Logo revista Grada
Buscar

Al buen callar. Juan Monzú

Al buen callar. Juan Monzú
Léeme en 3 minutos

Por mor de la cadencia que estamos obligados a vivir por el bien propio y el ajeno, vacuna mediante, a trotecito lento avanzan los días, aburridos, extraños, como ‘gallina en corral ajeno’, y a pesar de las albricias ‘la cosa’ sigue anclada en nuestras entretelas, no sé si riendo a mandíbula batiente por nuestra agazapada incapacidad.

Y nosotros, usted, yo y el de enfrente, aguantando campanadas anónimas, consumiendo horas de silencio, archivando irreparables ausencias, prodigando soledad, y sufriendo múltiples, y a veces irracionales, indecisiones y polémicas, al aguardo de que un cercano día, el brillo del sol sea igual al de aquel sol que a las puertas de la primavera, se quedó en la memoria un día de marzo.

Algunos todavía, ya sea en silencio, nos resistimos a dejar de pensar, y como tenemos tiempo, pues eso, pensamos. Y, esta mente mía que ya peina canas, cuando ‘da en no creer en nada’, piensa, tal vez y no sé si afortunadamente, más y en más cosas de las que debiera.

Y frente a esta inapetencia que ‘bosteza, zaragatera y triste’, me ha dado por pensar en mil asuntos, sin importancia tal vez; y en temas importantes, y en la importancia de las cosas, eso, que a muchas de esas cosas se les está arrebatando sin rubor, y sin declaración de última voluntad. Asuntos, temas, cosas, señas de nuestra identidad, que esta sociedad en construcción parece dispuesta a cambiar a toda prisa, incluso bajo el paraguas vírico que nos amenaza en silencio.

Los años son lo que son y como el horizonte a veces se tiñe de sepia, mi pensamiento, o mi recuerdo, o mi necesidad, han cavilado consigo mismos, sobre libertad, sociedad, educación, cultura, ideales, país, igualdad, salud, oportunismos, transparencia, respeto o futuro. Y confieso que, unos más que otros, los he visto descolocados, fuera de concepto, como en remojo, como si hubieran perdido el norte que por definición les corresponde. O como si buscaran una explicación suficiente que les permita entender el nuevo reparto de papeles, entre tanta corriente a contracorriente que sopla en estos tiempos, dicen que progresistas, de canto de sirena.

En la Roma antigua la diosa Libertas encarnaba la libertad, y el concepto, personificaba el estatus que distinguía a los hombres libres de los esclavos. Y allá por mayo de 1968, cuando muchos de los que ahora mandan y dicen que gobiernan no eran ni proyecto, se acuñó y popularizó el lema ‘Prohibido prohibir’ como ideal de la libertad en su más extenso concepto y desarrollo.

No digo yo que lo sea, pero a mí me lo parece. Que la educación, la cultura, los ideales, la igualdad o el respeto, por alguna razón no sé si de evolución o de involución, y en el ejercicio de la libertad que se supone que disfrutamos y nos corresponde a todos, brotan de la prohibición según qué cosas se quieran, qué pensamientos se tengan, qué conceptos se declaren, qué ideas se expresen, qué dirección marque el viento de los ideales, a qué igualdad se quiera igualar, qué hoy se quiera vivir, qué enseñanza se pretende, o qué futuro se espera. Y a mí, que estas formas, este diseño, me suena, pero con menos luces y revestido con otros colores. ¡Será un espejismo de mis ojos miopes y mi cansada imaginación!

Situaciones inexplicables a veces, en ocasiones transgresoras, otras inesperadas, muchas incomprensibles, que se vienen instalando con mando en plaza en los anaqueles del propósito, piezas de una almoneda de emociones viejas y nuevas, opciones buenas y malas, ocasiones propias e inoportunas, y desaforadas carreras a ninguna parte, sobre las que no sé si vale la pena detenerse, conocer y opinar. ¡Mejor, no! Aunque, “cum tacent, clamant”, que dijo Cicerón.

Porque “algo sabe el que no sabe, si callar sabe” y porque “al buen callar llaman Sancho” que replicó el bueno de Panza, al escuchar uno de los consejos de, como dice la niña Abril, de 4 años, don ‘Pijote’ de la Mancha.

A pesar de nuestra suficiencia y contra lo superlativos egos, que de todo hay en un mundo tan plural como el que nos adorna, algunos esperamos, como el poeta, un milagro de la primavera que a cada quien y cada cual, abra la puerta del particular mañana efímero de cada uno. ¡Inmunidad incluida!

Tal vez, sean necesarios más de un milagro… ¡Mucho pedir, va siendo!

ENTRADAS RELACIONADAS

Harán lo que les dé la gana, les concederán lo que se les ocurra pedir por más insólito que pueda...
Adornado, como no podía ser de otra manera, de protagonismos, radicalismos, tontunas y salidas de tono, el 6 de diciembre...
¡Ahora sí! Ahora, igual puedo conseguir contestarme la pregunta que por los rincones de la duda y el desaliento se...
He de reconocer que, embebido en otros trabajos y alguna presentación, el tic tac del tiempo ha consumido más tiempo...
No sé si por mis años, mis canas, o porque es mucho lo que hay, me va costando entender y...
A fe que no quiero saber hacia qué lado se inclina la balanza con el peso de la razón en...

LO MÁS LEÍDO