y emoción, de los poetas más renombrados y equilibrados de Badajoz. Y luego una feliz convivencia entre todos los asistentes, para degustar en amor y compaña un chocolate con torrijas, que es lo propio en este bendito tiempo.

No hay más remedio que aplazarlo, esperar a que toda esta pesadilla pase, o bien celebrarlo el próximo año.

Mucho ánimo a todos en estos días de desamparo, dolor y desasosiego.

Seguiremos resistiendo, y no caigamos en el desanimo y la oscuridad.

Prólogo del recital de este año
La Asociación de amigos del Museo, en cuanto suenan los clarines y violines de la primavera, le entra el agua de la nostalgia y comienza a trabajar con mucho empeño, al relumbro de las primeras luces de la tarde extremeña, en el recital de saetas y poesía religiosa, que tanta aceptación viene teniendo entre nuestros socios y público en general.

Estamos ante la decimoquinta edición, (numero redondo) que se dice dulcemente y con libertad. En esta primavera extremeña, recién estrenada, con las tardes que se alargan, y ya no se tiene prisa, advertirá todo el que acuda a esta actividad, que nos vestimos de gala para escuchar las saetas más hondas, acunadas por el silencio, y la palabra verdadera y clara de los poetas que nos visitan.

En el patio de nuestro museo, que amanece bendecido, sonaran las voces, el quejido de nuestros saeteros, y los versos sensibles y tiernos de nuestros poetas.

Magia en primavera. Olor a azahar que se escapa por las ventanas de los patios, que expanden ufanas aromas de pura alquimia, incluido las sabrosas torrijas de estos días. Semana Santa en Badajoz en estos tiempos modernos en que todo es un correr, pero habrá que abrazarse como hermanos, como hombres y mujeres que alguna vez tuvieron una niñez de ida y vuelta, y habrá que asomarse a aquellos paisajes azules sin memoria que traen la urgencia en sus pupilas.

En esta Semana Santa, acuda con puntualidad a la magia del patio de nuestro museo, donde nos acurrucamos a la lluvia, y escribimos nuestros nombres en los adjetivos del tiempo. Silencio.

Sean bienvenidos, pues, al gozo de este acto de reconocida brillantez y prestigio, de recogimiento, y disfrute de la voz desgarrada de los cantaores, y la poesía equilibrada y natural, que nos llega por rendijas de humildad en esta primavera con misterio poético, ahora que nos muerde la prisa.

Semana Santa en el museo. Saetas y poesía religiosa.

Olor a azahar. Silencio.

Los acordes de la noche
A Paco Huerto, marinero de estrellas que se fue a desnudar palabras.

En la sombra del agua
¡Ay! Cristo del Prendimiento.
Acariciar la esperanza,
Va mi rezo, a paso lento.

Una saeta, una canción,
Por el aire mil recuerdos.
Por las calles empedradas
¡Ay! Cristo del Prendimiento.

Bailaremos la lluvia
Con los ojos siempre abiertos.
Y para ti, versos nuevos.
¡Ay! Cristo del Prendimiento.

Los acordes de la noche
Traen su propio aliento
Porque tu luz nos deslumbra
¡Ay! Cristo del Prendimiento.

Algunos poemas correspondientes a la edición de 2019:

La Soledad y la estatua de Porrinas
En Badajoz hay una virgen,
Virgen de la Soledad,
cuando paso por delante,
yo le tengo que rezar.

La Virgen de la Soledad
no deja solo a Porrinas
y cuando llega la noche
escucha su melodía.
     José Carlos Corbacho Burló

Señora de triste mirada
que errante busca en la noche,
al hijo que le mataran
la soberbia de unos fantoches.
     Maribel Bazaga

Tú que eres el agua que calma la sed,
riega con ella mi corazón
Que anda a la deriva en la tormenta
perdida la esperanza de encontrarte.
     J. M. Ferrera Boza

Y ya nos muerde la prisa,
¡Ay! Cristo del Prendimiento,
por ver tu sombra en las calles
¡Saeta blanca en el viento!
     (De nocturno de besos)
     Plácido Ramírez Carrillo

Ya viene mi amado
Qué bonito se ven los cielos
todo adornado en su resplandor.
¡Oigo a su iglesia decir
¡ya viene mi amado!
     F. D. S.

La procesión del silencio
Se oyen ruidos de tambores,
olor a cera e incienso,
los nazarenos ya vienen
descalzos, ¡todo en silencio!
     Julita de la Cruz Otero

Que aunque en la fe informal él no era ateo,
mas forma había inventado de rezar,
lo hacía conjugando el verbo amar,
siempre al concluir decía – “Ahora a Dios veo”
     José Manuel Sito Lerate